martes, 12 de agosto de 2008

Baño compartido

Es curioso, unos días en la playa de Tarquinia, a cien kilómetros de Roma, en una hermosa casa, habitada escasamente durante el año por sus dueños, donde mis horas pasaron con la tranquilidad de siempre, de los libros abiertos, de los sueños aquejados de una lentitud incurable, con ese viejo ropaje de la soledad que había dejado, resistiéndome, enérgico con ella, más vivo que con otra manera de estar precisamente vivo. He traído recuerdos, momentos de agradable compañía bajo la égida augusta de un gran patriarca romano, su terca generosidad, la amistad improvisada –con lenguaje diferente, de mi “amica” Amalia, dando bien cuenta en cada cena con 18 comensales, de las mejores reservas de un vino que su dueño obsequiaba para que nunca dijéramos bastante. Una noche hubo que improvisar un regreso a pie hasta la casa de mi inolvidable amiga y en la reja de entrada de suhermoso chalet, dejé no sólo el roce de mis manos sino además la turbia mirada del alcohol que ambos habíamos ingerido.

Contaré mis recuerdos, mis incomprensiones, esa extraña manera que uno tiene de no sentirse en casa aunque los dueños –genes incluidos, quieran hacerte pensar lo contrario. Explicaré si soy capaz de ello como tan hermoso hogar es tan pasajero que nunca podrá ser un hogar. Me apoyaré para ello en las causas inevitables de sus dueños.

Se van, no obstante, completando los detalles ornamentales de la vivienda: ese espejo antiguo que cubre una de las paredes de la sala o la mesa del centro, fruto de una subasta que tuvo la debida puja. Y en cambio, la luz que me faltaba junto a mi cama, testimoniaba mal cómo prolongar las madrugadas con la lectura de las casi 700 páginas de la novela de Larsson “Los hombres que no amaban a las mujeres” –debe ser que buscaba mi propio contrasentido.

Pero todavía no he empezado a explicarlo: lo mejor de estos días –y lo haré con más detalle, el baño compartido con dos niñas que habían ya empezado su insistencia en hacerse mujeres a los 16 años. Lo pregonaba: el pequeño bikini en sus cuerpos antes de marcharse a la playa mientras se lavaban insistentemente los dientes –un iPod en sus oídos, -“pasa, pasa que ya terminamos” e intentar hacerlo por tan estrecha puerta tenía su recompensa con los dientes limpios: un beso que comenzaba en el ángulo inferior de mis labios apretado desde el centro de los suyos. Y la osadía luego que tenían sus vestidos cada cena.

Lo mejor de estos días su coquetería, su alegría y su cariño, mi propuesta indecente:

“-¿Me dejáis que lea los mensajes de vuestros móviles?
-Vale, ahora más tarde, para leer nosotras los tuyos luego y que salgas perdiendo en la manera de medir el deseo.”

Contaré muchas cosas de ellas entre medio, de los genes comunes que tenemos, de lo distintas que son con los mismos años, los mismos días, casi el mismo instante en que nacieron. Es inevitable que si desde los 6 años he ido verano tras verano al aeropuerto para que vinieran solas a mi Mediterráneo –cartelitos de sus tres idiomas casi colgando a la vez desde el cuello, sean mís favoritas de una manera muy especial y única, para poder compartir el mismo baño, roces de cuerpos y sentimientos.

De este primer apunte me quedaré con la fiesta popular en la arena de la playa por la noche, justo horas antes de regresar a mi soledad abundante, mientras nosotros regresábamos de una cena en una casa rural bien ambientada. La advertencia de su padre, -“os quiero a las doce en casa y secas, no bañaros tan de noche.”

Yo recogí cuando llegaron el abrazo entrañable y húmedo de sus cuerpos mojados. No me hablaron, ni me dijeron adiós, se rieron, me besaron como si estuviéramos continuando el baño casero compartido.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido amigo:por fin regresas tes al rincon compartido, yo en mi soledad,por decir algo, pero si impaciente por leer tu respuesta y disfrutar de lo acontecido, porq al menos has compartido esos ratos con alegria y el recorrido, a pie o sujetando las rejas q buenos tropiezos suscitan el vapor del dulce néctar de la vid.q mejor momento para hacer una escapada al lugar prohibido,(porq dime q es lo q no nos tienen vetado)pero ni caso un día es un día, y q se mueran los feos.La juventud es hermosa y las lágrimas no saben de ellas,sì el amor y la alegria.. las telas escasean es normal yo ya estoy curada de espanto y la verdad q la vista se recrea con agrado y te hace retroceder a ...X momentos, sin dar tregua a un pasado q supo hacer lo mejor, pero con mil cosas pendientes q de una manera u otra nos hace vivir.Yo he estado con familia en casa y al final sueñas con doña Soledad... q será? Esos ratos de leer ,contestar, disfrutar de tus letras y pasas al corazòn parte de ellas.Tus viajes q sean cortitos... si no nos deja a solas abriendo y cerrando tu taller, q también lo considero mio.
Mañana màs.
Besos maria dolores.

Anónimo dijo...

Caro, carísimo Fran; bienvenido a este privilegio que es nuestro privilegio de tenerte de nuevo entre palabras. La forma mas hermosa de acercarnos.

Siempre mi beso,

María.

Fran dijo...

"Rincon compartido". Hazme sitio, pero no te apartes demasiado. Así, de cerca, te contaré mis quehaceres con descaro e insistencia.

"Mil cosas pendientes nos hacen vivir". A mí me lo hicieron la juventud de dos muchachas, la humedad de su abrazo, la mirada turbia y elegante de mi amica Amalia, sin aburrirnos de mirarnos -¡qué lenguaje teníamos!

-¿Qué hablará mi padre que lleva toda la noche con Amalia?, testimoniaba mi hija por si a alguien le había pasado desapercibido.

Sin haber visto una imagen tuya jamás, pensé en ti en ese momento. Te lo puedo prometer.

Ya me quedan viajes con las letras a cuestas. Mañana de nuevo mi Mediterráneo, otra parte de familia a mi lado, pero ratos a solas con mi portátil delante pensando, pensando...

Gracias porque este taller lo consideres tuyo también.

Besos de Fran

Fran dijo...

"Siempre mi beso"

María no se olvida, ni yo tampoco de ella, ni de cómo cruzabas las piernas.

Mi privilegio es escribir y que me leas.

Siempre también mi beso.

Fran

Anónimo dijo...

Una satisfacciòn,saber q me recordabas, seria por la picaresca q entre tu y yo conversamos, un lenguaje escrito q no deja reposar la mente y si traspasa el embrujo de tus letras y sus consecuencias.Poco cuesta ir al rincón donde existen esos encuentros, no lejos de compartirlos en algún momento.
Q sea breve tus vacaciones, con o sin portátil....al menos esperamos esas notas q tantos saltos da el corazòn cuando se leen.
Gracias por tan bellos momentos.
Besos maria dolores.

Fran dijo...

Recordarte era una necesidad y la picaresca que empleamos los dos, un imperativo. Voy a ir sacando –te lo aviso, de ese rincón de los recuerdos y de las sensaciones del instante, lo mejor que tenga, lo mejor que sepa decir.

Mis vacaciones ya serán breves pero mis palabras estarán sueltas cada día e irán cayendo, momento a momento, maría dolores.

Gracias y besos a ti.

Anónimo dijo...

Querido amigo, seguro que a pesar de sus achaques, esa estancia ha sido maravillosa, de cada estancia queda un recuerdo, algo que por el motivo que sea, nos queda grabado en nuestras retinas y guardamos en nuestros corazones y más si fue con ese puntito de alcohol jaja
Contaré mis recuerdos, mis incomprensiones, esa extraña manera que uno tiene de no sentirse en casa aunque los dueños –genes incluidos, quieran hacerte pensar lo contrario. Explicaré si soy capaz de ello como tan hermoso hogar es tan pasajero que nunca podrá ser un hogar. Me apoyaré para ello en las causas inevitables de sus dueños.
Caray, con perdón, que bonito, sabe usted, Fran? Es lindo leer y cada fragmento que leemos nos hace recordar algunas anécdotas de nuestro camino, recuerdo de un amigo que me decía, vivo en un palacete, no me falta nada, según los demás, tengo un buen trabajo y soy muy respetado en la villa, casi todos me tienen envidia y no saben que esta villa me viene pequeña, que me siento tan vacío que podría flotar y que daría todo lo que tengo por una puerta a la libertad, quedé atónita pero me pregunté, de qué te asustas si tú que vives rodeadas de personas que te adoran, te sientes sola y no encuentras el motivo? Como usted bien dice, la soledad es un derecho, un sentimiento inevitable del ser humano.
Contaré mis recuerdos, mis incomprensiones, esa extraña manera que uno tiene de no sentirse en casa aunque los dueños –genes incluidos, quieran hacerte pensar lo contrario. Explicaré si soy capaz de ello como tan hermoso hogar es tan pasajero que nunca podrá ser un hogar. Me apoyaré para ello en las causas inevitables de sus dueños.
Permítame que me ría con este titulo jajaja creo querido Fran, que no sería su caso pero claro, no lo conozco y puedo equivocarme.
Fran, ya le veo con la baba caída con esas dos princesas, en ese baño compartido, nadie lo contaría con más encanto, querido amigo, es una pena que estos relatos se pierdan en la red sin dar oportunidad de disfrutarlos a esas princesas y a otras muchas personas que se sentirían aludidas y agradecida.
Fran, que curioso es usted, yo nunca pediría leerles los mensajes, yo se los leería jaja querido amigo, algunos relatos, son tan tiernos que cuesta no llorar de alegría y después se queja usted, de los veranos? Vaya por dios!!!!! Yo recogí cuando llegaron el abrazo entrañable y húmedo de sus cuerpos mojados. No me hablaron, ni me dijeron adiós, se rieron, me besaron como si estuviéramos continuando el baño casero compartido.
Después de leer y releer este relato, me retiro con los ojos llorosos de alegría compartida y pienso que a veces deberíamos ser más agradecidos a la vida pero entonces, no seríamos humanos e inconformistas.
Un besote, Fran, esta vez casi sin permiso
Ley.

Fran dijo...

Cada uno tiene sus achaques, su manera de enfrentarse -como alguien muy certeramente me escribió hace pocas fechas, al descoloque del verano.

Es obvio que he vivido momentos buenos como el que anecdóticamente comento, pero lo que es totalmente seguro es que jamás tendrán destino y de una forma informática tengo activado que vayan desde atrás desapareciendo de la red.

Honestamente, valor literario no tienen ninguno y las posibles repercusiones personales hay que evitarlas. Es así como pienso y así como lo haré.

Gracias por tu sentimiento en su lectura y los besos siempre admitidos y devueltos.