viernes, 15 de agosto de 2008

Un gesto antiguo y sabio en casa ajena

Lo necesito para quitarme el cansancio, la ausencia y la vejez, desnudarme del todo por lo que se me quedó fuera y hacer como que sigo, que me van a pasar los días sin pesarme demasiado. He dejado en mi propia casa sosiegos que no me va a dar nadie, pero al menos –en casa ajena, que no debería ser tan ajena, quiero que no me aparten los libros de donde los he dejado, el paquete de tabaco, casi hasta cambiar la manera de sentarme.

Pierdo cuando estoy fuera de casa la audacia que siempre me permiten las palabras, me baño de timidez y de ausencia, de casi hasta preguntar sobre hábitos de convivencia. Me falta la codicia de lo propio, la manera de ser que me ha servido para cautivarme cautivando.

Me siento tan extraño que me palpo los interiores, casi obscenamente ya que los exteriores si no son excepcionalmente dos casi mujeres, no me los tocaba nadie. Y por fuera todos tenemos las raíces de las caricias que nos dieron y supimos devolver. Necesito ese deleite, esa lascivia siempre amando con el goce de lo extraño a lo que debería ser propio. Hay una inaudita manera de expresarlo, no respirando, sólo abrazando.

Está claro pues lo que he hechado en falta: necesitaba como en tierra firme brazos de par en par abiertos para tener siempre a alguien dentro. Es una neura tan humana y tan tierna que no me la debe negar nadie, ni la “picaresca” –término ajeno, que tiene siempre dentro valía cuando usamos solo las palabras. Ni tampoco la seguridad que sientes luego al bajar los brazos, al pensar que también en casa ajena puedes ser querido y poderoso con esa extraña fuerza que tiene siempre un hombre enamorado del amor para que lo quieran, dentro y fuera, aquí o allá, de mañana o al atardecer, cada vez que te notas un poco más viejo e inseguro en busca de palabras que te salven o de sílabas que te unan a alguien luego.

Vaya manía que le tengo a no tener los necesarios detalles que son eso: un gesto, una indicación que cualquier cosa que veas cerca, es propia. Yo seré a cambio sabio y prudente, sabré estar en mi sitio, alegrar compañías, contar lo que sé de la vida por haberla vivido con enorme insistencia. Sabré desde el papel que tenga hacer como los amantes que llegan hasta el fondo, así le llamo yo a eso de la experiencia: un fondo difícil de alcanzar, hay que alargar mucho el brazo, ser amigo del dolor demasiadas veces, pensar que ya no llegas y sin embargo llegas. Eso es para mí nada menos que detalles.

Por eso tengo ganas, he sentido unas enormes ganas todos estos días de volver a pagar el peaje de la soledad bien ganada, bien sufrida, de venir a este sitio y deciros otra vez cómo es porque me lo vengo haciendo propio a ratos, despacio con mis gestos cada vez que escribo, que le respondo a alguien, cada vez que se me acaba el tabaco pero los libros están en el mismo sitio donde estaban.

El orden de lo propio no elimina lo ajeno –que además no debe ser ajeno. Vengo echando demasiados días en falta la caricia que siempre deben tener mis mejillas de quienes deben acariciármelas, porque detrás está la inmortalidad de los recuerdos, de lo que hicimos por los demás, de cómo fuimos capaces de tener siempre a mano una mezcla de sonrisa y de cariño hasta en el silencio.

Pronto estaré de nuevo en casa propia. Desde allí seré capaz de acercarme a cualquier ternura que me llame. Tendré ya que probar a entrenarme.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Estuviste entre mis brazos, tus manos cabían justas entre las mías, nunca has sido ajeno a mi entorno, siempre el recuerdo de tus palabras me han acompañado en momentos de intensa soledad más pasaron. Entre metáforas y sentimientos entre proyecciones y deseos sigues estando en el corazón.

Un beso en tu mejilla tierna

María

Anónimo dijo...

El teléfono a mano. y preparado para contestar amorosamente al saludo, esa llamada, esa persona q te ama, aunq no comparta los abrazos, y me hace pensar, con los brazos en alto sin esperar la derrota, q se hace muchas veces visible, pero q no te atreves a saludar........... y la respuesta, será un mal momento o demasiada insistencia por mi parte... està claro q llegar a casa encontrar los aperos de la vida cotidiana nos hace felices, no pedimos permiso para utilizarlos a nuestro antojo y dejamos en un rincòn lo q no nos fue grato... pero paso por nuestro lado sin pedir permiso. Una sonrisa a veces a solas recordando o pretendiendo hacerla real en esos momentos,recuerdo q de joven me llamaba la atenciòn esos besos sonoros q solían dar las personas mayores y ahora yo una de ellas me doy cuenta q es porq ya se pierde el oído y gusta recrearse en esos besos,esperando plasmarlos de por vida en la persona q te incita amar.
Gusta de escuchar una peticiòn......cuenta...dime....q hacías a mi edad? La sonrisa nos llega de oreja a oreja y a tientas damos respuestas no siempre concurrente. porq los secretos del corazòn compartido son a veces màs de los q uno puede alcanzar a describir.
En la noche a veces mientras me rinde el sueño paso pagina a las vivencias y todas ellas dejaron una huella, la experiencia q poco nos sirve a la hora en q tropezamos de nuevo...lo malo o bueno. es q con ellas arrastras volvemos a intentar sacar a flote el amor q germina aun tapando los huecos.
Cuando salimos de nuestro entorno creemos estar fuera de lugar y no es asi. somos nosotros los q ponemos la barrera,los secretillos son eso... secretos q solo uno sabe el porq los guarda.Quizas un dia poco a poco los trasmita porq ya dejaron de serlo al aflorar el dialogo entre abrazo y abrazo.Tu sabes de palabras, abrazos y besos
Besos maria dolores.

Fran dijo...

Cómo voy a olvidar aquella escapada para verte y conocerte mejor. Es muy cierto, mis manos cabían exactamente entro de las tuyas, suaves y tiernas.

No olvides, María, cosas que te dije y que pienso han servido para que tengas ahora una vida al menos construida por tí. Salieron de mi corazón pra quedarse en el tuyo.

No tientes a mi mejilla.

Fran dijo...

He leído tu respuesta varias veces, maría dolores, porque tiene muchas cosas que responder, que me gustaría responder. Lo haría hasta elegante –una llamada de teléfono a un número que tendría que inventarme, o un beso de los que no se escuchan porque yo suelo darlos fuera de los vértices de la boca. Tampoco ando muy sobrado de sonidos, pero besos nunca me faltarían.

Ya tengo cerca la fecha de volver del todo a mi lugar –mejor el plural, a mis lugares. Y te lo aviso, me voy a sentir tan cómodo que voy a ser capaz de contar esas cosas que muchas veces me has dicho que me callo. La red me ha dado dos placeres: la palabra mía que la hace suya quien mejor sabe leerla y esos correos que escribí y me escribieron que siempre fueron fuente de paciencia y de ternura, de manera de saber dónde andaban mis carencias y que a su vez alguien las compartiera. Pero no te creas que eso me haya sido fácil.

Contaré, maría dolores, lo que hice y por qué lo hice y lo que es más importante, los huecos todavía enormes, que tengo que cubrir entre besos y abrazos.

Porque siempre he pensado que abrazar a una mujer tenía una ciencia y una disciplina que había que aprender si uno quería sentirse enteramente hombre.

Besos de Fran

Anónimo dijo...

No es q quiera insistir en q te guardar cosas, osn mi manera de ver la vida, porq yo tambien lo hago, son vivencias q una no deja escapar por nada del mundo o quizas porq piensa q se asustaria màs de uno, no es q me importe, por q el momento lo requirio o dio paso a ello, siempre y màs ahora he sido libre de hacer y deshacer de mi vida, los actos no son siempre los correctos , segun las reglas de mujer. pero ya eso paso de moda y una sigue viviendo el presente, ya se quedo alejado el futuro...Hay una canciòn de Cacho Castaña q dice.. Me gusta las mujeres con pasado .. si puedes escuchala, las q no piensan en el futuro......
Yo ahi me identifico.
Bueno mañana màs,`por tù si q tienes respuestas pendientes.
Besos maria dolores.

Fran dijo...

Sí, sí, claro que tengo respuesta.

Es mucha verdad para mí lo que cuentas de ti: “vivencias que no dejas escapar por nada del mundo”. Sobre los actos de la vida que son correctos, chica, pues cada vez sé menos cuales son y me preocupa menos saberlo.

Vivamos el presente, pues, cómo nos salga, cómo nos lo entiendan los demás, pero de paso me quedo con la canción de Cacho Castaña: las mujeres con pasado y las escucho tanto que me abrazo a su presente.

Ves, como tenía respuesta pendiente.

Ando estos días buscando dos imágenes para colgar dos textos: uno propio y otro ajeno. Precisión y gratitud. Ya casi las tengo, ya casi. Mis palabras empezarán con: “Eres lo único que me queda en la vida”. Y es curioso, son ajenas. No tardo.

Besos

Anónimo dijo...

No estas en desasosiego............... porq nada trasmites.¿porq serà? estas al alcance de las tertulias veraniegas en la mañana tempranito o la noche despues de la permitida cena, dandole una pausa entre cigarro y cigarro, q rico sienta esos ratos de convivencia, eso de no querer q la noche termine, ya q al amanecer hay otras inquietudes dificiles de calmar....y màs de una vez las dejamos apartadas porq nos rinde el sueño.
Disfrutando, eso si de la brisa del mar.
Besos maria dolores.

Fran dijo...

Quizá mañana te transmita mis mañanas de sosiego que tú dices. Contaré cómo miro el mar todavía cerca, unos días más y sabrás como voy a volver a buscar de nuevo mis viejas claves, mis necesidades, mis besos, maría dolores.

Anónimo dijo...

Querido Fran, a veces no es tan ajeno lo que nos rodea pero la soledad acompaña, allá por donde vamos, es nuestra fiel compañía, seguro que hubo momentos inolvidables, cuando salimos de casa dejamos de ser nosotros mismo o al menos, intentamos estar a la altura del momento, como es casa, en ninguna parte.
De todas forma hay que intentar ser nosotros mismos y no dejar que las circunstancias nos domine, entregar lo mejor que tenemos y recibir con amor lo que nos ofrecen, seguro que no le faltan los abrazo, ni el cariño, el que tiene mucho que dar, nunca le falta la recompensa y usted da cuanto posee, en comportamiento, en detalles.
Su deseo de volver a sus costumbres, es la satisfacción nuestra, el volver a disfrutar de sus letras, que son ya, parte de nuestras necesidades, ahora tendrá más tiempo para esas caricias, para eso recuerdos, seguro que no le falta entrenamiento para volver a lo cotidiano y seguir compartiendo todo ese amor que viene compartiendo desde hace tanto tiempo.
Mis felicitaciones y me abrazo, con su permiso

Ley.

Fran dijo...

Lo que dices, Ley, es totalmente cierto, pero cada vez que se vuelve a producir la misma circunstancias en casa ajena -mejor en "sitio" sjeno, me cuenta más de hacer que la teoría sea realidad.

Pero eso ya es pasado. El verano se ha terminado, este calor de temperatura en mi propio hueco no me importa, casi no lo noto y el entrenamiento para lo bueno, se adquiere pronto.

Siempre, siempre tienes permiso y recibimiento para tus besos y los míos.