miércoles, 16 de julio de 2008

Amar y despedirse



A lo mejor queda eso solo, casi sin tocarse nadie pero con mimo y a la vez con audacia, sabiendo que dejaste capacidades a las que llegaron pocos y a la vez, sin ápice de orgullo, siempre esperando.

A ratitos mi destino será que me olviden, ya fui capaz de ir contando lo que me pasaba y cuando me enfrenté cara a cara con la necesidad de amar, la lección para sacar de la vida lo que saques. Es complicado, más o menos vas a acabar en derrota, pero tendrás que seguir teniendo en tus labios el sabor deshecho de algún corazón.

Mentir y mentirse cuesta, pero es inevitable: amo y miento pero seré capaz con una palabra de entrar en otra vida y una vez allí ni me puedo escapar ni dejarán que me escape, con un gesto dulce y sabio ando lleno de mujeres. Es mi mérito, es la evidencia de haber sentido. Ya me sale esta escritura: es que amo para poderme despedir luego pero sin salir nunca fuera de con quién estaba dentro.

Y quiero reclamar antes de despedirme de nada ni de nadie una enorme cantidad de carencias. Debieron darme más y de más, hubiera enriquecido mi lenguaje, un arma propia arrojadiza hasta para contar el sexo: follar sin tocarse. Por eso sigo teniendo la necesidad de un destino entendido, prólogo de una despedida, tierna, sin ambages como siempre lo hice.

No lo puedo callar, ni lo callaré jamás: hay una manera de estar junto a alguien sabiendo que no puedes permitírtelo; que un día vendrá un luego porque no puede ser y no será, por eso trae su final. Lo sigo recordando –miento, con la cara cambiada: ya no es recuerdo sino necesidad. Tuve un mimo, una codicia, sólo mirándole los ojos que se me han quedado de lleno entre un par de metáforas y las veces de silencio. Había un gesto, una palabra, una manera de imponerlo que imponía vergüenza hasta en la propia mirada. Era puro detalle, nada menos que detalle. A lo mejor es verdad, dice el poeta que sólo lo perdido se posee eternamente.

Envejezco y tengo que amar y despedirme, amar más de lo que amé y despedirme temblando por si acaso me estoy despidiendo. Amar mezclando las lenguas como hacen los amantes y cogiéndose las nucas porque allí está la insistencia, la seguridad de lo que haces. Envejecer como si no tuviera años sino las palabras que he dicho, los libros que he leído, las veces que no me han entendido.

Amar y despedirse como el destino del hombre en palabras de Neruda. Eso dice Juan Cruz en esos años que cuenta porque muchas veces se lo pidieron. A mí no me lo ha pedido nadie pero estoy en esa tesitura, ya lo he dicho antes que tengo que envejecer –no lo remedia nadie, y amar es un ejercicio físico que me permite mi cuerpo ya que otros muchos no me deja hacerlos. Será alguna postura o una manera de inventarse lo que va a acabar siendo una forma de ponerse cómodo con alguien a tu lado. Sin tocarse, bueno, casi sin tocarse.

Amar y despedirse -¡qué fastidio no consigo quitarme las ilusiones de encima. Amar hasta que pierda la capacidad de hablar, de decir lo que quiero decir: la nostalgia de una caricia, de una piel, de un después. Y despedirse porque todos somos un relato, hemos formado un cuento con las palabras que nos han acabado formando.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso y tierno: "quien tuviera la capacidad de saber despedirse sin despedirse".

Gracias... Sabes cómo y desde donde te lo digo.

... y ese beso que siempre quedará pendiente entre tu y yo, sin despedida.

Bolboreta

Fran dijo...

Nadie como tú tendrá el derecho de recibir esa despedida. Es así, Bolboreta, no lo puedo callar ni lo callaré jamás: esos ojos, ese gesto imponiendo silencio, lo poseeré eternamente como dice el poeta.

Y el beso pendiente que no pudimos darnos, lo tengo aquí como un sueño entre los labios.

En aquello que cultivo con más esmero, las palabras, siempre, siempre, en cada escrito estarás tú.

Anónimo dijo...

Indudablemente puede decirse que llego tarde a este espacio, mas si me lo permite su autor, creo que aún podré disfrutar de estas palabras, de los sentimientos envueltos en ellas, a fin de cuentas la palabra es lo que pervive por siempre, lo que no dejará de ser presente...por mucho que la noche avance.
glauca-p.

Fran dijo...

Nadie llega tarde si aporta cariño, si como muy bien dices se spoya en las palabras y disfruta de ellas.

Todas las espero, todas las necesito. Nnca hay noche para ellas.

Fran

Anónimo dijo...

Fran querido, con tu permiso quisiera cambiar el título en vez de ser “Amar y despedirse” sería “Amar y quedarse” Siempre que amamos dejamos de ser solitarios, el amor anida en el recuerdo, en la esperanza nos hace grandes y los afectos siempre se llevan en el mejor de los sitios el corazón, y desde ahí no existe despedida posible.

Cuídateme mucho

María

Fran dijo...

María, tus respuestas tienen una ternura que demuestran el gran cariño que nos ha unido siempre.

Me quedaré porque estar aquí es placer, es gozo, es una manera de temblar alargando las manos. Y allí, entre los recuerdos, tengo uno tan hermoso tuyo.

Un beso enorme

Anónimo dijo...

Fran, me alegra leerlo de nuevo.

Propongo pensar que todo lo que nos importa se queda para siempre.
Hay sentimientos a los que no pueden vencer ninguna edad, ninguna despedida.

Un abrazo de vuelta.
J.María

Fran dijo...

Un abrazo que me hacía falta. Lo mejor para tu vuelta, de tus sentimientos, sin edad, con entrega, como dices...para siempre.

Ese abrazo

Anónimo dijo...

Querido amigo, cuando alguien es capaz de llegarnos a donde no nos llegaron otras personas, no queda sólo el recuerdo, queda mucho más que eso, el orgullo se dice que es necesario, que no hace más fuerte pero eso, sólo en ocasiones, en otras, también pueden herir, lo importante es que la amistad sea sana y sin pedir nada a cambio, esa es para toda la vida.
Vas a acabar en derrota, pero tendrás que seguir teniendo en tus labios el sabor deshecho de algún corazón.
Esto es muy bonito pero usted sabe que con la audacia de su pluma, jamás se dejará derrotar y ese sabor debe doler pero hay dolores muy amables y creo que ese sabor deshecho se su corazón, será un sabor para la eternidad.
Mentir y mentirse, tan real como la vida misma, a veces querido amigo, nos mentimos a nosotros mismo para seguir viviendo, es casi una necesidad, como los sueños y a los demás, no se debería pero también nos vemos obligado, alguna vez, no lo hacemos consiente pero sí, impulsados por un deseo o capricho.
Querido amigo, aunque le hubiesen dado más, no creo que pudiera almacenar más en esa mente llena y clara, Fran, me hizo recordar unas frases de algún fragmento que escribí sobre el tema de hacer el amor con la mirada, es curioso, no todos sabemos expresarnos como usted pero sus letras nos recuerdan algunas vivencia, algunos momentos, recuerdo que ese fragmento decía así, nos conocimos donde no podíamos tocarnos, hicimos el amor con las miradas y se cumplió nuestro sueño, ya no recuerdo la frase exacta pero al leerle la recordé con mucho cariño.
Querido amigo, lo que se ha amado de verdad, no se pierde nunca, esos ojos que mienta usted con esa ternura, tan expresivo, con ese gesto inolvidable, seguro que le acompañaran toda la vida y es posible que hasta después de la muerte, no seje usted nunca de pensar el ellos y allá donde se encuentren querrán ver le sonreír.
Fran, nada se posee, nada se pierde pero es lindo lo que dice el poeta, Fran, se le entiende perfecta mente aunque no e fácil encontrar la respuesta que merece, usted no se despedirá nunca y si algún día no hiciera, dejaría la puerta de sus letras para que no lo olvidáramos, estoy segura que no sabe usted vivir cómodo o más bien sin hacer nada, eso es para los que marcharon y vos no marchará.
Amar y despedirse -¡qué fastidio no consigo quitarme las ilusiones de encima. Amar hasta que pierda la capacidad de hablar, de decir lo que quiero decir: la nostalgia de una caricia, de una piel, de un después. Y despedirse porque todos somos un relato, hemos formado un cuento con las palabras que nos han acabado formando.
Caray, con perdón, que final más bonito, ni las ilusiones se pueden evitar, ni el amar, ni las despedidas pero se pueden mezclar con la esperanza y el orgullo y el resultado, será un corazón enorme como el de vos.
Y no puedo perderle permiso para el beso, por que sería casi un pecado.
Ley.

Fran dijo...

Tu respuesta es lo suificientemente amplia y detallada que en ella misma te das tú contestación a cada intención de mi escrito.

Te doy las gracias, muy sinceramente porque hay un claro deseo de al desmenuzar mis palabras darles un tono de cariño que es con lo que me quedo.

No hace falta decirte nada más sino que esas palabras no tienen tanto valor como pareces darles.

En este escritorio, ya lo sabes, cuento y me cuento, escribo y me escribo y si tengo la suerte de encontrar a alguien que pone tanto esfuerzo en su respuesta sólo puedo darle las gracias y permiso no hace falta para todos los besos del mundo.

Te añado un abrazo.

Anónimo dijo...

Las despedidas son crueles....pero no dejan de existir, es como el amor q una intenta sea eterno y no se consigue, por el hecho q todo caduca, siempre esta el, pero..., q paso? o los recuerdos anteriores destierran el presente y una revive el pasado, los años q pudo disfrutar sin temor al sexo y sus consecuencias..ya no te digo sentada porq es más difícil, si al menos paseando e intentando analizar el porq el tiempo intenta borrar lo q la memoria guarda con reservas, por si es descubierta del trasiego del amar y ser amada sin echar cuenta del porq se hizo o dejo de hacer, si en los momentos X se necesitaba o la soledad te pedia a gritos la compañía de un ser, de unas manos,la sonrisa junto a los ojos q desnudan, sin ser capaces de ver la imagen desechable q acarrean los años.
Una libre sonrisa y deseos de amar.
Besos maria dolores.

Fran dijo...

Menos mal que me lo admites, maría dolores. Todo tiene comienzo y final e igual que la felicidad es tan solo unos momentos de vez en cuando, el amor se despide a veces, aquel que hubo sin temores por ninguna parte.

Y luego en esas despedidas, sin averiguar los porqués. Cuando existió había de todo, ¿te acuerdas?

Gracias por tu sonrisa y tus deseos.

Besos