martes, 20 de enero de 2009

Me perturba un cuerpo hermoso

Soy así de analfabeto, pero verídico al tiempo, precisamente ahora que se me está acabando el tiempo. No quiero ni contar ni inventarme recuerdos, sólo el hombre es el animal que tiene eso, recuerdos. Que me guste un cuerpo hermoso, cerca o desde lejos, no sé si será un vicio, pero desde luego de los menos espectaculares –en apariencia- porque acaban siendo los peores. Y además –me he dado cuenta cuando empecé escribiendo en este rincón propio que aquí he ido creando un estilo y al final es sólo lo que queda del lenguaje, lo más esencialmente humano.

Desde lejos, me perturba un cuerpo hermoso y qué hacer luego. Pues preguntarle si puedo, escuchar, aprender hasta de un verso en que una mujer los días de sol la hicieron “animal, contenta y olvidada” de no sé cuántas cosas más que explica luego. Toda prosa ajena la deformo, y si es de una mujer –no compruebo si hace sol- me la imagino, la sueño, me empecino.

Es que un día soleado –ya que me dieron el ejemplo- son muchos más los grados centígrados de unas piernas, da lo mismo, que encerradas en la tela desde donde yo la estoy viendo o imaginando. Cuando llega el momento, no tengo timidez, quizá descaro, se lo digo impertérrito a la cara porque el deseo tiene una dignidad propia que ya no me la puede quitar nadie. No sé si es como un viejo que averigua un nuevo paisaje o una partitura desconocida de antemano. La vejez no la voy a querer nunca, la novedad del cuerpo hermoso siempre, aunque sea yo el que ofrezca mal el mío, pero es mío, importante. Tengo y vivo muchos momentos en que soy quien perturba el sentimiento ajeno, por la manera de entrar en un sitio, de rozarme al coger un libro, de parecer estar fuera, pero ser parte de dentro.

Lo he pensado, quizá tenga la belleza que pueda aportar que sea generoso. Me gusta la entrega, esa perturbación, dar la imagen que me quedo, que vamos a empezar los dos, como en la esencia de esas subidas y bajadas, que no me daré a medias, sino lo que quieran. No es extraño, lo digo, lo he hecho, lo sigo haciendo. Arrincono las formas para que haya más belleza, más seducción, jamás el engaño de quedarse a medias. Esos son mis acuerdos siempre, ese es mi estilo, lo renuevo a la vez que los libros, tengo que hacerlo muchas veces porque ya leo demasiados. Jamás en este momento habrá sustitución alguna porque “a ciertas edades ni siquiera resulta fácil sustituir un cuerpo por otro.” Lo dice Chirbes.

Pues no haré ningún cambio, pero dejarme al menos la seducción desde lejos o que me quede del momento si lo tengo, la suavidad de la piel al sentirla entre mis manos, esa loza que tiene la piel. Siempre dije que el tacto es inviolable, su antigüedad, su prestigio.

No haré más cálculos, mantendré la distancia de las palabras porque a la vez puede ser una neutralidad y un abandono.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay Fran qué ilusión , hablas de mí, ya soy famosa...
...
bueno, hablando de cuerpos...
ummmm...
a mí un cuerpo sólo no me dice ná.
Me gusta en cuanto es el envoltorio de alguien que sí que me guste.
Besos.

Fran dijo...

Sí ya lo ves, Reyes, qué fácil es la fama con Fran: cuatro versos bien puestos.

Detrás de ese cuerpo que me atrae, necesito claro está, un gesto, una manera de ponerse, algo que me desconcierte.

Pero soy facilón, no creas, embobado, pero un soñador de larga distancia.

Josué Ramón Ascencio dijo...

Pues yo coincido con lo de el tacto, para mi es la mayor de las experiencias el rey de los sentidos, incluso se puede revivir ese momento aun no teniendo el cuerpo presente(no sean mal pensados), y un cuerpo hermoso, ami tambien me perturba...

Fran dijo...

Y tú tendrás, Josué Ramón, de nuevo el tacto, porque como te he escrito en tu blog, al final la naturaleza gana.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Mirarse, poco importa la técnica y las posturas, juegan cuerpos, sonrisas, bocas, manos hasta llegar a crear ilusión. Seducir es un ejercicio de gusto, inteligencia, consideración, no lo pueden hacer los tontos, atravesar el corazón alimenta los sueños.

Hombre bello, perturbada siempre ante tu magnífica sensibilidad,

María

Fran dijo...

Qué bien has hecho, María, en relacionar el tema de la atracción de un cuerpo con el arte de la seducción.

La seducción es una historia, aunque sea como un relámpago sin historia, es algo hormonal en la mujer.

Todavía recuerdo cuando te vi, la seducción del cruce de tus piernas. Ya lo ves, que me hizo historia.

Anda, pues si te pertubas ven te diría, porque aún me quedan a mí cualidades.

Anónimo dijo...

Querido Fran, un cuerpo bello siempre es admirado pero no deja de ser, sólo eso, un cuerpo y la belleza para mí, es mucho más que un cuerpo, hace usted bien con quedarse con lo mejor del ser humano, eso es lo más valioso, del mismo.
Pues a por esa gran poeta, sé que a vos le agrada la poesía y aunque se emperre que no es poeta, sé que los versos le salen sin darse cuenta, da igual que el día sea soleado, o lluvioso, su prosa, siempre brillará entre sus letras.
Bueno, este verano habrá que fijarse en esos en esos cuerpos, sé que no encontraremos tanta belleza como vos pero algo alegraremos la vista jeje es cierto que a estas alturas se puede hablar más alto y más claro, de todas formas no nos escuchan, Fran, la suerte que tenemos es de poder disfrutar de su expresión y dejarle nuestra humilde opinión.
Es bueno que sustituya alguna afición, siempre es bello descubrir, seguro que encontrará la belleza en todo aquello que toque y eso de que se hace usted mayor, eso se lo cuente usted a los niños, yo no lo veo, sus letras no lo dicen.
“Pues no haré ningún cambio, pero dejarme al menos la seducción desde lejos o que me quede del momento si lo tengo, la suavidad de la piel al sentirla entre mis manos, esa loza que tiene la piel. Siempre dije que el tacto es inviolable, su antigüedad, su prestigio.”
Como usted bien dice, a estas alturas se puede uno permitir muchas cosas, así que haga o no cambios de aficiones, seguirá siendo Fran, ese ser inquieto e inconformista, ese hombre soñador que mantendrá siempre su prestigio, su bandera.
Mis felicitaciones y mi beso, con su permiso
Ley.

Fran dijo...

No solo eres un encanto al escribirme como lo haces, sino que cada párrafo de tu respuesta se te nota la verdad y que sabes comprenderme muy bien lo que escribo, no haré comparaciones, pero seguro mejor de lo que piensas, de lo que por mi escrito, he leído.

Me gustan los cuerpos y claro lo mejor que tengan dentro, los busco, los descubro, los adivino, los invento, me los acerco. Pero están, existen para cualquier ser humano.

Tú ya sabes que a la mujer le tengo desde siempre una gran admiración, un gran respeto y siempre me han despertado las mejores inquietudes que tienen mi persona. Una piel bien tocada, Ley, los ojos en los ojos, es algo tan hermoso que es inviolable. Cuántas veces al preguntarme de una mujer dónde estaba su atractivo, decía en su tacto y sólo, a lo mejor, le había rozado simplemente la mano. Ésta es mi tontería aparente, ésta mi hermosura.


La tuya cuídala porque seguro que la tienes. Añádele un beso en un pliegue de tu cuello.