sábado, 13 de marzo de 2010

AL FINAL SOLO QUEDA ESO


Los versos de Uribe: “”no quiero promesas, no quiero disculpas/tan sólo un gesto de amor”. Hay explanada suficiente en la vida para darte cuenta quien aporta ese gesto, esa manera de ser, no hace falta ni tan solo decirlo. Parece sencillo, pero escasea.



Ando ya de finales, que viene a ser lo mismo que plantearse las cosas que uno no hizo bien desde el principio, no dar ni una frase gratis, otra vez Uribe, “mientras tanto cógeme la mano.” Lo he pensado, nadie hemos sido perfectos ni en la cama, ni en el sueño, ni desde un lado al otro hemos demandado y otorgado demasiada convivencia, tan sólo saberse las cosas y estar dispuesto a aceptarlas.


Pues escribiendo por estos andurriales hice lo mismo y pretendí que hicieran igual conmigo. Aquí entre las palabras pueden estar dos seres juntos y qué daño se pueden hacer dos personas y qué placer se pueden dar. Depende del tiento, como dije de las maneras, de esa espera dándose la mano del poeta vasco.


Yo que vine por aquí para estar menos tiempo solo me voy sintiendo más solo. Ya sé que la soledad es una buena condición para enamorarse o para perderse. Estuve mucho tiempo apuntado a lo primero, a ese lance hermoso como insistentemente dije un día: necesito la desnudez de una mujer que se quiebre, basta, muchas veces, una palabra para abandonar una vida y penetrar en otra. A veces la calidad del mundo depende de un simple monosílabo: económico, de absoluta discreción. No lo he tenido, ni un abrazo, sin dominio, libre, promiscuo, inmoral a los ojos ajenos, el de la mujer que sólo sabe murmurar te amo en el momento en que se siente hembra abierta. Pues el hombre, abriéndola.


Expliqué en post pegados varias veces la medida, que es difícil en casi todas las ocasiones pero que la tenemos todos por igual: veinticuatro horas, para querer a alguien, para soportar el dolor, para entenderlo todo el tiempo, pase cualquier cosa a la que le dimos toda la importancia si cabía la posibilidad de pensar que no iban a entenderla, se iban a quedar sólo precisamente con la importancia..


Y como todo eso me ha ido fallando, y me puede seguir fallando a la vez que he fallado yo, pues hay que recurrir al cuarto propio donde gritar a solas en silencio sobre todas las cosas; donde te das cuenta que la vida ha sido sólo eso. Se me ocurre un símil –ya sabéis la manía de las metáforas que tengo- : la desolación de desnudarse en la oscuridad junto a una mujer que no se va a despertar únicamente pensando en ti.


Pero a mí me queda todavía, la honestidad de los adultos que quieren algo de los demás y estuvieron dando mucho rato; sostengo la percepción del amor como un secreto propio que tengo; una fortaleza vulnerable y previsible pero fuerte. Abandono si me viene alguna desgana triste, permanezco con mi historia, eso que siempre no se cuenta. Todo esto me pasa, lo siento porque ya es media tarde, con su extraño y particular silencio de cuando estoy solo en casa, me sustento de algún buen recuerdo leyendo el castellano de Castilla de Miguel Delibes, recién muerto. Le pudo a la salud escribiendo, ni eso fue una derrota, a lo mejor su mejor victoria.


Para mí un gesto de amor es entender todo esto: que la vida no me ha dejado más que eso: sin promesas, sin necesidad de disculpas, cogiéndome la mano, mientras tanto, yo la miro dormir porque siempre tengo tiempo para dormir yo después.


Para que me pertenezca eso, tres recuerdos que tengo como un ofrecimiento: un sentimiento tan conmovedoramente arrugado como un pezón todavía arrugado; tocar como se debe tocar (lo que dije el otro día del tacto) y sentir que es cierto, y que siempre hay un aquí estoy yo, aquí estás tú, el que sea, el más propio. Igual que si la vida no le soltara a uno nunca. A mí ya no me suelta aunque al final sólo me quede esto: iba a empezar a escribirlo pero esta tarde es demasiado tarde, perezosa como una novela que no se acaba nunca.


No he conseguido explicarlo, luego nadie podrá juzgarlo. Va de poetas, fijaro que para terminar mi explicación cualquier otro día empleara los versos de Erika Martínez, de su “Color carne”: "Me gusta que me mientas/no permitas que se te note.”

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, hoy hemos perdido a un hermano de palabras bien trazadas, hoy quiénes amamos las letras nos sentimos huérfanos, hoy sólo nos queda el lenguaje bien aprendido del castellano. Afortunados los que de noche sueñan un amor y de día ensueñan una aventura.
Confortante resulta escribir para ser leído con admiración, Fran querido,
Un inmenso abrazo,
María

Dol dijo...

La soledad afecta tanto a los que saben dar como a aquéllos que no saben más que pedir ,Fran.
No sé cómo explicarlo ,pero la vida pesa en ocasiones como una losa que sólo un poco de amor o fantasía puede volver ligera como una pluma.
Afortunados , digo yo, siguiendo el hilo de la comentarista anterior, los que tienen ese cuarto propio donde analizar la vida con calma, deleitándose en un poema.
Un beso, Fran.

Fran dijo...

Efectivamente, María, hoy hemos perdido el castellamno más puro, su riqueza, cómo nos cautivaba.

Sueño un amor y una aventura luego siempre, María. Me conoces por eso me abrazas así.

Y sé devolvértelo.

Fran dijo...

La soledad, efectivamente, Reyes, nos afecta a todos, según un tipo de medida. Malas ambas.

Hablas del peso de la vida. Sabes que tengo ese cuarto y la mesa llena de poemas, algunos tuyos.

No me falta ese deleite al menos.

Mi beso

Anónimo dijo...

Ya poco queremos disfrutar de un castellano puro, hasta te dicen donde vas tia....ya no se retocan esas frases, con dolor, pero es asì.Soñar es libre y el mundo se torna de colores,como la gran sorpresa q si queremos volver a sentir lo q dejamos atras.Escribimos a veces con un deficiente castellano, pero con un gran deseo de llegar a la meta... ser entendido,la mente blanca y las letras con una pizca de amor, son coquetas, sin atrapar, atrapan, como si jugaramos a ser niños. con los ojos grandes , llenos de sorpresas, en espera del cristal rosado q la soledad aporta sin fatiga, cubriendo con ese manto de ambiciòn por seguir descubriendo q hay delante de nosotros.
Besos maria dolores.

Fran dijo...

Quizá sea esta la ocasión, María Dolores, en que has sido tú la que me has captado, la que me has "atrapado" porque es muy cierta tu interpretación: tengo una meta escribiendo, quiero que quede clara, la más importante, esas pizcas de amor.

Lo que haya detrás me ayudará.

Un beso

Anónimo dijo...

Fran,entretanto sigue dejando pedacitos de tu corazón por las esquinas, por si como hoy, paso y los veo. Le pediré al silencio que baje la voz, para suplicarte que me saques de mi vida, cada vez que te lea.
Te lo diré de otro modo: Porque alguna de tus entradas me ha dejado sin palabras,(espero que hagas algo decente con ellas) estoy aquí para quedarme.
Te daré más razones: Se agradece tu insistencia en que la vida sea más vida.



P.D. Soy mujer. Y busco a la vez: serenidad, imaginación y talento.

(Inma)

Fran dijo...

De vez en cuando lo hago, Inma, es mi necesidad más inmediata. Mi manera es hacerlo como me sale, como lo siento y a veces hasta yo mismo advierto de su supuesta indecencia que es la más poderosa decencia.

Llevo muchos años en la red y leo furiosamente desde niño y escribo en esa pared pública con la única intención de escaparme de la vida y recobrar así la vida y que sea, como dices “más vida.”

Buenvenida, Inma.

Anónimo dijo...

"Me gusta que me mientas, no permitas que se te note" y a esa frase me aferro, a esas frases dulces, sensuales, que acarician desde lejos y que imagino que sólo a mi pertenecen. Sí, que no se note que no son ciertas, que son solamente pajarillos echados a volar...Que no se note, no, porque
hoy no quisiera llorar...

Fran dijo...

Junto a mis palabras no llora nadie porque la sensualidad en la poesía siempre la busco. Esa es mi certeza para quien la tome, la haga suya.

Anónimo dijo...

Es cierto, corazón... ¿Por qué llorar?

Fran dijo...

Pues ya lo sabes. Yo recogeré la sonrisa.

Un beso

Anónimo dijo...

Y el beso...

Fran dijo...

Eso siempre.