miércoles, 8 de octubre de 2008

Escribí en una tarjeta que me cuidaran, sólo eso


No fui amante con manual de asceta, ni estudié antes posturas recomendadas, tengo el inconveniente de entregarle a quién se acerca a mi vida con el eterno ropaje válido de las palabras, de nuevo la palabra y una forma impetuosa de acercarme. Me muero de placer cada vez que me hablan de placer, tengo la piel tan cálida que busco que la noten los demás como una alteridad que a ambos nos protege.

Me enredo muchas veces con mujeres evocadas, con cualquier momento que estuve con ellas, con aquello que una serie de tardes nos fuimos escribiendo hasta hacer el guión de una novela que no quise firmar. Mejor que lo hiciera ella. Para mí, palabra contra palabra ha de ser siempre dulce, como boca contra boca, un estímulo nuevo cada vez, un imperio para construir sin que exista manera de destruirlo nunca.

Es curioso, os lo cuento: cuando he estado con alguien, cuando he tenido al menos ese tierno roce del ángulo que tienen las pieles; cuando hemos conversado, nos hemos mirado tan directo a los ojos para hacer de ellos mirada, me he aprendido esos ojos y si han sido tan bellos me han temblado cada vez las manos hasta para coger un objeto luego. Si se me ha caído al suelo -cosa que me ocurre con frecuencia, eran aquellos ojos, su insistencia, su magisterio. Porque estoy completamente seguro que los ojos de una mujer son una manual que siempre debes tener a mano, son ese diccionario de uso, son comienzo y término del camino, de la vida que hemos emprendido.

Me estrello con alegría en cada precipicio y me agrada contarlo. Siempre vuelo muy alto por eso es necesario que jamás me digan que hago daño. Llamo y pronuncio para poder existir como si la voz, traducida a palabras, adjuntara las sílabas, enhebrara los silencios huecos y sonoros que acaban siendo verbo.

No quiero incertidumbres de nadie. Cada instante que quiero -que estoy queriendo a alguien, llego hasta al fondo, sé que luego no se puede volver a la superficie, ni lo intento. Me siento como ansioso de cometer un largo y ansioso pecado, que no puede ser nunca pecado al igual que siempre son dueños de su belleza los pezones realzados de una mujer.

He pecado -si es que lo fue, y seguiré pecando, quizá con una costumbre: hacer gestos que gusten para buscar yo los que me hacen falta urgentemente. Tiempo y calma de poder hacerlo mejor aunque se viva muy poco y la vida transcurra a toda prisa. No quiero quedarme corto porque en cuestiones de amor siempre alguien anda que no llega y el otro va ya de largo.

Puedo hacerlo mejor, escribir más prieto, quedarme más noches sin sueño y sin reposo porque siempre he pensado que la noche es para amar y pensar cómo debes hacerlo. Hace días lo escribí más o menos en una tarjeta -siempre mezclando mis metáforas y mis realidades, para que me cuidaran, sólo eso. Puse un ejemplo -a ver qué os parece: las plantas que llenan toda una amplia terraza. Cuídame más que a ellas le dije, aunque sean tan bellas. Ellas pueden vivir con la luz, el sol y el agua -yo creo que ni hay que abonar la tierra. A mí en cambio me hace falta siempre el retorno, la insistencia, no haberlo terminado lo que estábamos haciendo. Me atreví hasta a decir, donde empieza tu cuidado y tu tacto, yo me estoy terminando.

Esa es mi manera de ser, la heredada y cada día cultivada. Voy a seguir insistiendo, recordando aquellos ojos perfectos, el punto de su huella que jamás la esconderé, mis instantes de admiración, los silencios que me sorprendía y que me exigía. Así estoy dispuesto a contemplar y a disponer igual que la desnudez de la piel, la de las palabras. A lo mejor son extrañas pero siempre propias y ciertas.

Os digo en dos líneas un sueño que tengo pendiente: perderme minuciosamente en las callejuelas de la ciudad que siempre tiene el cuerpo, para soñarlo, para contarlo luego. Queda pendiente que hablemos, pues, del cuerpo.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Las palabras se acercan y transmiten de una manera suave y directa en el momento q ellas se hacen dueña de unos sentimientos a flor de piel, queriendo llegar a la piel sin rozarla, solo dislumbrando q hay dentro de ella.
Un cruce de letras sin firmar deja de tener vida en el momento q uno las deja a la deriba sin saber en q aguas se encuentran, aùn ponindose a sotavento, llega por los resqucios la brisa o tempestad q aleja la visiòn màs hermosa...... no poder ver sus ojos.....querer transmitir lo q el corazòn lleva dentro, sin pronunciar palabra.... Se llenàn de luz y brillo si tienen frente asì, a la persona amada..... pero no siempre es esa la dicha....¿Porq?. Apartir de ahora mejor es usar la gafas de no ver ( como yo llamo a las de sol) y esconder los resentimientos acumulados. Con una mirada, quièn no se ...... ,como no temblar si en esos ojos hay lealtad? " Debo llevar ya muchos años las gafas de no ver" De una cosa estoy segura no todos tienen la capacidad de apreciar la mirada de una mujer, o son ellos q rechazàn sin saborear el placer de ellos, y no disfrutàn del placer en un intercambio de niña a niña..... verse en ella.
Besos maria dolores.
Mañana màs.

Anónimo dijo...

Admirado Fran, en cada frase que desmenuzas las relaciones entre hombres y mujeres haces un perfecto retrato de la forma de sentir, hablar de amantes, de amar, de sentir, qué bellas palabras para los sentidos, que maravillosos adjetivos y cuánta profundidad hay en ellos. Lástima que estemos en la mediocridad, vamos dejando la sensibilidad aparcada. Cuántas veces se espera mucho y no se encuentra nada; y ante eso sólo nos puede acompañar el mundo onírico qué también puede ser un consuelo para el alma tanto como tus prietas palabras.

Cuídateme siempre, siempre

María

Fran dijo...

No uses gafas de sol, María Dolores, deja que la luz, que la mirada que busca tus ojos, encuentre los otros.
Así disfrutarás tú y la persona que reciba la lealtad de tus ojos.

Estoy seguro -y todavía no los he visto, que serán bellos y sinceros.

Y te haré quitar las gafas de sol.
Besos

Fran dijo...

Es porque amo, es porque siento, María. Los adjetivos me vienen sin buscarlos, las metáforas forman parte de mi lenguaje como una amante apasianada.

Tu vida, tu búsqueda no puede ni debe ser mediocre y si de algo te sirven mis palabras, tuyas son.

Como mi beso

Anónimo dijo...

Sus textos Fran, son parecido a como usted describe a las mujeres, son bellos desde el principio, hasta el final, lástima que no se firmara esa novela, cada cual sabe lo que hace pero a veces hemos de aceptar un consejo.
Me estrello con alegría en cada precipicio y me agrada contarlo. Siempre vuelo muy alto por eso es necesario que jamás me digan que hago daño. Llamo y pronuncio para poder existir como si la voz, traducida a palabras, adjuntara las sílabas, enhebrara los silencios huecos y sonoros que acaban siendo verbo.
Este fragmento es precioso, todas las personas que le han leído y que le siguen leyendo, saben que describe usted lo bello como nadie, le saca usted el color, el olor el sabor al mismísimo diablo pero todo ser humano cometemos errores y como tal, podemos hacer daño inconscientemente.
Querido amigo, de amor nunca nos llenamos, es un ansia egoísta e implacable, lo agradecen los que no tienen y lo reciben con los brazos abiertos, los que si, pero como alivio para las heridas y solidez para ese hueco, no dejamos de buscarlo.
Fran, no le faltará ese cuido, y menos como usted lo pide, quién se podría negar? Le ayudará ese recuerdo, esos ojos, esas axilas y el final será tan dulce como un principio, como esa primavera eterna de un soñador, aquí estamos pendiente a esa ciudad, a esos sueños.

Un besote y mis felicitaciones
Ley.

Fran dijo...

Me gusta escribir de las mujeres, Ley, porque me gustan mucho las mujeres en todos los sentidos: en la captación que tienen de las cosas, de las situaciones, más rápida que los hombres; en su físico naturalmente y no me importa que lo empleen, deben emplearlo; en el tono diferente que saben dar a las cosas en la vida. A alguien se lo he dicho, hace poco: son un pozo.


Tu respuesta, pausada y convencida y convincente me ha gustado, gracias por ella, por buscar algún rincón que me gusta y que en este caso, al releer lo escrito me gustó a mí también, y corrijo muy poco, en cuanto a penas porque sino el texto pierde frescura.

Entregué una planta muy viva y muy bella de obsequio, premiando así de alguna manera una vida larga y pedí que me cuidara más si es preciso. Tú lo harías también, estoy seguro.

Un beso

Anónimo dijo...

Còmo los anuncios..... "una imagèn, vale màs q mil palabras"
Pero y una mirada?. la retina graba mil imagenes, desechando las palabras q se hacèn incompletas al pronunciarlas. Solo nos queda alargar las manos y esperar nos haga sentir el roce con la imaginaciòn viva, y el camino a recorrer, la esperanza ahì latente, sin aterrizaje forzoso.
"Quièn este libre de pecado, q tire la primera piedra" Con q sabiduria la hacemos nuestra?, pero duele cuando mal interpretan ,la dicha de vivir en continuos vaivenes, ese ir y venir de las emociones..... y con el rechazo de quièn pensabas era el amigo eterno, el fiel compañero en las idas y venidas de ese mar, arrastrando los sinsabores, secuelas..... sin saber en q momento se abrè la puerta de la dicha..... rechazando las manos y esa mirada llena de coqueteos, pero sin medir las consecuencias..... He dislumbrado un rechazo... conclusiones q dañan el corazòn y destruye el alma ¿ He pecado?.Creo q solo se valorò lo exterior , sin medir q ahoga el ser..... q daño se hace? si solo das una sonrisa a cambio de unas letras?. Sin querer cambiar las metàforas para seguir disfrutando de ellas. El tiempo trascurre y nunca volverà lo de antes.... se añeja, como nosotros mismos, perdiendo hasta el tacto de como tratar a quièn dice amas.
Sin encontrar en la ciudad, esos ojos q esconden secretos a voces..
Besos maria dolores.

Fran dijo...

Sí, hace falta además de la mirada y la imagen, las manos que se alargan.

No calculo pecados y tu vislumbre de rechazo que cuentas no lo entiendo demasiado. Quizá como propio y explicado mejor me daría opción a ello.

No, el tiempo no vuelve, María Dolores, y a quién digo amar en mi caso, continuará con mi amor.

Besos

Anónimo dijo...

Con mis respuestas o quizas momentos de dudas, no se refiere a vos, son tan solo cosas q recorren una y otra vez la mente, con la gran duda e incertidumbre, de no saber q paso.Amar es un verbo imperativo q solo entiende querer y no tocar.
Sigue amando..... serà lo màs hermoso, q te pueda ocurrir, pero no quieras cerrar el circulo de la persona amada. Las letras, unas respuestas, puden dar duda a unos celos mal entendidos, q destruyen el amor.
Besos maria dolores.

Fran dijo...

Me alegra mucho tu alaración, María Dolores, y si tu mente tiene esos recorridos es porque tú amas y has amado también.

Siempre he amado y amaré hasta el mismo precipicio de la vida y no cerraré el círculo porque estoy contigo, los celos es una forma de incultura a la que nunca le haré caso.

Gracias, buen domingo.

Un beso