sábado, 21 de junio de 2008

Sólo cuenta la intensidad del instante

Porque mi futuro ya no es importante, pero aún así, viviendo del presente seguiré confirmándolo en cada escrito, en cada comportamiento que muchas veces no se han merecido los demás: la explicación siempre ajena era mi falta de entendimiento ante otra postura diferente, pero no hay normas preestablecidas como válidas o inválidas, la mayoría de las veces se trata simplemente que son las que nos convienen.

Pues en mi presente una y otra vez, la insistencia de la mano tendida, vieja como un libro de segunda mano pero reclamando leerlo de nuevo. Y en esa mano al aire instantánea, confiada, el área más hermosa y más difícil del comportamiento humano: sin saber exactamente dónde existe la fuerza extraña que vuelve cálido un texto, me lo va diciendo luego el tiempo –quizá por eso me pasó más deprisa, pero sí siempre pude averiguar donde reside la intención de crearlo: en el ámbito del sentimiento.

Ahí no he tenido ni he tendido trampa ni engaño, he mirado a lo lejos, hasta me he imaginado compañías que no fueron verdaderas, nunca les di la negativa –y bien cierto que hubieron ocasiones que debí anticiparme al hacerlo. Pude parecer pecar de incauto, de necio y yo lo único que estaba poniendo eran eyaculaciones de mi temperamento: tierno, alargado, extendiendo mi piel, nada temeroso, sólo ilusionado.

Jamás puse un velo o un anonimato, hasta en esos funcionamientos de identidad que suenan a invención mal inventada, cuando detrás en cualquier programa informático hay necesidad de poner una pregunta recordatorio, recurría a la extraña trampa de si era posible estampar mi retrato, palabras tan identificativas que como la lengua, fijaban, limpiaban y daban esplendor. Así he firmado la intensidad del instante porque me lo he creído siempre; si eran sueños los hacía míos con mi sueño de dentro, si deseos su forma y su comienzo, como quien intenta averiguar la piel de una mujer que se extiende y se contrae, invisible, para los hombres.

Cara limpia, tacto a poder ser inmediato, retos importantes para pasar una tarde en rincones de escritura verdaderos, lecturas como oliendo la felicidad del sexo y hasta una melancolía que se me nota pronto como aquella alegría que explicaba Víctor Hugo con maneras de tristeza para que me las quitara alguien. Y siempre lo he arreglado en el peor de los casos, eso, leyendo, conocer una dimensión de la vida tan intensa como enamorarse, lo que viene a ser la hermosa y vieja “Canción antigua” de Mogador” de Ruy Sánchez, ya trilogía:

“Muy adentro acogería
lo que no vi que venía
y que me puso a gemir:
hecha fantasma tu mano.
Date cuenta que no duermo:
dejaste tu huella dentro,
sembraste tu palma en mí.”

Con estos manuales me manejo y volvería a caminarlos de nuevo: la vida es un delirio, pero necesito esa huella, esa palma dentro, es un delirio y es reto tratar de comprenderla luego. Me bendice y me protege muchas veces, me ha abarcado totalmente dentro 50 años como 50 veces el manual inabarcable que me dio una mujer. Difícil conseguirlo, más aún mantenerlo. Para quién no lo tiene, los culpables siempre son los ajenos. Lo disfruto plenamente, pero tengo hueco para con cualquier gesto ajeno: hacer un ritual de acompañamiento sin mirar alrededor si viene alguien, si queda algún resto que debí ser yo quien lo barriera primero.

Todo ayuda a la imprevisión de vivir, es válido cimiento para continuar ese viejo camino que alguien con una autoridad imborrable, me escribía hace días: incluso que “mi cuerpo no contamine tu espíritu, joven, sano, reflexivo y amable.” Siempre diste más de lo que debías amiga, utilizaste la confianza y la generosidad sin temor alguno.

Como dicen los italianos, un “pensieri in luce”.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Te leo con verdadera devoción Fran, cada frase que escribes explica un mundo inagotable de emociones, es evocar instantes en la memoria, sentimientos, ternuras sueltas, manos cálidas, En otras palabras llevas al lector hacia la luna a jugar con las estrellas, a darse la mano, llenas el corazón de esperanza, eres el alma hecha poesía la razón hecha hombre. Todo un privilegio.

Un ósculo.

María

Anónimo dijo...

Fran:
Me encanta la poesía que usas entre lineas.
"...COMO QUIEN INTENTA AVERIGUAR LA PIEL DE UNA MUJER QUE SE EXTIENDE Y SE CONTRAE, INVISIBLE A LOS HOMBRES...", si bien es cierto es algo mas que poesía, pienso que hay algún retal de intuitivo misticismo en ello y mucho de humanidad o mejor dicho de un humanista que bien puede ser paradójicamente distinto.
Me sorprende esa manera de ir llevando el texto, paciente, dulce e inexorable, soportando cada palabra, cada idea la seguridad incontestable de su experiencia.
Me agrada la profundidad de tus palabras porque entre ellas hay mas de lo que muestras, suspiros y sentimientos rezumando entre las frases alborotando las ideas con una serenidad de contenido en apariencia frágil, pero de una contundencia que irradia plenitud además de su belleza.
Me fascina ese soliloquio sincero como quien ha vivido, como quien vive y sigue viviendo acompañando a la vida con una nostálgica paciencia tal vez, pero con un gran agradecimiento.
Creo que tus escritos dejan escapar ese aroma de la experiencia, pero sobre todo de la sinceridad que se va agarrando a la mirada cuando uno lo va leyendo y amigo, eso, nos nutre e invita a crecer contigo.
Un afectuoso abrazo.
Rubén.

Fran dijo...

Vivo de eso, María, de recordar emociones, de buscar como dices ternuras sueltas dónde las haya. Ahí me atrevería que hay bondad para quien la sepa ver.

Si puedo llegar hasta tu mano, hasta tu corazón, tengo en mi alma la poesía que en este momento me la estás dando tú.

Un beso

Fran dijo...

Nunca conseguí ser poeta, simplemente un enamorado de las palabras, un buscador de metáforas ciertas. Me pongo a escribir y con que me vengan dos ideas, decir lo que pienso es sencillo. Narro poco, mi capacidad de inventiva es lo que noto en la piel.

Llevo a cuestas demasiado tiempo, Ruben, sé que me va a faltar, de ahí quizá esa paciencia que adviertes en mi escrito.

Mi mecánica es sencilla, tener algo que decir, expresarlo sin tapujos con todas mis palabras y todas aquellas que he leído y estamparlo en un papel que me está esperado.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Si hubiéramos anotado en papel cada instante, ya seria como el Libro de Petete, pero mi vida, lo vivido, creo q es difícil de estampar, porq està tan adentro q solo la mirada y ese encuentro seria posible definir q hay. Los sentimientos ya dejaron de valorarse, ni en el Banco Del Estado cabria tal tesoro... pero tù si sabes de hacerlo sentir, porq valoras lo q tienes a tu alcance, lo q disfrutasteis de alguna manera u otra, con los ojos, el oído y el paladar, sabiendo definir la calidad de lo q pasa por tus manos.
Me haces dialogar conmigo misma, pasando por mis labios tus frases y tratando de q lleguen a percibirlas mis oídos... un deleite q nos ofreces sin tapujos.Asi se desarrolla tù vida y participamos, dejando atrás q pudo ser,o en q lugar dejaríamos los trapos sucios.
"Solo cuenta la intensidad del instante".....para q mirar atrás cuando aùn nos queda tanto q descubrir.
Besos maria dolores.

Fran dijo...

Antes que nada, María Dolores, como si fuera una introducción a la mañana en dónde ese despertar nadie me lo va a estropear, decirte ven, ven muchacha –para mí sí que lo eres, que tenemos mucho que entender porque hablamos lenguajes bien parejos.

Qué verdadero símil, carta blanca con nombres y apellidos, al ingresar cada vez los sentimientos en ese Banco del Estado, donde como muy bien dices no debe ya caber tal tesoro.

Siempre conté mi vida, en muchas ocasiones demasiado hondo, pero si había buen oído en el oyente, nunca me excedí. Mi vida, como ves, es muy rutinaria –ahora la romperé unos días con viajes, pero llevándome siempre conmigo éste deleite que tú nombras, pero del revés, escribiros hasta cuando me equivoque, desde dónde esté.

Quédate con tu instante, María Dolores, tiene que ser hermoso como tú, lavas cada día todo tu ropaje y es placer también para mí, sabes qué: esperar las respuestas que llevan cariño dentro.

Besos de Fran

Anónimo dijo...

Querido amigo, ya el titulo incita a su lectura, si se sabe disfrutar del instante apenas sentiremos nostalgia del pasado. El tiempo, el tiempo si no pasó se prisa es que lo aprovechamos a tope.
Los sueños, siempre los sueños, los sueños nos recuerdan que lo que creíamos olvidado, sólo estaba dormido, y si son tareas e ilusiones aun por realizar, nos avisan para que sigamos adelante, para mí, enamorarse es una dimensión, aun por descubrir.
Los versos que usted sita de Ruy Sánchez para mi modo de entender son filosofía o realidad, depende todo depende, como dice la canción, yo cuando amo, y no me refiero a personas o cosas, siempre digo que ha quedado algo en mi, no sé donde pero sé que está en mi.
Todo ayuda a la impresión de vivir, ¡caray que bonito! Eso nos dice que no dejemos de luchar en lo que creemos, en aquello que nos llene un poco ese vacío inmenso del ser humano, sito sus ultimas frases, siempre diste más de lo que debías, amiga, utilizaste la confianza y la generosidad, sin temor alguno.
Precioso, palabras y sentimientos que no tienen precio, ojalá que pueda leerlo la persona aludida, la lucha en lo que creemos, no siempre es un camino fácil.
Felicidades, Fran y un besote sin permiso
Ley.

Fran dijo...

Pues mira Ley, enamorarse es una dimensión única que una persona como tú no debiera dejar pasar.

Y para eso hay que luchar, en eso que creemos, buena amiga. La persona aludida en mis escritos, sabes muy bien que puedes ser tú misma, que sólo busco la generosidad, la bondad, eso que leyéndote andas muy sobrada.

No aludo nunca a nadie en particular, pero si hay una mano tendida de calidad, de verdad, sin tapujos ni anonimatos, sin miedo la tomo y ofrezco la mía.

Más te vale para besarme sin permiso.