lunes, 7 de mayo de 2007

Razones para combatir la noche


…Si no puedo evitarla desde cualquier verso suelto, basado en una inútil poética, en la asunción del silencio.

- Quizá la más poderosa, que la literatura ya no tenga tregua para mí, que prefiera amar tanto a los libros en olvido o detrimento de cualquier otro amor, físico, vulnerable, a base de caricias sobrantes. A la manera de “Sóniechka”, que la lectura sea una forma de locura, que la empatía por la letra impresa, me acorte la noche porque me acerca al día donde todavía está abierto el último libro pendiente, abierto. En trance desde la esa página, sin tregua hasta que lo cierre. “Una especie de genialidad para la lectura” como Sonia.

-Que tenga entre la colección de títulos para la vida, un todavía, sin razón de parentesco, causa o motivo, pero que no le falte tiempo a quien de razón al título porque todos tenemos los mismos minutos, los justos para ese todavía.

- Que nada ni nadie me va a hacer daño, ni el que produzca el roce de destinos diferentes, con las sábanas igual de cortas, la colcha puesta, el amanecer esperando para los buenos días dichos despacio. Dañina nunca será la espera si tienes algo a cambio, si te comprenden sin explicación, sólo con verte o con adivinarte por leerte, sin olerte.

-Que alguna vez arreglaré mi vida cuando no me quede casi vida, antes de que me agote, me consuma, se me caiga la mirada por la calle, me vaya quedando sin posibilidades, con el descuento de mi forma de caminar ya por la vida, con la cultura de la vejez que no me enseñó nadie.

- Que encuentre una forma de huir del sufrimiento como si fuera el desempeño de un oficio, atractivo pero mal pagado. Sufrir siempre tiene un misterio, un destino, una soledad detrás, un intento de sobrevivir como si estuvieras bien para acabar estándolo, un silencio a media tarde, esperando la noche que es cuando te avisa lo que estás sufriendo.

- Que mi forma de querer a la gente, también como la lectura, es una especie de locura sin tino y sin cura, que echa raíces incurables sin que haga uno nada por evitarlo, en una especie de recorrido propio, una llamada ajena cuando tienes los ojos apagados.

- Que todavía no puedo quitarme las ilusiones de encima, aún me quedan, no sé cómo acabar con ellas. Por otro lado me sirven para estar conforme, son como cosas inventadas, recuerdos falsos de una vida que no tuve, me atenaza todavía a ratos la piel como una intemperie a la que todos estamos sometidos.

- Que he encontrado ya la manera de a la mitad de la madrugada no tener tanto frio y tanto miedo. ¿Cómo? Repasado una y otra vez las razones para combatir la noche, hasta acabar encontrándola ancha y agradable, acogedora, donde no se me puede escapar el hogar ni el sueño de vencerle a la misma noche, en una especie de acomodo mental y carnal de lo más confortable.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La principal razón es que tu énimo y tu ilusión estén al nivel que te mereces y no lo parece por tus últimos escritos.

He podido acceder a este nuevo sitio por el enlace de Camon.

Un beso

MJ

Anónimo dijo...

Puede que la unica razón válisa sea no buscar razones y dejarse ir en las horas de la noche, como decía el sabio, en la ligera levedad del ser.

Para eso es la noche, descansar de las ilusiones diarias para que el nuevo día nos oblique a seguir ilusionados.

Un beso.

Fran dijo...

Pues mira me has enseñado algo de la noche que sabes que es mi peor enemigo, que habrá que aplicar.

Mantendremos las iluciones, por supuesto.

Un beso