miércoles, 17 de marzo de 2010

NO TENGO ALIENTO


Al igual que la imagen, con su mismo texto. Para seguir insistiendo sobre lo que quiero. Hace ya 5 años, le puse una palabra delante a los libros a la hora de crear en la red una página web de literatura, donde iba a contar lo que estaba leyendo, sabiendo que un libro es tan propio que ni se lo puedes recomendar a nadie.

acércatealoslibros.com sólo pretendió insistir en que aquella tremenda parte de mi vida iba a seguir siéndolo, compartida con los que quisieran conmigo venir a leerse un libro. Para eso aún me queda aliento, hábito, y un enorme cariño.


Y quise luego en estas pegatinas del sentimiento, llegar hasta más terreno. Ya lo sé que nadie acepta a nadie como es, se puede competir o comprender, y con esa agarradera humana he desnudado muchas veces mis debilidades más ocultas para llegar así hasta la gente y tener un coito humano y glorioso a la vez. Como sacando de esta manera la vida secreta que todos llevamos dentro, la preciosa vergüenza de la intimidad. ¿Para qué?


Casi parecido a tomarse un café a media tarde con alguien e intentar decir cómo eres, y averiguar cómo es quién tienes cerca. Todos estamos pensando a la vez que en las relaciones humanas, no existe estar solo, cuando es verdad no está solo nadie.


Cuántas veces me he acercado para nada pensando que estaba casi todo, que yo era ese hombre con la página del libro siempre abierta para estimular el cariño, inventárselo cada vez si llegaba hasta que me dijeran basta o me quedara sin aliento, como en esta ocasión por ese hermoso poder y esa tremenda fuerza de la comunicación. Evitar así y evitármela, la tristeza de estar solo muchas veces hasta que llegara la verdad de mi mentira, lo que antes explicaba: la certeza que no está solo nadie.


Pero puede tener uno ya, el derecho por las veces que he hecho míos esfuerzos o necesidades ajenas –mal qué bien, pero hechas- a una vez más quedarme quieto, equivocado con los propios vicios que no vienen ni en los diccionarios eróticos quizá, pero sin agobios. Me gané, creo, mi sitio, mi lugar, mi identidad, con el documento acreditativo además en la mano. Y sobre todo, me gané, me parece, en ese espacio, también otro derecho: una empatía y un reconocimiento que normalmente no hace falta tanto pathos para obtenerlo.


Creo que aún puedo pedir más, voy a insistir en un derecho a amar con el más amplio reconocimiento; salir ganador –como si la hubiera habido- de la hazaña bélica que tienen los amantes antes de la cama y una cosa muy hermosa: ese recurso que deben tener las citas en el campo de batalla, caídos ya los estímulos de la empatía y el vestido. Dije ya hace mucho tiempo en aquellos foros de debate tierno, necesito un cariño que hasta yo mismo le pueda bajar los tirantes.


Todo viene quizá desde que llegaron las pantallas enormes de Internet, nos fueron viendo todos, los que nos podían ver y los que no debían, y llamarnos luego o pensaron en la intención de hacerlo. No supe desfigurar el rostro, ni mucho menos los valores para una continuidad.


A mí me faltó, encontrarme del todo bien en un sitio. Había un sendero de búsqueda, de proceso. No se trata de sentirse entonces mejor persona, sigues fallando en los mismos esquemas cuando surgen, sino al menos simplemente mejor, no sentirme de pronto agobiado y que tenga que decir como en la imagen, me falta el aliento.


Porque soy persona de mucho aliento y de reconocer insistentemente el valor de quien tengo al lado. Insisto en las admiraciones que estoy admirando siempre. A lo mejor empiezo como todos con lo fácil, la belleza, ese injusto atributo de la naturaleza humana, pero siempre sigo más hondo porque me sorprende y rechazo las distancias.


Es sugestión cada vez más para mí esa comunicación del ser humano en la que hay tantos vacíos, pero lo que ocurre, o lo que más me destruye, es que luego detrás del misterio existe el deterioro por hacerlo. Chejov ya avisaba que cualquier relación de pareja es un misterio.


Cuando escribo y lo que he escrito aquí, también ya hace años, no hay un cálculo: das, recibo, con tarjeta de crédito admitida. Porque mi crédito siempre ha sido amplio, gasto bastante, luego pediré un precio alto, pero no quiero llegar, cobre el importe que cobre, a esa sensación de no tener ya aliento de eliminar yo mismo un día las palabras que siempre las acababa de leer y poder así llegar a un silencio reposado y viejo donde no quepa nada más que la soledad, sin espacio para que no sea cierta.

10 comentarios:

Dol dijo...

Eso de la pegatina del sentimiento es una obra de arte .
Que lo sepas.
...
Sabes?
He desactivado los comentarios en mi blog .
He comprendido que a veces basta con dar un portazo para seguir siendo uno mismo.
Una misma , en este caso.
Lo que queda al otro lado de la puerta, si tiene algún valor , sabrá esperar .
Un beso, Fran.
Tienes tanto que ofrecer y que resistir todavía...que yo de ti me quedaría un poco más.

Fran dijo...

Es lo que todos los que escribimos en esta pizarra grande hacemos.

Haces bien en suprimir los comentarios, yo no lo hago porque los míos sn muy pocos, aunque buenos. Y buena idea, si alguien tiene interés que espere fuera hasta que le dejes entrar.

Mientras esté, Reyes preciosa, daré todo lo que tenga. Resisitir, ya menos aunque puedo tener delante alguien a quién es inevitable resistirse.

Anónimo dijo...

Entonces, resiste, espera, que aún aguardo tu palabra que emociona, tu palabra hermosa que acaricia... Si, quédate un rato más, que aún la alondra no ha cantado, aún hay espacio para creérselo todo...

Unknown dijo...

Siempre hay aliento para saber que alguien te piensa.
Cariño, te abrazo con aliento a distancia, pero con la fortaleza de un roble.
Besos

Fran dijo...

Me cuesta resistir mucho más de lo que crees. De momento estoy porque lo acabas de escribir y lo harás la próxima vez y no sabes el valor que tiene para mí.

Me lo iré creyendo todo.

Un beso

Fran dijo...

Paola, tus palabras llevan cariño y eso ya es aliento.

Y si me piensas y me abrazas no es dessde lejos, ambas cosas las noto muy cerca.

El mío también, es preciso

Anónimo dijo...

Hoy he leido de Beatriz Rivera
este bello poema..
Amigo, mi amigo:
Déjame seguir siendo este silencio
que se viste de risa en las mañanas,
cuando el sol, como un regalo luminoso y cálido
me derrite la vida de alegría.

Déjame que yo siga persiguiendo respuestas
y esculcando en mi alma
para hallar mis estrellas,
para saber cuánto de luna
o de lucero tengo
o si soy, simplemente,
una nada que sueña.

Déjame seguir siendo monacal y pequeña,
hermana de la hormiga,
amiga de los libros,
de las noches muy noches
y de mi misma dueña.

Déjame ser un poco triste,
un tanto extraña,
un mucho libre en mi bosque
de dudas y preguntas.

¿No ves que estoy creciendo,
mirándome por dentro,
buscándome en la calma?

No te asombres, amigo...
Mejor déjame seguir siendo
este silencio que se viste de risa en las mañanas.

Déjame leerte un poco mas
que se prolonge la madrugada
aprecido Fran
Espero el pan de tus paabras
ANA

Fran dijo...

Lo tendrás, Ana queridísima, porque por personas como tú, por un poema con tanta razón como el que me envias, vale la pena soportar los silencios, la falta de aliento, mis madrugradas y esperar el alba, la mañana de mis libros.

Gracias.

Un beso

Anónimo dijo...

Ese libro, el q sin querer conversamos, intentando compartir nuestros sentimientos, sacando pagina o parafos, q nos hace ser protagonistas o el admirador de la narrativa. El personaje q en determinados momentos pasamos a ser èl, desnudando una parte de nuestras verguenzas... intentando despojarnos de la intimidad q apenas compartimos. por lo dificil de ser entendido. Estar solo, sin estarlo.El personaje no se desfigura, crece en valores, sentado en la pantalla a la espera de ese saludo, como un beso tirado al viento, sin lugar determinado, pero si sediento de amar.
Das un credito, a la espera de los intereses q seràn dulces como un espacio q tù mismo creastes.
Besos maria dolores.

Fran dijo...

Cada vez me gustan más tus comentarios, María Dolores: ..."desnudando una parte de nuestras verguenzas... intentando despojarnos de la intimidad q apenas compartimos. por lo dificil de ser entendido. Estar solo, sin estarlo."

Es difícil estar así y es necesario esa ayuda, ese beso al viento.

Como el mío.