lunes, 25 de agosto de 2008

Eres lo único que tengo

Para "El Gavilán de Rumbau"

Dijiste esas palabras - porque no tenías además otras más reales, aquella mañana al salir de mi casa. Te marchaste como un ejemplar que forma parte de mi vida, asombroso, seguro en su elección, abrazado a mí. Optaste por ser libre – me lo explicas cada vez, y la libertad es un pesado fardo al que te acostumbras igual que a la muerte. Para ser libre has suscrito la soledad en tus entrañas como una vocación secreta, eliminaste los códigos para acercarse y alejarse, vienes practicando un arte que no es capaz de aprender casi nadie, una sensación que te noto cada vez mirándote la mirada.

Lo nuestro, de lo que hablamos cada vez, ya carece de respuestas, no pueden provenir de ninguno de los dos. Tú has tenido siempre –y sigues teniendo, el poderoso cerebro donde podían estar las claves de lectura de cualquiera. Eras perdedor como me siento yo, pero cuando querías, capaz de abarcar, doble y mitad. Ahora, cada mañana que nos vemos lo tenemos muy claro, hemos asimilado la vejez, se nos ha terminado nuestra dosis de cuerpos frescos y nuevos, hasta si quieres no tiene demasiado poder el poderío del presente.

Lo único que cabe hacer, es lo que tú has hecho este verano: esperarme, como la imagen de ese niño que no puede ser nadie más que tú deseando mi vuelta. Yo he traído los cansancios de la supervivencia inevitables pero no elegidos, intercambiaremos al volver a vernos las imágenes de antes como cromos infantiles de desahogo y paciencia. Consumiste perfecta la espera porque la vida es lo que hacemos, lo que esperamos, lo que no pudimos hacer. He procurado no entretenerme más de la cuenta porque sé que vivir esperando desgasta. La espera es un ángulo, Gavilán, y en su vértice siempre surge el encuentro.

¿Qué vamos a hacer ahora? Lo que veníamos haciendo. Tú traerás cada mañana que vengas a casa esas dosis de memoria desde nuestros antepasados y ese poder que tienes es tal que puede desplazar la realidad. Vas sembrado cada vez detalles de tu memoria que hemos vivido juntos, los desgranas despacio, a veces tienes tanta minuciosidad que pienso que te los inventas. La mía es muy propia, únicamente me vale como el atlas de mis lecturas esparcidas por la casa, el itinerario de los libros, las pausas en cada cita porque ya lo sabes, escribimos lo que escribieron los demás, más o menos, es como mi manera de ir leyendo.

Las menciones de esas citas en tu caso no requieren escritura, están en tu cerebro, te han cabido, no se salen, te vale la selección del recuerdo.
Miro de nuevo a ese niño esperando y te estoy mirando. Somos –si te parece, unos adolescentes para siempre con una forma de envejecer que no tiene historia. Hemos inventado entre los dos una especie de resurrección de lo que dejamos mucho tiempo en suspenso sin tener que morirse antes porque vivimos en un mundo donde está como prohibido envejecer.

Tú lo entiendes mejor porque necesitas poco, te arreglas con cuatro cosas, te mantiene vivo tu cerebro, con el que llegaste a saberlo casi todo. Me dejaste poco sitio, pero no importa porque el sentido de la vida es su carencia. Tuve mucha menos y me equivoqué al querer tanta. Ahora, no me importa, me siento muy orgulloso de sentirte tan cerca, como una metáfora insolente –ya sabes mi manía por leer tanto a Umbral, he tenido la ocasión de que vinieras a quedarte, a esperarme cada vez que me aleje con el heroísmo de los que carecemos de futuro.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Sencillamente precioso. Magníficas palabras.

Mi beso,
María

Fran dijo...

Junto al mío.

Anónimo dijo...

No quiero el futuro, q seria de nosotros? si no vivimos este momento, ya consumido el vino q nos sentaba bien, pasamos al agua, pero sin dejar de beber la sustancia ..........porq nuestros encuentros son asì, claros y al mismo tiempo necesarios, yo como romántica pienso en el colibrí y las flores q en su néctar disfruta y revolotea hasta encontrar la proxima.es como imaginarnos q ahí estamos a la puerta o entados en la cervecería sin perder ripio.. por si merece la pena compartir esa sonrisa q llena de picaresca, nos cuesta tan poco y nos hace tan feliz.
Quizás sea lo único q tengo, porq el valor es difícil de trasmitir.
Besos maria dolores.
Mañana màs.

Fran dijo...

El futuro no nos vale ya a nadie y más como bien dices si hemos consumido casi todo el vino, “sin dejar de beber la substancia”.

¡Ay qué bien que te imagino, mi dama, puro néctar como dices, “sin perder ripio”! Pues bebiendo estaba, chica, cuando te he leído, un bip en el portátil y ya tuve bastante. Bueno, quizá otra cerveza con más picaresca.

Dame algo de ese valor que tienes, por favor, aunque te cueste.
Mañana –si escribes, te leeré ya en mi rincón de lectura de estancia casi pornográfica y permanente. Me llevaré los “13,99 euros” de Beigbeder para derraparme sobre los pechos de su hembra.

Besos

Anónimo dijo...

Sobran los comentarios, va dirigido a alguien muy cercano y eso lo dice todo, dos guerreros con todas las batallas ganadas, que van por el mundo de perdedores y que son las envidia de quienes les leemos, espero se sienta tan halagado como nosotros de poder disfrutar de vuestra sabiduría, de vuestras vivencia.

Mis felicitaciones a los dos y mi beso, con permiso

Ley.

Fran dijo...

Poco importa las batallas que ganó o que perdió ese niño que me esperaba, sino su espera.

Para ello le ha bastado su ilusión de ahora, el valor de un cerebro de siempre que era imposible alcanzar.

Simplemente he rendido culto, pongo respuesta.

Un beso, ese gesto no necesita tolerancia, siempre debe ser deshonesto a quién se lo des.