miércoles, 26 de noviembre de 2008

Mi deseo de tocar el mundo

De no ser sólo como un individuo y puestos a ello superar todos los límites, fungirme en otro ser, para juntos poder calmar así mi sed ilimitada de la vida, mi propio talento de vivir. Viene a ser lo contrario de lo que tengo: quería escapar de la soledad y no buscar ya nada más. Y es en ese mundo que quiero tocar, por el que he de caminar a solas, majestuoso e indiferente, orgulloso y exigente para obtener así la manera de vencerlo todo. Para ello hace falta, una gran individualidad y hacerte con una historia detrás.

Instrumentos a utilizar: los libros son la mejor parte mía, me devuelven la fuerza vital que he ido perdiendo por el camino en mi cruel servidumbre al cuerpo. Ya me puede doler lo que me duela si estoy leyendo. Ese libro será entonces como dije una vez, mi tierra, mi barro, mi agua, mi deseo de una mujer. Y sobre todo, mis palabras, esas que pueden servirme un día para comerme el mundo.

Ésas que aquí me abren camino tantas veces para que una mujer diga: eres el único hombre que has sabido abrazarme, porque el abrazo tiene un misterio y un rito que hay que aprenderse antes, cuando vas por la calle inventando la manera de poder tocar al mundo y a una mujer.

Sin hacerle caso a nada: ni al tiempo, que lo cambia todo, crea nuevas conductas, modas y maneras cuando ya te habías aprendido alguna y hasta era cómoda y bonita la chaqueta de pana que llevabas puesta por un camino libre y ligero, de la mano del lenguaje, lo único verdadero que me queda al final de cada tarde.

A pesar de todos los pesares, amo tanto la aventura de la vida que me basta, comiendo hoy sin compañía, con una revista informática que dejaba poner mal el plato al camarero, quiero buscar, junto con ese abrazo tierno y único -no hay contradicción- la certeza como dice el poeta, de “estar solo para hallar lo que importa.” He hecho mal a estas alturas demasiadas cosas, no tengo vuelta atrás porque ni me he planteado que existe: solo está lo que hice, lo que dije, lo que sueño con la ventana subida cada noche.

Y después de los libros, de estar un rato aquí, me imagino de una vez aquello que fue y no pudo ser, ni es verdad: que esa chica con la ropa de marca que devolvía varias veces, se paseaba con tacones por la casa, se empeñaba que yo lo había leído casi todo, me hacía compañía con la puerta cerrada porque tenía otra razón distinta que la mía y con esa otra razón se fue un día. Así tuve que decirlo en un salón entre risas y una simple pregunta de curiosidad. Así lo contesté, ya no está, ya no está.

Tampoco ha sido verdad que me puse a rellenar una tarde este cuaderno con todas las cosas que sentía, que quería decir y no me atrevía a hacerlo hasta que alguien me dijo hazlo. No se qué lo que tenía dentro en el camino imposible entre su belleza, su sabiduría y su forma de entenderme. La parte que es verdad de todo esto está escrito, casi más la puso ella dándome el aliento, una fuerza que yo pensaba que era imposible que la tuviera una mujer junto a un mar muy distante del mío, un mar tan bello que no me puedo quedar sin ir a verlo a su lado. Ya lo conozco, pero necesito saber cómo es estando a junto a ella.

Hace díaz leía una cita de de Juan Carlos Onetti “que le gustaría sufrir de amnesia para olvidar los libros que amaba y volver a leerlos con la misma placentera sorpresa que la primera vez.” Pues es lo que tengo con ellos un pacto distinto de placer: saber los que me quedan por leer. He hecho un cálculo: los mismos más o menos que he leído en todos estos años.

Bueno, pues eso viene a ser querer tocar y comerse un poco el mundo: una vejez así, con la pequeña sabiduría del esfuerzo, del estudio, del empeño, del sueño, del deseo; una tarde alargándose, tiempo de sobra, casi prestado. Y escribir cualquier cosa que no venía a cuento.

Pero no me podido evitar, además de contaros mi deseo de poder tocar el mundo, mirar una habitación vacía, no sé por qué.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

.....porque el abrazo tiene un misterio y un rito que hay que aprenderse antes.
Estoy de acuerdo Fran.Un abrazo puede significar tanto,porque en este importante gesto,los cuerpos se funden en un mismo sentimiento.Las palabras enmudecen en ese rito misterio y lenguaje que todo lo expresa.El silencio es la urna del abrazo,donde encerramos las emociones mas intensas que deseamos trasmitir.
Deja que abrace tus palabras Fran, en la brisa del viento.
Una caricia de ellas es un regalo,para mi.
Ana

Fran dijo...

Ese gesto, Ana, entre un hombre y una mujer puede no sé si es más definitivo o más necesario. Le puede hasta a las palabras, es cierto.

Me quedo con tu expresión: que el silencio es la urna del abrazo.

Y mis palabras y mi persona se sienten abrazadas. Como hago yo contigo.

Anónimo dijo...

Cada gesto,cada intento de ahogar el cuerpo y fundirlo, no necesitan palabras, solo el latir y calor q sin pensar lleva al encuentro deseado.El tiempo no se recupera, pero los sentimientos se agrandan y como el aire q los pulmones pide d ser imnalados, asi la vida, el trascurso de las noches quiere atraves de la ventana, al menos ver aparecer la luz q nos pueda dar una señal de q existe , sin dejarnos un ratito a oscuras.
Una de las cosas q al principio me extrañaba, pero q con el tiempo fui dandome cuenta q es fundamental, es q en latinoamerica no hay postigos en las ventanas, la luz entra desde q amanece y determine q tiene su razòn, asi q a ver amanecer cuando se habre los ojos q no siempre son esas horas.y si se desvela uno q mejor.
besos maria dolores.
mañana màs.

Fran dijo...

Ya te dije un día, María Dolores, que compartía contigo mi forma de dejar entrar los sueños, sin persianas que taparan mis ventanas. Yo no he tenido la suerte tuya de conocer bien Latinoaamérica -únicamente de pasada México- pero nunca cierro, como te digo, la luz que entra por mis ventanas.

Mira, te diré varias razones: para agrandar los sentimientos que tú dices, por ejemplo; para que me entren unas poderosas ganas de levantarme temprano y ver con mi café necesario en mi cuerpo, que ha empezado un nuevo día para mí y para quienes lo voy a compartir de una manera o de otra; para saber que estoy vivo, que hasta la manta y el edredón de colores de mi cama los coloco como quiero y me tapo a mi manera.

A tu mañana más, te aviso que precisamente sobre la urgente necesidad de un nuevo día tengo ya las primera líneas escritas esperando su sitio y su momento.

Besos de Fran

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Mexico, es para mi una forma de vivir ,lo amo, ella me dio en su momento lo necesario para dejar la melancolia del fracaso, pude luchar gracias a su amor, el trato la lindeza de un pais lleno de alegria y amigos.
Ahora estoy de nuevo camino de èl, pasando por Lima,¿ q tendrà? me pregunto.
Sin persianas , con la ventana junto a mi izquierda, abierta para recibir el fresco de la noche, ( pero q coste q estoy en el primer piso).
Cuantas ganas te leo de vivir y seguir disfrutando de la lectura a solas y en nocturnidad, si tanto te dio, màs tu participas o nos das a compartir, entre abrazos y celos de ser atrapada por la insulgente noche q en sueños y mirar a la ventana quiere atraparte.
Besos maria dolores.
Mañana màs.

Anónimo dijo...

Querido amigo, sólo haciendo todo lo que está a nuestro alcance y disfrutando con ello, sólo así, tocamos el mundo, el mundo a veces también nos toca a nosotros, por que hemos de aprovechar cada instante, historia no le falta y recurso tampoco ¡a por el mundo, pues!
Como usted dice, los libros es el mejor apoyo, el mejor amigo, querido amigo, creo que encontró la formula para sentirse joven y cada vez más sabio, le servirá siempre, tengo un amigo profesor de matemática, que siempre dice, mientras más estudiamos, más nos damos cuenta de lo poco que sabemos pero vos a estudiado tanto, que debe saber la forma de comerse el mundo y mucho más.
Es bello que compare los libros con la mujer, no sé si lo entendí bien pero es muy bello, Fran, la palabra puede abrazar y puede hacer mucho daño, la suya desprende ese calor, ese abrazo y quizás por eso, sea tan difícil dejar de entrar en este, su espacio.
Si cada tarde sacó, aprendió, algo positivo, valió la pena pues, esa lucha, ese intento, esa esperanza.
Siga usted amando la vida de esta forma, así el camino se hace más corto y ameno, lo que se ha hecho o no, más, ya está hecho, que nos sirva de ejemplo para el hacer de mañana, nunca para que nos el sueño, me encanta dormir con la ventana subida pero sólo puedo hacerlo en verano, ahora me despierta y no me lo pudo permitir.
Querido amigo, decirle que le comprendemos al nombrar esa princesa que recorría los pasillos con tacones y lo acompañaba desde su mundo, no le sirve de mucho, era alguien que jamás saldrá de su corazón, ni de su pensamiento pero de lo que estoy seguro es de que esa princesa lo hizo más fuerte de lo que imaginaba y quizás le deba parte de su afición literaria, igual lo hace en su honor, sin darse cuenta.
Un buen consejo, el que esa amiga le dio, este espacio es una ventana en la cual echa a volar las palomas de sus pesares, la que con su brisa le recuerda que no se duerma ni un solo instante y en la que cada noche recuerda esa persona, querido amigo, todo el mundo debería tener a alguien en quien soñar, alguien por quien valiera la pena el nuevo día, vaya a esa orilla y siéntese junto a ella, contemple la playa, acaricie la arena.
Yo no estoy de acuerdo con lo de sufrir amnesia como dice Juan Carlos Onetti, pero si, en el placer de la lectura, aun he de leer mucho pero he leído lo suficiente para descubrir ese placer, querido amigo, con leerle el último fragmento sería suficiente por que en pocas palabras sabe usted resumir cuanto quiere pero no podemos pasar de largo y no acompañarle a comerse el mundo.
Felicidades, Fran y mi beso, siempre con permiso
Ley.

Fran dijo...

Pues para que haya mañana, aunque las horas ya me dicen que lo es, te contesto, María Dolores, ya, antes sobre todo que te vayas a tu paraíso de México, a esa forma de vivir que tienes quizá más propia que ninguna.

No nos abandones, sin persianas como hemos quedado. Seguiré leyendo, con nocturnidad y casi alevosía como el agravante que estudié en las aulas de Derecho.

No dejaré de mirar la ventana que dices quiere atraparme.

Disfruta México.

Besos de Fran

Fran dijo...

Querida Ley, cada vez entiendes más mi intención en mis escritos, te acercas más, quizá porque me vas conociendo mejor.

Necesito tocar el mundo con mi historia llena de cosas muy buenas y otras menos, a base de cada instante como dices, no hay otra manera, por eso la felicidad está hecha de pequeños momentos.

Mi princesa se fue, pero estaré con ella y en esta espera sé que tiene un descanso que necesitaba. Gracias por su recuerdo por tu parte.

La persona que creó este espacio, esta ventana, está muy satisfecha de palabras como las tuyas llenas de comprensión y cariño e intentaré si la vida me deja acariciar la playa con ella.

Lee, Leyla, cultiva tu mente lo más que puedas ya que tu cuerpo lo esfuerzas por los demás y ven conmigo -siempre llevaré un libro en la mano- a comernos el mundo.

Mi beso y mi gratitud.

Anónimo dijo...

Con el silencio del abrazo inesperado, con la dicha se saberse al menos querida y apreciada, serà un caminar de amor, en sielncio, pero sintiendo q el mundo no se acaba, hay quien en las sombras y entre cristales fija sus ojos, dando vueltas a los sueños.Q mejor q transmitir los sentidos,acompañado de tus parafos, la gran estrofa," amar porq la senti bella".Tù mejor q nadie le das la alegria a esas letras y la esperanza de ser al menos entendida, con una sola ilusiòn, llegar a sentir el amor, q desastrosamente dejo mi mente.
Amo todo latinoamerica, pero como ser vivo siempre hay un rinconcito donde alojar la espera de otro encuentro.
Besos maria dolores.
Mañana màs.
Por lejo q creas estè, no podre pasar sin leer tus parrafadas y dar el giro oportuno a las palabras.¿Piensas q podria hacerlo?.Ya eres parte de la inquietud de averiguar q es el amor.
Besos.

Fran dijo...

¿Ves como llevaba razón, María Dolores, a estar dispuesto hasta mañana más?

Qué hermoso va a ser tu caminar, “dando vuelta a los sueños”. Pues eso quiero, que los juntes, tus sueños y mis letras, que te de la alegría y la ilusión al mismo tiempo. Y claro que te entiendo, pero si dejaste al amor, abandona el desastre de su pérdida al recordarlo.

Halla ese rinconcito de ese otro encuentro y no dejes mis palabras porque necesitan de las tuyas. Sabrás lo que es el amor, te lo prometo, porque lo seguiré contando. Al final, no sé hablar de otra cosa.

Yo también, mañana más, hablaré de mis cosas.

Besos de Fran