miércoles, 2 de enero de 2008

Mi último deseo


A este escrito debería haberle puesto el título de la imagen: “senza titolo per il momento”. Quizá título no debiera tener, pero la intención es clara: mi último deseo. Quien me conozca, quien haya seguido el reguero de mis palabras sentidas cada día recientemente, no sé el tiempo -como una mariposa que se posaba en ellas, sabrá de mi, de mi amor por la palabra, de que el lenguaje de mano en mano me sirvió siempre, me emocionó muchas veces, hasta mudó mi rostro y provocó mi lágrima.


Llevo desde niño amando y respetando a las palabras, por eso quiero terminar los días de mi vida con la lectura letra a letra del “Diccionario de uso del español” de María Moliner, cuya tercera edición tengo en mis manos. Como su autora dijo su trabajo y su vocación era la lengua. No podía tener su diccionario - cuya primera edición obra en casa también, más palabras al uso que el de la Real Academia, su extraordinario prestigio está en “la conjunción de diversos factores “ como dice Manuel Seco en su prólogo –de paso su “Ortografía de la lengua española” es un tesoro.


María Moliner me enseña la disposición de los adverbios terminados en mente, sus topónimos y sus gentilicios, como van cayendo voces de acepciones antiguas no documentadas. María Moliner no me enseña a escribir, a llorar escribiendo aprendí leyendo, leyendo desde niño para a la hora de asignarme carrera yendo a la Facultad de Derecho correspondiente, mi padre decía que yo simplemente leía.


Quiero tener este último deseo, palabra por palabra, voz a voz, hasta que se me revienten dentro, cada tarde, para evitar un poco que se me haga tarde, dedicar un rato al “Diccionario de uso” de María Moliner. Déjame, María, poder como tú en la dedicatoria pedir perdón a los tuyos …“ les dedico esta obra terminada en restitución de la atención que por ella les he robado.”


Lo malo de mi caso es que no tengo obra. Mi obra es siempre ajena: los libros amontonados junto a la mesa, todos imposibles de leer, yo lo sé; las notas que de ellos tomo, las reseñas que incluyo en mi página web de literatura mes a mes; mi obra es dejarle el lenguaje a los demás y robarles el suyo; mi obra es, mi último deseo va a ser nada menos, que leer un diccionario, la novela de la vida que tienen las palabras: su origen, su uso, su destino.


Con ellas he vivido, con ellas moriré: cautivé a una mujer estudiando con ella la lengua para que luego opositó; no hice nada porque mis hijos leyeran y sin embargo las paredes de sus casas no podrán albergar los libros que leyeron, todos los que me robaron. No quiero pensar en su final, no tendrán tiempo ni sitio cuando esta casa esté vacía de quienes los han traído y leído ni sabrán qué hacer con ellos, cuando para mí han sido como una manera de vida.


Tuve la emoción en la red de acercarme a quienes respondían a mis escritos con cariño, con interés. Llegué más lejos, llegué a enamorarme más de cien mil veces de una respuesta, de una voz que me llamaba, escribí una novela cada tarde a medias y hasta las puertas de mi casa estuvieron abiertas sin contener el abrazo a alguien que le debía tantas veces en la red. A la vista si hizo falta. Nada he ocultado jamás que lo hubieran creado las palabras, esa es mi amante cada día, cada instante. Pude así escribir honestamente cada vez: te quiero.


No sé hasta dónde llegaré, hasta donde tenga fin mi vida, pero mi último deseo es leerme entero el Diccionario de uso del español. Qué haré yo si no lo puedo usar, no quedarían de mí ni los restos de lo que pude ser.


Éste es mi comienzo: Palabra (del latin parabóla): “Conjunto de letras o sonidos que forman la menor unidad de lenguaje con significado” María Moliner “DUE”

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Quiero tener este último deseo, palabra por palabra, voz a voz, hasta que se me revienten dentro, cada tarde, para evitar un poco que se me haga tarde.....
"El camino del éxito es una maratón, no un sprint". Mantén tu objetivo, lucha por él y trabaja duro de forma persistente. No te rindas Fran.
Te aprecia.
Ana

Fran dijo...

No me voy a rendir, Ana, sino estaría quieto en mi casa. Maratones he corrido, es curioso, dos concretamente y he llegado a la meta.

Con las letras, poco a poco quiero llegar hasta la z.

Espérame.

Anónimo dijo...

Me has resuelto la necesidad diaria del caramelo mental. No pares hasta la Z que así tenemos los dos para muchísimos años.

Fran dijo...

Cuento contigo, camon, eres demasiado amigo y te iré cediendo todo lo que vaya aprenndiendo. Aquí hay homónimos y expresiones pluri verbales que nos pueden servir a ambos.