jueves, 21 de agosto de 2008

Otra vez las misma claves de lectura


Lo vengo avisando, lo vengo necesitando. Tengo la compañía profunda del mar a escasos metros, pero la uso solo como mirada tierna y consentidora, no lo gasto el mar, me sirvió en su tiempo, está bien en su sitio desde donde lo veo cada verano, pero mi rostro y mis necesidades se giran hacia la ciudad como animal de ciudad que soy, igual que si la amara sin poder soltarle la mano. Avertencia: por eso ya hace días que me pesa cada día sin ella. Mis escapadas son como infidelidades a mi estancia, pero al mismo tiempo insuficientes. Amo la ciudad como un trabajo largo y satisfactorio y tengo que venir aquí a contarlo cual una especie de exhibicionismo inagotable.

La convivencia con los puntos calientes de mi ciudad me permite recuperar mis claves de lectura. Es curioso, no son los libros ni los autores, ni la temática como una forma de pedir perdón que viene luego. Todos quienes me leéis lo sabéis de sobra, soy un nato perdedor gustoso de mis derrotas, a la vez doble y mitad de quién me quiera, acarreo las dudas pero me las toleran porque detrás de mi lenguaje hay una verdad que nadie duda: a veces una cara estampada por las lágrimas, otras, en cambio, una fortaleza que he aprendido cuando la pedí aunque no me la dieron totalmente.

Volveremos, pues, a zonas oscuras sin respuesta, pero a sitio de vivienda que no deja de tener nadie porque ninguno se queda sin casa. Otra vez los huecos que he descrito tantas veces un poco desordenados pero plenos de mi riqueza siempre al ocuparlos. Que nadie me pregunte cómo me las ventilaré ni el otoño ni el invierno, no son otras estaciones, simplemente ya no son el verano, nada menos.

Una vez lo expliqué: iba por la calle y de repente vi colgado en un balcón como una forma especial de intentar vender la vivienda, no estaba nada mal –“se alquila habitación para gritar”, es decir como un espacio propio que no iba a hacerle mal a nadie ni nuestra desazón, ni la forma de girarnos, de decir que ya no podemos casi seguir viviendo. Una forma de gesto, una impaciencia. No necesito alquilarla, si venís de vez en cuando –tengo sitios de sobra, sabréis lo que es un hombre que ya le puede sacar a la vida poca vida, que tengo que repetirme, esclavo de mi propia tiranía, pero que tengo mi mejor parte sin mentirme, amando a una extraña cada vez, me acompaña la lascivia que es puro presente, orgullo de ser así, inmediatez para mi gloria.

Ya lo veis, las mismas claves: si se trata de mujeres sin conocerlas, verificar su respeto y su llamada, perpendiculares en mi eje vertical para poder así acumular –lo dije al irme, nuevas dosis de ternura. Necesito, -¡oído, cocina!, capacidades infrecuentes cuando parece uno tener las estructuras básicas bien cubiertas. Hacen falta trucos que prohíban casi la sonrisa porque la seriedad es más sexy, bocas disponibles para besos que se escriben primero y se desean luego, elevando los brazos para que tenga su sitio el pecho, la vulgaridad del goce luego, su silencio.

Las mismas claves que no me completaron y todavía recuerdo, noches pensando que los recuerdos pueden ser un cimiento pero son apenas el comienzo. Que me llamen y vuelvo, que sigo siendo el mismo hombre de palabra que nunca se me hará vieja con una vida abierta para penetrar en otra, para llenarla, nada menos.

La mejor clave para acercarme a mis lecturas de nuevo cuando voy a dejar el mar más lejos. Mi grito de reclamo no tiene riesgo, es ofrecer una parte de vida pausada y tierna, admirada y escrita para leerla y compartirla.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Esperaba tu regreso, quizas porq con tus letras llenas esos huecos, como bien dices, q existen y a veces ni queremos reconocer, tu ciudad te llena la vida, has pensado q quizas sea porq alli sabes q te encuentran y las esperas con los brazos abiertos, sin q sea del todo deseado,pienso q habitaciones para gritar deben ser no solo de lamentaciones, sì, para derrochar ese amor q eternamente te invade, muchas veces escondemos ese sentir por miedo al q dirà, sabrà escucharme? y tiernamente como el mar sabe de secretos, de besos y caricias al menos imaginadas.
La ciudad te gusta........el lugar q tus vivencias tienen raíces, los rincones, esquinas q en su momento competieron esos besos fugaces y arrumacos sin q papa o mama sorprendiera, q estaban llenos de sorpresas y como nò satisfacciòn y no me refiero al primero.... si al retorno de lo imprevisto con la sorpresa inmediata... Serà la primera vez?O solo fue la vuelta a los encuentros de pillaje y morbo, porq todo tiene su gracejo, hasta el roce de unas manos.
Quien piensa en las próxima estaciones, si aun nos queda disfrutar al menos un tiempo de esta.. se va màs ligera o solo aparentemente.
Bien venido , a nuestro taller.
Mañana le darè otro repaso .
Besos maria dolores.

Anónimo dijo...

Mi querido Fran, leyéndote una vez más y llevándome a la reflexión con tus magníficas palabras estoy totalmente de acuerdo contigo, el mar de alguna forma es nuestro eco, nuestro interlocutor, el que nos habla sin respuestas de la soledad, de los deseos, y de los anhelos, todo está dentro de nosotros, nuestro entorno al que le procuramos una estética para podernos soportarnos en la contradicción, en la búsqueda de poner la ética y la belleza. Yo siempre he procurado acercarme a ti, algunas veces de forma silente, otras muchas de forma más participativa, y siempre, siempre, desde la más absoluta de las admiraciones. Necesito de tus palabras para reconfórtame.

Entre tú ternura, dejo mi fascinación por el hombre de las palabras bien dichas y bien puestas.

María

Fran dijo...

Ni me fui ni me iré, maría dolores. Aún no estoy en mi ciudad y me hacen aún más falta quienes llenen mis huecos, quienes de alguna manera me digan ven porque soy receptivo a necesidades ajenas y las mías ya lo ves, las pregono.

Aquí en mi escritorio, sin miedo, con una especie de propiedad adquirida a base de lectura, vicio, acercamiento. Puse algo del mar que tengo tan cercano por respeto y tradición. Luego en la ciudad aunque tenga el mar dentro de ella, como hay que ir a él, a visitarlo sin permiso, ya lo dejaré más aparte.

Me entendiste, volveré descalzo y desnudo al morbo de mis esquinas, a los brazos abiertos, al roce de las manos, a las respuestas en las que buscaré toda la audacia posible.

Besos, antes y después del repaso.

Fran dijo...

¡Qué bien suena, mi querida María!

Cuánto sabes del mar porque lo tienes al lado y porque casi lo toqué contigo. “Estética para soportarnos”, bien dicho, mujer, difícil y necesaria para toda la ética y toda la belleza que llevamos dentro y podemos ofrecer al enamorarnos sin remedio.

No sé cómo son mis palabras, pero lo que sí que necesitan es apoyo, es tu ternura. Ya se quedan bien puestas entonces.

Junto a ellas mis besos

Anónimo dijo...

Tu compartes todo. al menos lo creo asi, y das lugar a volar junto a las letras,pensando q tras ellas hay algo q nos invita amar.. y la ternura en cada gesto de esas manos q saben decir cuanto siente,ya de alejaron los tabù o los años pensaron q de nada sirve el tenerlos ahí arrinconado, mejor enterrar los miedos y vivir tal como somos con la ternura q el corazòn nos incita a gozar.
Al final me tenias engañada... desplazamientos, viajes y nada de nada, te quedas con el mar en sueños... una buena forma de pasar esos días q apetece la soledad y no da uno lugar a alejarse de esos rincones.... q tanto nos dicen y màs nos calienta.
Besos maria dolores.

Fran dijo...

Es cierto, maría dolores, me gusta compartir con quien sabe escucharme y se me escapan mis dosis de amor porque las tengo a flor de piel.

No menos cierto es mi eliminación ya hace tiempo de tabúes: cuento, me explico y mantengo firme mi derecho a la mejor respuesta siempre. Y necesito leer la misma belleza.

Lo averiguaste: de mi mar italiano de Tarquinia o de Asturias luego me volví a quedar en mi Mediterráneo. A ése le hago poco caso a lo largo del año porque lo tengo muy cerca de mi ciudad pero no dentro de ella.

Pero ahora ya casi rozo por la inmediatez de los días, mi rincón, mi soledad, mi calor.
Besos de Fran

Anónimo dijo...

Mi apreciado fran,simpre regalas lo mejor,la palabra hecha sentimiento,penetras dentro del alma,quizá no te des cuenta,esas es mi sensación desde que te leo y sigo la mayoría de las veces ,en silencio.
No queda poca vida dentro de tí,tienes el misterio de las letras ,es inagotables el derroche de amor que viertes en ellas.
Siempre te he seguido y seguiré.
Ana

Fran dijo...

He temblado al leerte, Ana, primero de satisfacción por saber de ti, luego por tu precisión y la verdad de tu cariño.

Me ayudan tus palabras cuando dices que me queda aún la vida que proporciona el misterio de las letras.

Estoy orgulloso de decir que pienso que eres la persona que me viene leyendo en la red más tiempo.

Y yo siempre te esperaré.

Anónimo dijo...

El mar nos aporta calma, querido fran pero la ciudad, también tiene su encanto, la persona que tiene su entorno en la ciudad, le cuesta abandonarla, ya pronto estará en sus aposento y moviéndose a sus anchas.
Fran no debería usted hablar de derrota, los que le leemos, no lo vemos así, al menos yo, no le veo así, yo lo veo como el poeta que utiliza sus metáforas para que su poesía exprese lo que el desea, la fortaleza, nunca le faltará.
Querido fran, las estaciones ya no importan, importa el día a día y saber encontrar con que llenar esos dichosos huecos, si en algo le sirve nuestra compañía, aquí seguiremos mientras usted no cierre las puertas de esta casita.
Es muy lindo que afronte usted la vida amándola, el amor por lo que creemos nos ayuda y esos carteles que leemos a veces cuestan entenderlos pero detrás de cada uno, existe una historia, una manifestación y algunos, hasta tienen su gracia, esta noche no es mi mejor noche pero recuerdo una de las veces que cruzaba valencia, cuando aun no estaba el desvió, decía así, vuelve franco, te perdonamos jaja lo recordaré siempre, era joven y me hizo mucha gracia, ya sé que no viene al caso pero siempre me agrada poner una notilla de humor y si se alquilan habitaciones para gritar, lo demás, todo es posible.
Hacen falta trucos que prohíban casi la sonrisa porque la seriedad es más sexy, bocas disponibles para besos que se escriben primero y se desean luego, elevando los brazos para que tenga su sitio el pecho, la vulgaridad del goce luego, su silencio.

Querido Fran, por muy mal que me encuentre, siempre me arranca usted una sonrisa, es posible que usted también intente colorear un poco los días grises, nada se hace viejo, querido amigo, si nosotros no dejamos que nos venza el tiempo.
Si deja usted el mar para seguir compartiendo esta sabiduría, esta ternura, le perdonamos y bien venido a la ciudad.

Mi admiración y mi abrazo con su permiso.

Ley.

Fran dijo...

Si soy hombre de mar, querida Ley, de ciudad de mar, de protestas cara al mar, de desengaños en el mar; si en la piel lo llevo, si hace muy poco me recordaban cerca de mí que cuando llegaba a ese rincón que adquirí con muchos esfuerzos hace años, cada viernes por la noche, asomado en mi terraza frente a él, daba gracias de tener ese hueco.

Pero todo este verano - ya hace veranos, no lo piso, no lo toco, sólo lo miro, sólo lo admiro. Y me invento las mentiras para llegar a la ciudad, las mentiras propias que todo el mundo me consiente porque saben que me son necesarias.

Una vez en la ciudad no hago nada especial, deambulo, la encuentro medio vacía y me satisface, pero los pilares de mi ciudad siguen iguales.

Sonríe lo que quieras, pero el truco de los brazos elevados para que tenga más sitio el pecho; que una mujer con el libro que quiero ya entre mis manos me diga –también sonriendo, “es que no puedes pasar sin verme”, lo respondo en su cintura porque cuando le doy un beso me ocupo más de esa cintura. Luego me equivoco y se me olvida la compra en el mercado.

-“Toma, que te dejas el libro”.

Mi permiso y mi abrazo

Anónimo dijo...

Siempre me confundes, me distraes pero me encanta leerle, a veces pienso que es poesía, a veces realidad, a veces mentira pero lo importante en las letras es calar a los que nos leen y usted lo logra con holgura.

Un besote y a seguir compartiendo, ah, haber donde está ese libro que estoy con los brazos levantados para que no se me caiga

Fran dijo...

Mezclando las palabras, Ley, es muy fácil y muy cómodo mezclar ficción y realidad. Quédate con lo que te convenga, con lo que te agrade.

Si me compartes me basta. En cuanto a un libro por escribir les tengo demasiado respeto para hacerlo. Para eso baja, baja los brazos.

Mi beso que tendrás siempre.