miércoles, 3 de septiembre de 2008

Llegar hasta la lujuria del suelo


No leo nunca los manuales de instrucciones y no sé qué hacer ahora. Me siento como embarazoso, a la búsqueda de instantes sueltos de felicidad, de esa que no se relata, según dicen algunos. Yo jamás supe contarla, mejor buscarla. Volver a escribir aquí, cada vez, cada sueño, me va resultando como en familia, ésa que hay que conocer por el camino, no basta que te la den, luego verás tú mismo cómo resulta. Sin ninguna indicación frente a cualquier mujer, descubierta, como pasa siempre que se mezcla la saliva de ambos, la de ella y la mía.

Precisiones ninguna, cobardías las que hagan falta porque hace mucho tiempo ya que vengo escondiendo las verdades en este rincón, propio y escrito para que lo lea casi nadie. En él seré lo cobarde que haga falta, pero lo rotundo, lo osado, no me contradigo. Quiero escribir como en estado de shok, ir buscando cada vez lo mejor a lo que puedo aspirar: el instante de un seno desnudo; el fastidio de no quitarse las ilusiones de encima;  el amor que te elimina la capacidad de hablar cuando ni siquiera puedes ni respirar; eludir la soledad en plena soledad para que pueda bastarme una felicidad unilateral.

Llevo arrastrando cobardemente –como un prodigioso personaje de novela mal leída, los excesos increíbles, la ropa arrancada, la súplica que tiene el placer, la saliva de los dos, el semen, los besos, casi todo, casi todo lo que quise tener y no tuve. Mi cobardía aquí va a consistir en amar demasiado, de cualquier manera para ver si luego en los momentos de calma, me entero de qué es eso de la calma.

Por lo tanto no habrá nada definitivo, no puede haberlo en un viejo que se empeña en decir que es viejo. Porque voy a darle la vuelta a todo. Empezaré –como me recomienda mi entrañable amigo “inalámbrico”,  poder llegar a cimas más altas, pero mi problema está en aspirar a tener tanto y no arreglarme con las cuatro cosas de siempre en el armario. Si lo tenía bien fácil: un libro siempre abierto, ese lápiz permanente para arrancarle los registros entre las páginas que tienen todos, todos los libros; su engranaje, la ternura que tengo al contarlos, cómo sé acariciarlos.

No me hacía falta nada más que ir leyéndolos, tener ese placer que cuesta, esa excitación lenta y segura de verlos amontonados. No necesitaba, no necesito más que convivir con las caricias y poder destinarlas luego. A mí me gusta el verbo, encontrar entonces quien ponga la boca amada; me urgen las miradas para ver a quién destinarlas, estrenar sus ganas de gozarlas para luego perturbarla. Perturbar a una mujer es mejor que seducirla, tiene una espera amplia, aplazar el placer hasta que ella quiera crea un amplio y heroico erotismo. Entonces, seguro, el placer ya no aumenta, aprieta, no cede, sirve la lujuria del suelo.

Y buscando más cosas cuando podía ser capaz sin manual de instrucciones de calcular el mundo, de saber dónde llegaba, de ignorar si se me terminaba me he dado cuenta que no hacía falta plan de ataque, bastaba mi lenguaje como un veneno para expulsar la tristeza. Quiero hacerlo para poder beber, morder, gozar, y hacer así que nada sea definitivo, tenga al menos la cobardía del intento.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Ser amante y ser amado, será una cuestión de azar para algunos y para otros del destino. Poca gente se cruza por nuestra vida que nos despierte la pasión, algunas veces la mayoría nos acercamos buscando, huyendo de la soledad en falsas pasiones, o apasionamientos, y al final te das cuenta que sigues estando tan solo como antes, pero encima desengañado y un bastante frustrado.
Hay que llevar cuidado, mucho cuidado dónde ponemos las ilusiones no sea que al final todo sea un espejismo difícil de seguir.

También puedes ser a la inversa, encontrar un amante que sea capaz de amar. En cualquier caso, siempre hay que cuidarse,

Mi amante son las palabras, ellas sí que me hacen soñar, disfrutar, y un largo etc. Sobre todo viniendo de una pluma y un verbo con tanto privilegio como el que tiene Fran.

Mi beso,

María

Fran dijo...

Solos estamos todos, María, pero dejes pasar nunca el esbozo de pasión alguna, sea tú la apasionada o el otro.

No te desengañes jamás, ninguna te valdrá siempre, disfrútala cuando la tengas, mientras te dure.

Gracias porque mis palabras me hagan amante tuyo.

Un beso

Anónimo dijo...

El amor, la amante y porq no la mujer como primera figura, quizas ella exponga y el solo acepta hasta pasar esos momentos dulces en un paladar con ansias de saborear,algo distinto a lo habitual...contrastes, picantes, dulces y con un agridulce suave q incita a seguir. con la mente en la mujer q muchas veces pasa por nuestro lado y no llegamos a decirle el contraste q hay entre las otras q pasaron por nuestra vida, dejando ese sabor q con deseos se vuelve a buscar en otra boca, muy dificil, cada uno de nosotros destilamos el olor especial, sabor y caricias q no son inigualable....porq serà?.Y ellos envolvieron nuestras vidas y acompañados del receptor de por vida.
Una aventura, el querer intentar encontrar de nuevo la orma de nuestro zapato, cuando con el tiempo cambia todo en nuestro cuerpo, hasta el nª de calzado.Pero no dejamos de insistir a hay algo dentro de nosotros q vuela sin meta tras lo q la imaginaciòn nos pinta en las horas de soledad.
Ya cansada de fracasos e intentos de compartir, te alejas de la aventura de volver por mucho q tu corazòn diga lo contrario.Hay una dicha, amar y no esconder los sentimientos y otra como tù, plasmarlo en letras con tu dialogo constante, en busca de ese algo q sabes q tienes vivo.... querer ser amado aunq sea a retazos.
Besos maria dolores.

Fran dijo...

Me ha encantado esa sutiliza tuya, maría dolores, que cada uno destilamos el olor especial, sabor caricias.

Y eso no me cansaré nunca de buscarlo guiado por la palabra, hasta en un simple eco.

No me hace falta una aventura porque además es verdad, cambiamos de talla, pero evidentemente insistiré en que vuele mi imaginación, querida. Déjame, respóndela, óyela aunque vayas por otra senda y tengas la tuya bien distinta.

Dices estar cansada de fracasos, de intentos de compartir, de amar. No, de amor no te canses, hazme caso, yo lo necesito, las dos cosas, de la mano, amar y ser amado.

No me cansaré de decirlo.

Besos de Fran

Anónimo dijo...

Fran:
Tu crees q no te lee nadie?.Te adentras en muchos corazones, solo q no siempre estàn prestos a descubrir los entrecijos, ese miedo al q diràn a q piensen q Descarada (frase q solia decirme mi suegra cuando no le daba respuesta) una forma de descargar las ideas màs abanzadas q sin futuro son precisas.
Estàs en familia, màs o menos bien avenida, pero familia, y como toda existen los coladores........ y ahi q no siempre te respondàn y con capacidad de escuchar.... quien no haya sentido esos momentos de acelero....... q lo afirme....juro...prometo.....y al final todo es silencio.Q pena irse de esta vida sin haber expuesto lo sentido o deseado y hasta esperado.
Recuerdo...¡¡Quièn no escribio un poema huyendo de la soledad!!.
Las faltas de ortografia no me abruman, ya ni las tablas de multiplicar, seria tonto estar en silencio por no hacerlo correctamente, cuando el amor no sabe ni entiende de letras, si de tacto y dulzura, armonia acompañada de un calor intenso... esperando la calma...tù acaricias sus paginas y ellas coloreàn tu corazòn, como cada mujer q se dice serlo. erizando la piel de tus manos.
besos maria dolores.

Anónimo dijo...

No Fran, no creas que tus escritos quedan ahí perdidos en la nada de lo inexistente, por supuesto que te leen, te leo desde el poco tiempo que ha te descubrí y lo hago con una mudez que teme romper la magia que crea tu palabra pertinente y cabal, palabra capaz de hacerse alma y cuerpo, sentimiento y tacto de esos, como tú dices "instantes sueltos de felicidad, de esa que no se relata" pero que tú sabes hacerlo con un inusitado acierto.
Un abrazo

glauca

Anónimo dijo...

Desde hace años ya, siempre estoy expectante ante cada post que escribes, ávida de tus palabras y tus reflexiones. Unas veces participativa, pero siempre, siempre atenta y encandilada de tus palabras.

lectora incondicional,
María

Fran dijo...

Me leen, maría dolores, quienes se callen no lo sé. Ese temor que hablas del “qué dirán” en todo caso lo tendría que tener yo, pero yo hace mucho tiempo que digo lo que pienso y lo que siento y eso sí es así, no hace daño a nadie, ni se puede volver contra uno mismo.

Sí, me siento en familia –eso es muy cierto- y estoy dispuesto a “acelerarme” con quién sea, cómo sea y hasta compartir los silencios que pueden venir luego.

La informática –por lo que hablas de las faltas de ortografía- que si quieres te las corrige, pero el lenguaje htm de mi página http://www.acercatealoslibros.com por ejemplo, es tan cruel que no me deja poner acentos al confeccionar la maqueta, ni las “ñ”. Pero eso no me impedirá nunca acariciar hasta donde alcance mi mano.

Besos de Fran

Fran dijo...

Gracias por leerme, glauca.

Mi palabra no siempre es la más pertinente, no creas, me arriesgo mucho, pero me encanta que se me escapen porque son sentimiento y vivimos un mundo donde está infravalorado. Por ahí andan esos instantes de felicidad.

Un abrazo

Fran dijo...

María si me lees hace años cada post que dejó, cada intento de acercarme a la gente, gracias porque tiene más valor para mí del que te imaginas.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Querido Fran, eso de no leer los manuales es un grave error pero ya somos dos que la herramos. Pero siempre hay quien nos eche una mano para seguir caminando.
Fran, hay que saber buscar esa felicidad y a vos no le faltan agallas para encontrarla, lo leemos mucho más que casi nadie, yo soy sólo una humilde cometa pero no le faltan manos amigas, ni buenos lectores.
Fran, los soñadores, no entienden de calma, los que aman más allá del corazón, no le importa sentir la cobardía, como dirían en mi tierra, bajarse los pantalones pero no importa, si se hace por que nos da la gana, por sentir aquello que un día sentimos y por que no queremos renunciar a lo que realmente vale la pena.
Querido amigo, si se empreña en ser viejo a delante pero al menos permítanos el honor de seguir disfrutando de esos conocimientos, de esa ternura con que los relata para mí, una forma diferente, una lucha compartida con sus lectores.
Su mirada, querido Fran, siempre irá dirigida a un capricho, a su capricho, a eso que le ayudará eternamente a soñar, a seguir luchando con sus libros para no olvidarla, no necesita usted ese manual de instrucciones, encontrará siempre lo que busca por que sabe donde encontrarlo, en las frases del final del texto lo deja usted bien claro.
bastaba mi lenguaje como un veneno para expulsar la tristeza. Quiero hacerlo para poder beber, morder, gozar, y hacer así que nada sea definitivo, tenga al menos la cobardía del intento.

Mis más sinceras felicitaciones y un besote, siempre con su permiso
Ley.

Fran dijo...

Mi condición de soñador, Ley, no la perderá jamás de los resultados que de en un mundo minusvalorados los sentimientos.

Por eso me repito muchas veces y pido disculpas de ellos, pero tú me entiendes que ese final que tanto te ha gustado es vital para mi: beber, morder y gozar.

Contigo, besarte