miércoles, 4 de junio de 2008

Defiendo mi soledad amando a mi manera


Luego de una mañana triste, tras la pérdida de un amigo, sin conocer allí más que a otros amigos, alguien le dijo a la mujer que había sufrido la más dura pérdida, “ése es Romero”, fue ella la que se volvió dijo sólo gracias y le respondí con la mejor expresión que tengo inventada: te quiero.

Apagué luego yo solo, las esencias tristes que me quedaban leyendo dos o tres “poemas impuros” de Nuria Amat que te obligan a pensar en el amor como un ejercicio antiguo, ya no lo pienso, lo practico a mi manera: basta que luego, al preguntar por un libro a mi librera, como quién busca aún un apoyo más viejo, fue suficiente que intercambiáramos las voces, ella me dijo antes, ¿estás bien?, la respuesta se quedó dentro: la tendré que amar más íntimamente como una sombra serena de mí entre los libros. No sé qué tiene al dármelos, con los ojos profundos y si puede entenderse una sonrisa tan posterior, tan para luego.

A mi manera, como la droga para los elegidos, eterna, igual que si fuera un cuento o una única noche de amor que ya no vendrá más. Como ya lo sé, al final sólo queda el amor y la muerte, el primero es una especie de insomnio, la segunda la seguridad sin ponerle plazo, desnuda y segura. Mi insistente manera hace que los ojos se enganchen, que las casualidades uno las comprenda después, luego de la fiebre amorosa de los cuerpos que ya los noto lejos.

Tengo el amor que no me alcanza y no deja de ser y que me sirve para acercarme a cualquier mujer. Hasta tengo el recurso de las letras o de escuchar palabras que no parecen de amor pero vencen la soledad, la sequedad. “¿Estás bien?", hoy me he inventado cómo comprarme un libro para que me ocurra lo me hace a veces ella, seguirla hasta su sitio, así tengo a la vez a la mujer y al libro.

La vida entera, la soledad que nos inventamos los hombres la vencería siempre el amor, una forma de expresión, de no estarse quietos, lo curaríamos todo porque podemos hacer que ése amor no tenga tiempo de desamor, amando a mi manera no hay retorno, se me queda un mujer dentro, una manera de decirlo, a veces basta un gesto, rozarle siempre la mano como si no hubiera más sitios. Me seguiré sintiendo vulnerable y previsible, cuando escribo, cuando leo, nunca fuerte pero defendiendo la soledad con uñas y dientes.

En cada arteria está la soledad de alguien y también yo tengo para con ella una vocación secreta y eso que nadie me ha enseñado el arte de la soledad, lo he tenido que ir aprendiendo como un estado de ánimo, una forma de girarse hasta que te llaman insistentemente, pero esa misma soledad te trae a veces una protección, una ternura desmedida que siempre la he encontrado amando a mi manera. En esa soledad no hay códigos para acercarse ni alejarse, está uno, se siente uno, sólo, por eso hace falta únicamente que alguien quiera saber si estás bien. Nada demasiado tangible, a lo mejor nada ni para contarlo luego, ya tuve bastante.

Hubiera respondido, en lugar de pedirle que me buscara un libro, explicándole en una tarde interminable, cómo soy capaz de amar a mi manera.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

La eterna cuestión entre hombres y mujeres “El Amor” ese maravilloso don de admiración y de deseo, esa necesidad de sentirnos necesitados, de plasmar un eco de ida y vuelta como silente compañía. El Amor en mayúsculas, el amor egoísta, acaparador generoso, triunfante, y derrotado, insolente, arrogante lleno de matices el amor es lo único que nos salva de nuestras miserias es lo único que nos hace humanos. El Amor en un vaivén de idas y venidas, El Amor... siempre Amor... ¡bonito rompecorazones!

Un guiño con amor

María.

Fran dijo...

Es necesariamente etern el tema, María, tú lo dices, necesitar, sentirnos necesitados, ida y vuelta, muy bien precisado.

Me quedo con el güiño y a ti te mando un beso -fíjate qué sencillo, que tiene hasta antigüedad.

Anónimo dijo...

No creo en el amor que hace daño, si hace daño no es amor, es mas bien desamor.
De todas maneras ..... no creo demasiado en el amor.
Creo en la ternura, pienso que la ternura está en todas partes, en la amistad entre dos personas, en la mirada de un niño al tiempo que te ofrece su helado, la niña que mira con coquetería temprana sus zapatos nuevos, el abuelete que sacando fuerzas no se de donde, ayuda al su pareja a cruzar la calle, con un aire entre marcial y de "quien tuvo retuvo" protector como el fuerte de la casa, tan tiernos los dos, que... procuras no pensar en un futuro cada vez más cercano.
Hay ternura en un libro de poemas, y hasta en los momentos dedicados a ese libro, porque en esos momentos el alma no esta quieta, vuela en pos de la mañana triste.
Todo lo que pasa en tu mundo de li bros Fran, es interesante, la sonrisa de la librera, o su frase preguntando como estas, el olor del papel nuevo, la sensación de ser el descubridor primero de ese misterio de tapas nuevas.
Tantas mujeres, cuantas la imaginacion de un escritor te permita, tanto amor, cuanto tu imaginación fecunde.
Un besahuecos lleno de colorines
Garanza

Fran dijo...

Dices que no crees demasiado en el amor, Garanza, pero a mi parece leyéndote con calma que venimos a decir algo parecido.

Crees en la ternura que efectivamente está en todas partes, amar a mi manera es también una forma de ternura, esa insistencia que tengo cuando me gusta de una mujer, sus rasgos tiernos, el ¿estás bien de mi librera?, los sueños que yo saco a la calle cada vez –y mira que me cuesta andarlos, lo que he podido soñar muchas veces con palabras en la red, que eran sueños, amor, ternura, llámale como quieras.

Tengo reciente una ternura exquisita, hablarle a una mujer de 96 años, madre de una excelente amiga y cuando me ha dicho, “no te oigo”, le he respondido, yo tampoco, Luisa pero nos entendemos. O una muy exquisita te añadiré: en mi última caída caminando por la calle, intentó levantarme una mujer bien mayor con su carrito de la compra hasta que vino un camarero de un bar próximo. También le podía haber dicho te sobra la ternura, eso es amar a mi manera.

A mi manera lo haré con dos niñas que tendré dentro de un rato, se asegurarán que me he tomado las pastillas fuera de su alcance y me traerán un dibujo que firman “al abuelo”.

Es ternura, es amor, no sé, Garanza, es algo bueno, me sirve de alimento. Demando afecto hasta que me lleve si hace falta a la ruina emocional.

Siempre enseñas y hoy yo tengo y te ofrezco un besahuecos lleno de ilusiones.

Anónimo dijo...

Amando, la vida se le fue amando, ya q siempre lo recuerdas como un gran hombre...........quizas derrocho un mucho......... aunq nunca se puede decir basta.
Nuestra vida.....tù vida gira en esa órbita y de ahi q salgan mil preguntas y respuestas, en lo q llamamos soledad, porq ahora dime? q soledad puede haber cuando da paso a tantas cosas.
Mejor asì. una vida con el crisma de como derrochar ese amor q nos invaden letras o en sonrisas.
Besos maria dolores.

Fran dijo...

¿Qué hago con tu respuesta? Pues la guardo, maría dolores, como una imagen de esas que uno tiene para siempre.

Se me va la vida amando, chica, y no sabría responder a muchas preguntas de los ratos de soledad que yo mismo me programo.

Alguien, hace ya tiempo, a poco de crear este escritorio público, me dijo que era un descaro de mis soledades y un constante ruego.

Leyéndote, leyéndote...llevaría razón quién lo escribió, suelo preguntarme.

No lo puedo evitar ni pienso hacerlo, no, de todas las maneras, sino de ninguna manera.

Un beso a mi manera.

Anónimo dijo...

Como bien dices en su última frase, amo a mi manera, todos amamos a nuestra manera pero cada cual entiende el amor a la suya, lo importante es mar, para mí, el amor y la ternura caminan de la mano, no podríamos vivir sin una cosa, ni sin la otra.
Habrá pues de conocer esa librera y analizar su mirada, usted es amor, nosotros somos amor, a la vida a los amigos y como no, a nosotros mismo, si no nos amamos no podríamos transmitir ese amor, la muerte de un amor es la puerta de otro nuevo, el final de un duro día, la espera de un amanecer.
Usted es amor y así lo percibimos nosotros, vivimos sus quejas, sus libros, si día a día por que nos lo hace llegar con sus letras y no se puede hacer mejor.
Felicidades por saber amar y por compartirlo con nosotros
Un besote sin permiso
Ley.

Fran dijo...

Dices dos cosas, Ley, en que se ve claramente lo bien que compartes mi escrito: "la muerte de un amor es la puerta de otro nuevo" -siempre lo hice sin restarle valor al que ya pasó; que soy amor en mis quejas, en mis libros, en todo un poco.

Expresarlo ya me gustaría hacerlo mejor. Para compartir los besos siempre estoy dispuesto y para dar o recibirlos sin permiso, también.