viernes, 14 de septiembre de 2007

"Cuídate mucho"


Esta mañana en el momento de salir tras comprar en mi librería habitual la última novela de Fernando Ampuero, uno de los mejores novelistas y cuentistas peruanos de la actualidad, me han dicho, “cuídate mucho, cielo” y yo he respondido, gracias, te quiero mucho, pero no puedo. Ese término que utilizamos frecuentemente con personas a las que queremos y que sabemos que por alguna u otra razón sufren deterioros a más nivel de los que debieran, lleva una carga indudable de afecto y buen deseo, pero el que la recibe no la puede cumplir porque yo tengo que vivir de la única manera que sé vivir y no sé, no sé si es cuidarme, ni me importa demasiado.

Ya sé que alguna vez he hablado en esta página del dolor, padecerlo otorga cierta sabiduría en tus maneras de defensa propia, hasta propiamente os diré que me obliga a mecanismos de movilidad que no hubiera utilizado. El dolor acerca, acerca a cualquier cosa, hasta me puede facilitar más inventiva en las palabras del amor para seguir amando. El dolor en mi caso ya ha establecido cumpleaños, largos cumpleaños y cuando su duración se prolonga, forma parte de tu forma estropeada de vivir, es curioso, ten preguntan por él personas como hoy que saben escucharme cuando les cuento algo de un libro. Te preguntan por él si alguien te quiere sin ninguna obligación de quererte, te preguntan por él, casi extraños porque les gusta tu vida, porque se han dado cuenta que lo que haces con el dolor es dejar que pase el tiempo.

Proclamo oficialmente que no voy a cuidarme porque no sé cuidarme; porque quiero hacer las cosas sin que me duela un ápice del cuerpo; porque voy a volver a recorrer los caminos más largos que corría. Me voy a descuidar tanto que volveré a ponerme el chándal y las zapatillas New Balance que tengo escondidas en el fondo del armario y que hay muchas tardes que todavía las miro y tienen olor a no quedarse quieto, a apuntarse otra vez a la próxima maratón que organice la vida.

Tengo que volver esta tarde a la librería y decirle a esa chica que no, que no voy a cuidarme, que cuidarme es ir allí a mirar los libros, a preguntarle por alguno que todavía no ha salido, a ojear de nuevo los que he estado mirando hace rato, no sé, por ojearlos, porque no pienso comprarlos, estoy casi seguro que no son buenos.

Le daré las gracias por tu “cuídate mucho”, no sé lo que habrá notado para decírmelo tan tiernamente, -qué iluso soy aveces- pero le explicaré que uno no se puede cuidar, que prefiero encontrar, como el otro día alguien me decía que siempre escribo buscando las letras que enamoran el alma. Claro, es que eso es lo que quiero hacer y a lo mejor, enamorando a alguien todo me duele menos, es una forma de queja, una manera de no poder disimularlo.

Me ocurre que mi dolencia no deja de ser un material opaco y obstinado que he de doblegar a fuerza de obstinación y de confianza. Tengan el aniversario que tengan mis dolores, necesito estar fuerte, casi divertido para que el que venga a verme o me escriba me encuentre siempre despeinado y contento.

No, no hace falta cuidarme, eso es una debilidad que tienen a veces los débiles, los que no entienden que el propio cuidado es impotencia o una forma de egoísmo. Prefiero cuidar a quien ofrezca señas particulares de necesidad de cuidado. A mí no me hace falta, no sé cuidarme solo, por eso, por eso no me hace falta.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues yo digo como esa chica:"Fran cuídate"

Hazlo de la manera que quieras, yendo a la librería a ojear libros o simplemente charlar con tu amiga, pero debes cuidarte.

No es debilidad darse unos cuidados extras cuando nuestro cuerpo lo pide a gritos, no, es simplemente hacer un alto y decir: "...debo de ir mas lento, sin dejar de caminar, pero tomándome mis pausas y mis descansos... he de cuidarme"

Hazlo, mi niño. Los que te queremos nunca veremos debilidad en tus pausas.

Yo también te quiero. Un beso

Anónimo dijo...

Cada persona tiene su propio umbral de dolor, o resistencia al dolor.Preocuparnos demasiado por nuestro pasado es completamente negativo; es importante sonreír y con la frente en alto pasar a la batalla.Lo intentamos todos Fran,porque cuando sufrimos ,nuestro amigo el dolor es un aviso del cuerpo, mente o corazón para decirnos que algo esta pasando.Te conoces bien y sacas armas de combate para no rendirte,eso me gusta.La fuerza de voluntad que tienes al escribir lo que sientes.Te aseguro que tus letras son la mejor medicina,sabes dosificar en cada momento la que te va mejor ,por eso , vas a la farmacia de las letras .Allí encuentras tu mejor receta magistral,la elaboras a tu gusto ,te hace mas joven porque vives siempre con la ilusión de contagiar ,el amor a los libros.
"cuídate".Lo digo con el mismo cariño que te lo dice bolboreta,a la cual saludo y admiro su presencia respetuosa y afable .
ANA

Anónimo dijo...

Gracias Ana.

Leerte es un auténtico placer. No cabe la menor duda que eres todo una "dama".

Fran dijo...

Si cuidarme es acercarme y apoyarme en personas que me quieren lo haré de una forma u otra. Pero me enfado con mi cuerpo cuando sube los niveles que teníamos establecidos ya hace tiempo.

No puedo evitar soñar con tener la actividad que tenía, pero no debo perder la que me queda.

Ser tu niño y que me quieras ese es el mejor consejo que podías darme.

Yo te quiero y te necesito. El beso va en el mismo envío.

Fran dijo...

Sí, cada uno, Ana, le decimos al dolor lo que nos duele y a los demás también o acabamos callándonoslo. No es que me preocupe, somos viejos amigos y plantarle batalla lo hago desde hace mucho tiempo cada vez que pongo el pie en el suelo, pero lo pongo y salgo a la calle y camino y me llevo al dolor a comprar libros conmigo. Lo que pasa es que hay gente que me conoce tanto y me quiere que lo nota enseguida.

Seguiré escribiendo hasta que pueda, seguiré restándole así años a mi edad y al dolor, seguiré con las palabras a cuestas que esas no me pesan. Me cuidaré como dice bolboreta, siempre respetuosa y yo con ella. Y con su cariño que llega hasta ese sitio de que hablaba.

Y con el tuyo, lectora mía, ejemplo permanente en cada línea que escribes, y de lo que de ti han escrito más abajo.

Un beso y gracias siempre.