martes, 9 de octubre de 2007

Mi primera metáfora

Mi primera metáfora fueron los libros, buscar en ellos un amor insospechado a las palabras, atributos de vida que casi yo no tenía, ir como en el propio origen de la palabra “más allá” y “phorein”, pasar, llevar, ir sacando las palabras de su contexto a veces con un proyecto casi más que estético, rayando lo obsceno.

Ahí está mi error y mi satisfacción: no quiero saber lo que cuentan en las novelas, quiero imaginármelo yo como propio y que las palabras que las cuentan puedan ser metáforas que añadiré yo luego a la vida que me venga, iré así poniendo tranquilidad a las incertidumbres.

Por eso huelo a libros, ya a humo viejo, a sueños acumulados, a lecciones de intimidad que no le sirven ya a nadie. Pero en esa constante búsqueda de metáforas entre las palabras que voy leyendo y las metáforas que me van viniendo todavía me quedan curiosidades ajenas al insistir tanto en las propias.

Así ando, a ratos mucho menos seguro pero siempre empeñado en buscar cada día la mejor manera de hacerme con el día. Quizá sufra el propio engaño de que si no lo acosara, el día acabaría en mi regazo, sabe que detrás de unas manos tendidas, hay una vieja pìel memorable y convicta, una mirada limpia y sin traiciones, como una especie de enamorarse del descanso sin haber encontrado todavía una metáfora de la palabra enamorarse.

Todo es una búsqueda que me es ya muy necesaria de la larga y difícil cuesta del descanso. Nadie a tu alrededor lo tiene en cuenta con veinte ó treinta años menos, un descanso que más o menos largo precede a la muerte, allí se suprime todo, hasta el temor a la muerte, allí no hacen falta las metáforas porque pierdes definitivamente la memoria.

Pero antes de perderla del todo tengo la insistencia en mi vida de no buscarle ningún símil al amor. “Una noche de amor hace universo”, dice Aurora Luque, una noche sin sueño en que piensas que te puedes haber quedado definitivamente sin amor ya no tiene más misterio que regresar entonces a las palabras, a los libros.

Salí la otra tarde, ya tarde, con un libro muy querido en la mano a dejar ese libro en las aguas del mar. Estaba muy seguro que volvería al lugar más querido y seguro, pensé si ya no estaba allí, por eso quise enviarlo de nuevo ratificando así la mayor y más honesta capacidad de mis sentimientos. Quizá se llevaría también entre sus páginas el olor de mi fracaso, el sabor de un desencuentro.

Le decía a su autora al dejar su libro en las aguas de mi mar para que llegara más mojado de lágrimas que nunca a su destinataria, le decía, María Tena: yo no sé cómo huele esa mujer en la cama, ni sus detalles para tomarla toda entera, ni sus abrazos fuertes, ni sus axilas desesperadas, jamás supe el rincón de sus labios pero he sido capaz de imaginármelo como un instante único que no se acaba. Tú lo escribes: "Ahora pienso que no fue solo deseo. Era como tocar un ideal."

He cumplido la parte de ideal que fue posible por eso estuve seguro la otra noche, cuando me dolían hasta los huesos de saber que yo existía, ese libro, como si me lo hubieran devuelto, lo volví a colocar en su sitio, el mejor que tendrá hasta que se me acabé el resplandor inventado de la vida.

Volví a casa y me puse a buscar alguna metáfora en los libros, ese vicio que tengo que quitarme.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Vamos a comparar el amor que sentimos por la vida -La Biblia nos dice esto:
"El amor es sufrido, es benigno;
el amor no tiene envidia;
el amor no es jactancioso,no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo(no es egoísta),no se irrita, no guarda rencor , no se goza de la injusticia, sino se goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser." corintios 13

Los golpes de la vida duelen mucho,pero viéndolo desde su mejor perfil, son las mejores historias que tenemos para contar.
Los amores caídos son llagas abiertas en el alma, ó combustible para el latir .
Tu próxima metáfora sea tu propio momento,aquél que solo tiene presente para vivir.
Con todo mi cariño.
Ana

Anónimo dijo...

Me permito la licencia de escribirte en el blog, para contarte cosas mías, (tuve problemas con el PC y perdí una dirección tan estimada por mí). Contarte, que aunque te leo siempre y cada vez igual que siempre soy una prendida y encandilada de tus palabras y sentimientos. Decirte que hace unas semanas he empezado las practicas, ni decir tiene que creo que estoy al lado de la gloria, una abrazo inesperado una sonrisa, un sin querer coger del brazo para dar un ánimo, es lo mejor que pueda existir. Estoy feliz, una vocación tardía pero bienvenida y encontrada.
Cuídateme, sabes que los afectos se llevan siempre en el mejor de los sitios, ¡el corazón!
El mejor de los besos para un hombre especial, creador de las eternas palabras, el mejor lenguaje.
María.

Fran dijo...

Ana, coincido plenamente con la Biblia. El amor nunca deja de ser o no se tuvo.

Con mi ya no corta vida, te puedes imaginar que los perfiles de los golpes, los conozco y los cuento con la misma sinceridad que las victorias.

Buscaré esa metáfora.

Gracias por tu cariño

Fran dijo...

Me alegra saber de ti, María. Hazme caso y que no te encandile ni una palabra mía, pero mis sentimientos tú misma sabes que son ciertos.

Más aún me alegra saber que has seguido con tu preparación y que cuando acabes las prácticas serás útil para la humanidad.

Mira hay un derecho a la sonrisa, a la alegría que el otro día leía cómo tiene mucho más valor que la tristeza. Vive, goza haz feliz a los demás. Siempre supiste hacerlo.

Me tengo que cuidar yo mismo, pero ayuda, varios años después de conocerte, que haya personas que me recuerden como tú. Va a resultar que eres tú la especial.