martes, 23 de diciembre de 2008

"La cultura vale la lucha"


Son palabras de Hemingway, eso es tener lo básico, hasta la manera de poder rebatirle al poeta Valverde “si es que el tiempo se detiene/o eres tú mismo/el que, sin previo aviso/se ha dado finalmente/ por vencido”. Lo he dicho muchas veces y lo voy a repetir de nuevo cuando todos celebramos una insistencia de tener la fiesta encima: no me doy por vencido.

Mi fiesta es un aprendizaje, un desahogo diario que muchas veces no sólo me lo proporcionan los libros de encima de la mesa. Ya que estoy escribiendo en un espacio ancho donde podemos llegar a conocer lo que nunca tendremos y ponemos cariño sin saber bien por qué.

Preguntaremos desde una bandeja de entrada con letras en negrilla, poco sabremos, “gallega y callada”, pero con una aportación a la cultura cimentada y propia que anticipa la lucha y la manera de no darse por vencido nunca.

Pero seguiré el camino comenzado un día hasta hallarla en una cima muy alta donde pueda divisarla desnuda y hermosa. Así podré desarrollar, como dice Manuel Vicent desde mi mismo Mediterráneo esa estética escondida que lleva en su interior “un desorden muy difícil de aceptar”. Pues me captó para siempre la posibilidad de esa estética que podemos llevar a medias sólo con el sueño de la desnudez ajena, pero desde esa cima tan alta y tan llena de fortaleza y sabiduría como jamás conocí.

Y en mi ropaje lo de siempre: la cercanía de los libros impacientes, mi manera de contarlos, de buscarles la imagen de reclamo como un día la generosidad de Jorge Herralde me dio de sus portadas de Anagrama para “acércate a los libros”. “Toma la que quieras, pones el origen bajo y basta, que tú eres librero de entretelas” o "colmenero" como me llamó un día Limón Ceutí.

Uno adquiere moral, maneras de entenderse para toda la vida: es lo mismo modales y cultura. Por eso a mí me pasa que siento como mi mejor defensa, un empuje profundo, actualizado día a día (el pasado para los que lo han pasado) que me lleva a un mar de mi tierra en que solo desnudo sabré si podré sobrevivir. Y digo adrede desnudo porque desnuda la tengo que encontrar.

Se va desgarrando este pozo de escritura y sigue siendo a medias aunque no se note. A la vez me desgranan un poema adrede en esa bandeja de entradas, que leo con pausa, pero lo que siento me resulta inevitable: cómo cada mañana hacíamos a la música querida y compartida. Es verdaderamente único el reflejo de escuchar a la vez dos personas, la voz de Ainoa Arteta que le devuelve la vida a su AMA y a nosotros nos la canta desde “La golondrina”, o el “Lamento boricano”, ó su propia vida antes de un “Ne me quite pas”, inmortal, imborrable. La voz hecha para la ópera en la canción barroca y provinciana. Este compartimiento sí que es el chat del sentimiento, sin palabras ni huecos, no hace falta conexión alguna.

Por todo esto son ciertas y mías las palabras de Hemingway que “la cultura vale la lucha”. Para mí lo es mi propia resistencia, mi insistencia en tener otra vez lo más bello que tuve; de llevar en los dedos la orilla de los libros; de esa verdad de Eloy Sánchez que es la parte con que empiezo mi diario cada día, que “a cierta edad, un hombre no se engaña y sabe lo que ha sido en su existencia de veras decisivo”. Lo repetiré siempre.

Pues venga la cultura y lo que fue ésta en lo decisivo, en lo que tuve y sigo teniendo: repetirse las entregas y las respuestas, ya lo sé. Hata que llegue ese encuentro y tocarse luego, porque ya lo dije en voz de Milena Agus, "es terrible que no toque nunca nadie." Por eso dentro de la sinceridad y la propia intimidad nunca callaré lo que no tiene posible silencio y la necesidad manifiesta de que amen siempre dos, jamás es bastante uno, y si amas lo sabes, lo dices, ya no te aguantas porque lo único que tienes que aguantar es la vida.

Así casi te sientes inmortal para seguir venciendo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso de la cintura, querido amigo, no lo comprendo muy bien pero de lo que estoy segura es que hare como usted, jamás me daré por vencida, eso es lo ultimo que debemos hacer.
Esa fiesta es la más positiva, así que bajaremos siempre que podamos y nos uniremos a vos, de alguna forma disfrutaremos de ese espacio, de esos libros, el porqué, es lo de menos.
En esa bandeja, se puede dar mucho de nosotros, las letras somos nosotros y las entregamos gratuitamente y de corazón, si nos quedamos con lo mejor que nos ofrece la tecnología, algunas personas que no pudimos ir al colegio, como es mi caso, aprendemos algo cada vez que abrimos esa bandeja, aunque siempre no llegan las letras en negritas jajaja hay muchas personas que juegan con los colores, en mi caso prefiero dejarlos para los pinceles.
Siga usted ese camino, seguro que un día se le cumplirá ese sueño, dicen que los sueños no existen pero yo creo que si, si vale la pena, no se de por vencido.
Yo creo que limón ceutí, tiene toda la razón, puede ser librero pero seguro que es usted, mucho más que eso, como adjetivo, qué es un colmenero? Yo entiendo como colmenero a esas personas que se dedican a las colmenas de la miel, ya hurgaré por sus letras para descubrirlo.
Lo importante es saber que se quiere y lograr hacerlo realidad, que no es fácil pero tampoco imposible “Y digo adrede desnudo porque desnuda la tengo que encontrar” me explique usted, por que se empeña que no le vea como poeta, yo siempre encuentro una metáfora, la belleza hecha palabra.
Me alegra que le lleguen algunos poemas, ya escribo poco pero si tengo unos minutos, me encanta la poesía pero la poesía, sin más reglas que las del corazón, un verdadero prodigio la voz de Ainoa Arteta.
Espero, querido amigo, que se me pegue esa afición tan útil y tan bella, de los libros, ya creo que se me va pegando un poquito jeje.
Me quedaré con el final, como siempre, ya no tiene que aguantarse nada, es mas, nunca lo deberíamos hacer pero de joven se mira más lo que dicen los demás, a cierta edad, bastante se tiene con soportar la vida, como usted bien dice. De vencido nada, de luchar todo, al menos mientras nos quede un soplo de aliento.
Mis felicitaciones y un besote con su permiso.
Ley.

Fran dijo...

Antes que nada querida Ley, gracias. En fechas - todos lejos de un ordenador- has buscado mis palabras, hasta esa cintura que dices no entender muy bien: puede ser la tuya.

Para no darse por vencido nunca basta cualquier cosa: esa poesía que llega a la bandeja de entrada porque das lo que tienes y para eso no hacen falta colegios.

Mis sueños - como puedes tú tener los propios- son difíciles. Y además los tuyos tendrán el color de tus pinceles.

En cuanto a lo de “colmenero” no hay nada que explicar: lo entendiste muy bien. Limón Ceutí me llamó así cuando me regaló un precioso e inalcanzable libro y a la hora de dedicarlo, como si se asustara, dijo que regalarle un libro a un librero era como regalarle miel a un colmenero. Mi colmena, mi miel, son los libros. Y librero fue mi mejor profesión. Todavía me quedan tarjetas, donde mi nombre, mi sitio –“Librería Romero” y mi profesión y destino abierto: librero.

Si me ves como poeta, pues mírame así, desnudo, y cuando digo “desnuda la encontraré”, a ti ya te vi, al menos por dentro en cada vez que le hincaste el diente al poema que escribiste.

Y, por último, sí quisiera, que permanentemente tuvieras al menos un libro a mano para leer aunque fueran sólo los minutos libres que te dejara tu quehacer que ya sé que es múltiple.

Permiso siempre para tus besos entre los míos.