viernes, 4 de julio de 2008

Chus Visor me ayudó a indagar en mi vida

Hace días, leí un reportaje sobre ese editor heroico de poesía que nos trajo a los que se nos escapaban los sentimientos por la vida, la forma de indagar en ellos y en ella. Contaba en una entrevista con él, cómo levantó su negocio de libros de poesía. Él solo, a base de pasión, porque si no interviene la pasión, un desdén, una amargura, una mirada perdida ya no nos cabe ningún recurso, nada. Y él hace 40 años hizo de su oído verso, de su vida un tugurio de poetas y entre Adonaís y El Bardo que eran los únicos editores de poesía entonces, hizo su primera declaración de intenciones publicando “Una temporada en el infierno” de Rimbaud traducido por Celaya.

Cuatrocientos autores forman su catálogo ahora, y en las paredes de mi casa entre tanta novela, esos manejables libros negros, casi de bolsillo, duermen aún esperando quizá que algunos no pueda leerlos nunca. Con ellos he vivido que el lujo de la vida y el silencio son amantes, que es el tiempo el que avanza y no nosotros, con ellos a mi lado he hecho cierto una manera de hablar, de caminar, de querer indagar.

Sentado como estoy en mi butaca de cuero y de descanso cuando no tengo madrugadas impertinentes y me hace seguir acercándome a la vida, dejando estar ya el pasado que lo noto demasiado pasado, me duelen los libros de Chus Visor que todavía no he leído, que ocupan una estantería y que no tendré tiempo de leer jamás. Chus rebosa de libros en su casa, treinta mil volúmenes son bastantes libros para terminar al fin con la memoria. En la mía no quiero contarlos porque me dolería demasiado los que no voy a poder leer.

Los estoy tocando, os lo aseguro, unos cuantos pendientes de leer que tienen sitio cerca: Mario Cuenca, Arturo Tendero, Yolanda Castaño, Vicente Núñez, los que me va enseñando mi librera, “hay más cosas de Visor” ¡y ella qué sabe! O quizá me lo note que es verdad lo que dice su editor: que los que escriben poesía hay de dos estilos, los que escriben del amor y los que indagan en la vida.”

Yo he estado siempre entre el grupo de los que indagan en la vida, en su propia vida, rebuscan a ver qué encuentran, cómo fuí viviendo la juventud escribiendo poemas que no leería nadie afortunadamente. Recuerdo como si lo viera ahora, esas cuartillas que le robaba a mi padre de su despacho de médico y en ellas más que escribir, me escribía. Así fui llenando, por fechas, por ilusiones, sobres que se hicieron viejos y amarillos al mismo tiempo. Todavía me ha quedado tiempo de romperlos con cariño y entereza.

Umbral ya dijo que "escribir poesía, o simplemente leerla, es uno de los menesteres más arrasadores que pueden tentar al hombre.” Caí en la tentación una y mil veces, escribía y leía y siempre tuve a mano cuando había momentos en que todo me inducía al abandono, como una estirpe que no merecida, los libros de poesía de Chus Visor. Cuántas veces fue cierto, dentro de mi propia tristeza intransferible, la forma de llorar que nos cuenta Juan Cruz: “mi manera de llorar es estar a punto de llorar”.

Pero cuatro o cinco versos enhebraban los silencios y los convertían en huecos sonoros, en palabras, en la única manera de enamorarse del lenguaje.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido amigo, que cierto es que sin pasión nada funcionaría, no sería nada fácil triunfar con un negocio y menos de poesía, la poesía no la entiende todo el mundo y por tanto, es difícil venderla.
Querido amigo, no pude usted haber escogido mejores amigos, que los libros que le rodean, ahora que los puedo tener, no tengo tiempo de leerlos y cuando los necesitaba y tenía todo el tiempo del mundo, no me lo podían comprar, así de injusta es la vida.
Usted tiene la suerte de tenerlos y disponer de tiempo para leerlos y compartirlo, es fácil sentir envidia sana, no diga usted que le falta tiempo para leerlos, es un reto que se debe marcar sabiendo que al llegar a la meta, le estamos esperando para el aplauso, ánimos, ¡vos puede!
Querido amigo, yo discrepo con ese editor que dice de los que escriben poesías, que hay dos estilo, yo no me atrevería a citar un número, la poesía es como el amor todos hablamos de el y nadie lo entiende, seguro que su estilo es único y por ese motivo, no debería romper ningún verso, suelos escribir algún poemita en las servilletas de la empresa, a la hora de los descansos pero los míos tienen tan poco valor literario, que terminan en el contenedor de reciclaje de papel, los textos en prosa que le he leído a usted, son muy buenos, o al menos para mi.
Estoy de acuerdo con Umbral, la poesía, a veces puede ser el mejor hombro, convertirse en una necesidad, como dice un amigo, por eso para mi, no existen buenos o malos poetas, sólo existen personas que han dedicado más tiempo en expresar lo que desean dentro de una regla y los demás, escriben o escribimos sin más reglas que las del corazón, respetando siempre, a los que se la aprenden de memoria.
Pero cuatro o cinco versos enhebraban los silencios y los convertían en huecos sonoros, en palabras, en la única manera de enamorarse del lenguaje.
Un bello final, Fran, hermoso texto, compañero, es tan fácil volver a este espacio!!!!
Un besote, siempre sin permiso y con mi cariño

Ley.

Fran dijo...

Siempre tu preliminar, “querido amigo” me predispone para bien y en ésta tu respuesta, hay muchos queridos amigos muy pensados, muy bien expresados.

Nunca es tarde, querida amiga tú, para leer –si no todos, algunos de libros que te dejaste pendientes, quien me dice que no tiene tiempo nunca es del todo cierta su respuesta. Quítatelo de dónde sea, unos podemos más, mientras dejamos por hacer otras cosas que tú puedes; otros menos, pero algo queda, algo se puede.

Sigue escribiendo la poesía que sientes en las servilletas de papel, hasta aquí tienes la puerta abierta para pegarlas si te place. Puedo hacerlo por ti.

No creas, no se escribe la poesía sólo con el corazón, hace falta una disciplina literaria como en todo momento en que juntamos las letras, sino no habría buena ni mala literatura, sólo letras unidas.

En efecto, querida amiga, enamorado estoy del lenguaje y pienso que tú podrías servir para quererlo igual que yo porque debes ser una mujer de besos lentos pero hermosos, por eso das tanto cariño. Nunca necesitarás permiso. Te lo ganaste la primera vez que contestaste a mis primeras palabras que leíste.

Lo tienes para siempre.

Anónimo dijo...

La poesía es simplemente una ventana del alma.
Fran querido, tus escritos es un placer para los sentidos.
Me gustaría regalarte una poesía pero no estoy dotada del don de la palabra.
Mi abrazo,
María

Fran dijo...

Regálametu palabra, en prosa, quieta, como la conozco mucho tiempo y tengo bastante.

Si para ti es un placer leerme, para mí que no esté lejos tu abrazo.

Aquí tienes el mío.

Anónimo dijo...

Qué evocador, qué bonito.

Qué necesidad, verdad, de indagarse y qué difícil encauzar esos golpes feroces de vida en un papel, si no se dejan, si casi nunca coincide el tamaño de lo escrito con el tamaño de lo sentido.

Qué hermosa la poesía, qué certera.

Saludos a todos.

J.M.

Fran dijo...

Evoco porque me registro dentro y porque las palabras vuestras me sirven más de lo que pensáis.

¿Sabes que hay ante esos golpes que nos da a todos la vida? Una manera de compañía que me sirve este escritorio donde hay mucha dulzura, comodidad, bien estar.

Gracias por tu respuesta.

Anónimo dijo...

Tu quiebras los silencios.al menos asi lo siento, cuando abro esta pagina.
Una forma muy especial de decir con toda retórica la vida es toda una poesía, guste o no, es así.
La lectura a veces se deja por falta de iniciativa o porq en ratos de ocio, solo se desea expresar de una manera u otra, lo q la vida nos aporta o el silencio nos limita.
Besos maria dolores.

Fran dijo...

Hacía tiempo que nadie al comentar algo escrito por mí era tan precisa y tan bella: intento romper los silencios porque me sobran, maría dolores.

Y yo los tapo, como otras muchas carencias con la lectura.

Besos