domingo, 15 de marzo de 2009

Ahora no es el momento, es arriesgado

Ni quizá lo sea nunca porque la verdad esté en lo que dice Fitzerad que “toda vida es una especie de derrumbe” y se me dispara sin querer –lo digo claramente- la copia de respaldo que tiene el mecanismo humano, porque fiel al verso de Lorca, de “Poeta en Nueva York” …”he visto que las cosas cuando buscan su pulso encuentran su vacío.” Si hace días contaba el deber del deseo como un legítimo derecho en aquel embarcadero, persistiendo, empeñados cada vez que siempre fuera verano; si era ayer más o menos cuando reclamaba la reticencia de la pregunta ¿cómo estás? –olvidándome yo mismo cómo estaba- quizá ahora, para que sea mejor, hace falta tanta persistencia, tanto empeño, por cada parte, hasta el hilo opuesto, como si llevara grabado un eterno tatuaje en cualquier parte del cuerpo que dijera esta vez: guárdame, que yo te tendré para siempre.

Todo esto no son más que retazos del silogismo permanente del sentimiento. Me viene reiteradamente al pensamiento que siento en la noche –negra como tiene que ser, de ahí mi rechazo-. Luego viene esta verbalización de la vida propia, cuando debiéramos dejarla quieta en las propias venas, sino está dentro y también la sacamos fuera, cualquier momento puede ser pues arriesgado, pero me tienta siempre ese riesgo, forma parte de mí, son mis pausas luego del libro abierto, del respeto que siempre recibo y tengo de esa soledad que sólo te da para las palabras, no más de sí, el colmo del sentido intimista de la vida. Queda dentro mejor pero sale fuera junto a la rabia de cómo hicimos ciertas cosas y contarlas luego, de enfermedades incurables que no sabe ni el cuerpo, viene así enseguida –aunque sea sólo por un momento- una especie de vuelta a una edad corta y amable.

Y dentro de ese peligroso recuerdo, lo dejo salir fuera todo, alimento con un DVD nuevo la copia permanente, porque siempre la memoria, registrando en ella, tiene cosas hermosas que o no sabemos explicar o no queremos hacerlo por ser demasiado propias en una especie de perverso temor al contagio. Pero existe, hay en cada ser humano, rasgos muy hermosos que existen en la memoria si los sabemos recordar.

No me desdigo, no es el momento, porque ya lo veis que me apoyo enseguida pues tengo una erosión fácil. En esas circunstancias si fuera mujer parecería con el rímel corrido y vestidos demasiados largos. Tengo que vencer, pues, cuando me llega ese declive: me pasa por la calle, de ahí que acuda tan frecuentemente a inventarme una caricia con el olor del libro recién comprado, ya os lo dije una vez, es lo más parecido; me ocurre para con quién me pide sea capaz de buscar hasta debajo de la ropa el olor más indecente de mi piel, cuando llego a pensar que sí que es el momento, porque todos comenzamos así y queremos que empiecen de esa manera buscando lo mejor de la persona que tenemos delante y nos dejemos de momentos.

Hace días pedía que me preguntaran ¿cómo estás? No sé si estoy en condiciones de pedir mucho más, pero voy a intentar hacerlo. Si me lo piden dejaré mi piel, mi empeño de comprador de caricias sin precio luego, mi deseo de ser más joven de lo que soy porque eso se nota en la forma de pedir las cosas y qué cosas; las pediré más lánguidamente como derramando en la petición mi cuerpo, mis huesos, mi vientre cedido libremente a las ganas de estar y que me tengan. Dejaré totalmente al aire mi piel, tenaz y marchitada pero insistente. Da lo mismo que no sea ahora el momento, como si fuera un niño, rozando el pubis sin querer.

Como he dicho otras veces para saber lo que es el hombre y la mujer hay que olerle el vientre y luego me hace falta sentir aunque sea un beso torpe y tímido –a pesar de no ser el momento-. Me quedaré con Barrero con “Los últimos días de Michi Panero”, desdichado a su manera, inoportuno e insistente. Él levanta un ídolo improbable en perpetuo proceso de demolición porque no es el momento.

Quizá, para mí, lo era entonces –ya vendré a contároslo luego- desde aquel mirador de la vieja Plaza de América donde los cimientos enteros del edificio eran propios. A la vista el puente que me llevaba a la mar, antes el rio, que un día lo vi desbordarse bajo. Allí, yo empecé a hacerme más Romero, ya con un brillo tenue y antiguo porque “no se está, se está luego/he ahí la gloria”. (Carlos Marzal)
Ya me explicas cómo, poeta, ya me lo explicas.

20 comentarios:

Lila dijo...

Que te puedo decir! Cada vez me impresiona más tu capacidad de esconder y desnudar al mismo tiempo, voy entrando a tus espacios secretos, y de pronto te me vas por la tangente.

Me fascinó este post.

Que pases una noche deliciosa entre caricias y besos. Yo haré lo propio.

Anónimo dijo...

Pues yo quiero estar ahora , y no luego.
Al menos espero estar el tiempo suficiente en vuestras vidas, aunque sea sólo a cachitos y por una ventana .
Escribes enredando, y a veces ni siqiera sé lo que quieres decir.
Ya te lo he dicho alguna otra vez;
me gusta cambiar de modelo , de voz, y la tuya es un tanto hipnótica.
Por eso vengo siempre a escucharte .
Arriésgate a lo que quieras, te saldrá bien .
Besos, Fran.

Anónimo dijo...

Dificil sacar el pulso a la vida sin querer retroceder, nos gusta recordar aquella pregunta q casi a diario te hacen ¿como estàs? Cuidate.....tanto amor en esas frases, dando un pequeño empujon a lo q deseamos en la vida.....El tatuaje cantado por Concha Piquer.
Dando tumbos por los lugares q tanto se aman y con el firme proposito de no volver y pasado un tiempo sin hacerlo al regreso nos decimos volverè, no deja de ser la semilla q germina entre la noche oscura, esperando el amanecer..... tras la ventana sentimos la nostalgia y con deseos de un rayito de sol.¡¡Es hermoso sentir como nos acaricia!! Y en ese malecòn el crepusculo q oculta o ocultamos nuestros deseos.
Arriesgamos una etapa.... y volvemos hacerlo, cuando nos sentimos rodeados de la soledad persistente, con el sentimiento q la vida nos da màs del pasado. Letras q no quiero recordar, pero q estàn ancladas en mi cuerpo sin ser velero a la deriba.
Cada uno desprendemos un olor irrepetible, queriendo percibirlo pasado los años.
Besos maria dolores.
Mañana màs.

Anónimo dijo...

Los momentos son espacios fugaces
irrepetibles, que se toman porque
no regresarán, no importa el
riesgo. Hoy.tu post tiene el
aspecto del camaleón, cambia tan
ráídamente que sin saberlo te
obnubila. te hipnotiza y
entrisece.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Te dije ayer que me encanta tu mano?

No dejé de imaginarla toda la noche colonizando mis orillas.

Te quiero.

Fran dijo...

Tú has entendido muy bien, Esperanza, mi estilo -cada uno tiene el suyo, mejor o peor-. Enseño y oculto...

Pasé, según tus desos, esa buena noche con caricias y besos porque mi escritura hace tiempo está admitida.

Te devuelvo losbesos para que hagas lo propio de mañana.

Fran dijo...

Puedes estar cuando quieras, antes o después porque siempre cada comentario tiene su respuesta.

Sobre que entiendas lo que quiero decir, ahí no te puedo ayudar, Reyes. Yo dejo escrito lo que siento en ese momento y como sé decirlo.

Si te hipnotizo, como dices, es un honor.

En cuanto a los cambios de estilo, si repasas los blogs, en cuanto lees dos o tres como hago yo, sin saber quién los firmara, lo hubiera deducido.

No es tan complicado o variado como dices.

Besos

Fran dijo...

Como siempre de tus respuestas, María Dolores, se aparende algo, se coincide en bastante: "Arriesgamos una etapa y volvemos a hacerlo".

Quizá para desprender ese olor propio de que hablas, "irrepetible." ¡Preciso calificativo!

Besos

Fran dijo...

No creas, BB, esos espacios, los repetimos.

Dices que mi post es como un camaleón, que me hipnotiza, que me entristece.

Es que es así, yo mismo le doy la vuelta hacia mí. La tristeza y la soledad siempre las leerás en mis palabras porque están en mi persona.

Besos

Fran dijo...

Me lo dijiste y siempre mi mano busca -como dices muy expresivamente- colonizar esas "orillas".

Un te quiero, sólo, necesita el mio al lado siempre.

Anónimo dijo...

Fran: que tu postura de camaleón
hipnotiza, obnubila, no es a tí,
es a quien la lee...
Non mi capici, non mi capisco...

Fran dijo...

Pues pido perdón, BB, por mi torpeza de no haberte entendido. Demasiado sutil para mi.

Josué Ramón Ascencio dijo...

Sere yo o noto sierto toque poetico en tu entrada, y me gusta.

a mi me gusta lo arriesgado si no se los resultados pero de saberlos ni me aventuro jejeje

Fran dijo...

A ti si que te capisco, Josué Ramón. (Se me debe de haber aclarado la mente)

La poesía siempre es buen fondo donde dormir hasta sin querer las palabras, y, en efecto, hemos de arriesgarnos muchas veces en la vida.

Gracias y un saludo.

Anónimo dijo...

Fran: No fue mi intención molestarte. Si aquí quien non
capisce niente, soy yo. Escribes
demasiado profundo y demasiado
hermoso. Ojalá pudiera entenderte!
No es fácil...para mi.

Anónimo dijo...

Con solo estar frente a frente, se adivina si el hombre es hombre y la mujer mujer,parece un cuento pero no,es la triste o feliz realidad, siempre existe ese momento, y no a oscuras precisamente.
Dificil asimilar porq no siempre los encuentros son felices, o determinamos q hablando se llega al entendimiento mutuo, con la gran necesidad de mirarse a los ojos, ya el cuerpo no aporta nada en esos momentos.No siempre se es fachada...
Besos maria dolores.

Fran dijo...

Ahora esto si que lo he "capiscado".

Un beso

Fran dijo...

Efectivamente, María Dolores, el cuerpo no siempre es fachada y en el abrazo se resuelven, ojo frente a ojo, muchas necesidades.

Lo dice quién debe tener fachada y contenido, o sease tú.

Besos

Mucha dijo...

Escribes realmente pleno con la vida con vos y tus sentimientos gracias por tu pensar en mi blog
besos

Fran dijo...

Escribo lo que siento "Mucha de la Torre" y me gusta leer de vez en cuando tu blog aunque no entre en el juego.

Besos