lunes, 14 de enero de 2008

"Verso casa"

Cada mañana luego de arrancarla pronto porque mis lecturas así tienen más quietud, mis primeras templanzas con el ordenador es buscar imágenes. A lo que me dijo antes la palabra ajena, busco lo que plasmó en una cámara y luego colgó en el mundo de la red alguien desconocido o no, tanto me da. Y hoy en una muy querida página italiana –no sé si la afinidad es tan solo por lazos de familia o porque con los de castellano también lejanos, me entiendo menos.

Por eso me permitiréis respetar el título “verso casa”, hacia casa. Definitivamente este ya va siendo el momento: cuando quedan menos cosas, cuando hasta mirando fuera tu horizonte es corto y limitado o peor me lo ponéis casi ausente. He prolongado el tiempo de ida, pero habrá que tener tiempo también para la vuelta. Mejor parar la vida, ni pedir ni esperar porque cada uno saca de la vida lo que saca.

Cuando ya se hace tarde, qué fastidio que uno nunca consiga quitarse las ilusiones de encima, hacerlas si es preciso nuevas. Siguen existiendo hasta en ese momento de volverse hacia casa, puede ser para mí un ejemplo: aprender del todo a eludir la soledad; conservar la capacidad de amar como la posibilidad de hablar o respirar –me dará lo mismo porque todas son motivos de supervivencia.

Ya no me quedan éxtasis a diario, a hoja de calendario, fotos nuevas para seguir llenando los albúmenes descoloridos pero conciliadores, ya tengo incluso la mesa de mi escritorio permanente desvencijada, rota, porque con el tiempo he ido depositando demasiados enseres. Ya no necesito que nadie me empuje a ningún sitio, mi camino es, “verso casa” como dice la imagen.

Todo lo más el verso de “Y todos estábamos vivos” de Olvido García Valdés:

“ganar un día cada día, llegar
a la noche y respirar, con cada movimiento
ir haciendo, del ritmo de la respiración
aliento para llegar
al día.”

Pues habrá que conformarse con el aliento no me quedan mejores instrumentos para ganar un día cada día, del verso o de la prosa, de las nostalgias, de las caricias, de la piel, del después. Hacia casa, recordando el amor como un vidrio tallado y bello hasta que se rompe, hacia casa que todavía queda sitio, espacio, silencio y libros.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Verso casa,mio caro.La casa estaba callada y el mundo estaba sereno,
el lector se convirtió en libro; y noche de verano.
Era como el ser consciente del libro.
Las palabras eran habladas como si hubiese libro,
excepto que el lector se reclinaba sobre la página,
quería reclinarse, quería tanto ser
el escolar para quien el libro es verdad, para quien
la noche de verano es como una perfección del pensamiento...
La casa estaba callada porque debía estarlo,
el silencio era parte del significado, parte de la mente,
el acceso de perfección a la página, y el mundo estaba sereno. La verdad en un mundo sereno,
en el cual no hay otro significado, el mismo
está sereno, el mismo es verano y noche, el mismo es el lector reclinado tarde y leyendo ahí

Wallace Stevens

Un abrazo fran,no sufras,velo tu pensamiento.
Ana

Anónimo dijo...

Ojalá pudiera darte un abrazo, tus palabras, tus sentimientos tan bellos, esa expresión que tienes de vestir de gala las palabras me dejas parca en palabras.

La vida es compleja, nosotros somos contradictorios, y cuanto más nos afanamos por pasar página, más se afana ella por volver atrás.

Hoy no estoy en mi mejor momento, (vamos si alguna vez lo estuve), Me pesa perder afectos, ilusiones, me pesa sentir pasar la vida a mi lado, me pesa mucho la nostalgia. Pero lo que siempre estaré agradecida es conocer un hombre con tu alma y tu pluma es lo que enorgullece al ser humano. Eres un espléndido ejemplo de humano y de hombre.

María

Anónimo dijo...

Para bolboreta:Gracias por tus gratas palabras.Siempre he seguido a Fran en silencio,sus sentimientos plasmados en hojas blancas, han sido leídos con gran devoción por muchas personas.Te prometo, seguir junto a él, porque contagia su mente y su alma.

Te dedico este poema

La noche no conoce de los encantos de la noche,
es lo que es como yo soy lo que soy,
y al percibir esto me percibo mejor a mi mismo,
y a ti. Sólo los dos podemos intercambiarnos
el uno en el otro lo que cada uno tiene para dar.
Sólo nosotros dos somos uno, no tú y la noche,
no la noche y yo, pero tú y yo, solos,
tan solos, tan profundamente por nosotros mismos,
mucho más allá de las soledades casuales,
esa noche es sólo el panorama de nosotros,
supremamente verdaderos cada uno a sí mismo,
en la pálida luz que cada uno sobre el otro dirige.

Wallace Stevens

Te aprecias esta amiga sin rostro pero con mucho corazón.
Ana

Fran dijo...

Tus poemas escogidos, Ana, siempre al leerlos aportan serenidad y enseñanza: "La verdad en un mundo sereno en el cual no hay otro significado"...Me vale ese mundo, Ana.

Fíjate siempre que puedas en mi rostro que no ves. Te lo dirá: amar como allí amé, jamás podrá ser. Cada tarde sigue habiendo un rostro inmensamente bello para mí, una axila turbadora, una taza de cafe, cualquier cosa para seguir teniendo un sueño después.

Lo siento pero a ese contagio de que hablas llevo lo mejor de mi ser. Lo tendrás que sufrir.

Un beso

Fran dijo...

Puedes darme un abrazo, María, debes de dármelo porque mis palabras no tienen vestido de gala, sino desnudez de alma.

No sólo es difícil pasar página, no debes pasarla, ése es el secreto cuando esa página llenó tu vida.

Tus palabras finales llevan mucho cariño, me esmeré cuando te conocí pero tú con tu esfuerzo y con la vida que ahora tienes, no dejes pasar ni un día. Son todos los días tuyos, te los has ganado a pulso.

Un beso y un abrazo lleno de cariño.

Anónimo dijo...

Para Ana

Es muy difícil no sentirse conmovida por tu cariño, Ana... Gracias por tan emotiva dedicatoria.

Para tí, Fran mio... Mi recuerdo y mi beso.