martes, 23 de diciembre de 2008

EL ABOGADO DEL DIABLO


Por el Diablo Cojuelo

Después de haber ejercido 38 años de abogado, visceralmente y como es mi deber me pongo siempre del lado del malo, que al fin y a la postre viene a resultar el menos malo; en el noventa por ciento de los casos el bueno acaba siendo peor.

Con anterioridad a que se “inventara” en mi país la separación y el divorcio, en aquellos matrimonios de hostilidad declarada y guerra sin cuartel en casa en que la madre demonizaba al padre frente a la prole, le resultaba a aquella un gol en la propia portería, porque al fin de la jornada, el hijo, en su subconsciente –y a veces a conciencia, se quedaba siempre con el padre. La vida es paradójica: de la aridez brotó el caudal y de la aspereza dulzura.

Sí; el malo es el menos malo. Y, si no, fíjate en lo que te voy a contar. En el pueblo donde pasábamos los veranos cuando era niño –la que luego resultó ser la etapa más importante de mi vida, había un lerdo, un pobre infeliz, al que la parroquia tenía entre ceja y ceja porque decían que molestaba a los niños. Hoy es mucha moda. Aunque nos lo habían pintado como el mismísimo Belcebú del que debíamos huir tras santiguarnos tres veces como exorcismo, yo tenía por entonces la edad de los tebeos y amí nunca me importunó. Bien, por el contrario, lo veía tímido e inocente, me daba lástima cuando pasaba, una y otra tarde, por frente a su casa y lo encontraba meciéndose en una silla de enea ensimismado, como ido. Adiós Eustaquio, le decía al pasar; y él levantaba una mano.

Pero el personal erre que erre: que molestaba a los niños. Hasta que un día, con ocasión de las fiestas patronales, se organizó una cacería, día y noche, en la que tomó parte todo “macho” de la comarca; y comoquiera que Eustaquio apostaba por el malo y les espantaba la caza, acabaron cosiéndolo a perdigonazos, dos pájaros de un tiro, dijeron, que hemos librado al pueblo de un bujarrón de mierda.

Los autores de lo que llamaría “el magnicidio”, debían de haber paseado después por todo el vecindario –como hace el que mata a una alimaña, en una bolsa la cabeza de Eustaquio y en otra ir recogiendo la voluntad por el servicio prestado.

Al médico, que rendía visita a la aldea dos veces al mes, se le oyó decir por lo bajo que Eustaquio era retrasado mental –si no subnormal profundo. Por su parte el cura se refirió en el sermón a “un desgraciado accidente” –ellos siempre con la verdad por delante; y en el entierro, tras el cadáver, figuraron con su traje de domingo la fuerzas vivas: el Juez, el Regidor, el Reverendo y demás…, no sé lo que iba a decir: los buenos Bienaventurados los que padacen persecución por la Justicia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No entiendo mucho de derechos, querido amigo pero creo que lleva usted razón, aquí aplicaría el famoso refrán, fíate de las aguas mansas, a de ser muy difícil ejercer la abogacía pero todo tiene su parte positiva, su recompensa, le felicito, yo crecí en una humilde granja, de la que guardo recuerdos inolvidables, de eso, hace la tira como dicen los jóvenes.
Esas guerras de parejas siempre existirán pero era mejor entonces, o ahora? No sabría decirlo, es duro la convivencia en desacuerdo y duro la separación, de todas forma la vida es un puzle muy difícil de montar, lo mejor es no arrepentirse de nuestras propias decisiones, yo cuando creo algo justo, lo hago y lo escribo, por si algún día me arrepiento, busco el motivo y lo vuelvo a comprender, o al menos me conformo jejeje.
Cual era la edad de los tebeos? Bueno lo supongo, no se preocupe, es mejor pensar en ese tipo de malos y ayudarles cuanto podamos, yo también ayudo a personas especiales, así es como yo les veo y así, es como les trato.
¡Que malvados! El ser humano, no tiene perdón de dios, de casa inserción, querido amigo, se me viene a la memoria una historia, una vivencia pero son recuerdos que es mejor dejarlos reposar.
Los autores, deberían a ver ido a la cárcel pero no creo que en esa época tuviesen problemas, sabes usted? Habiendo ejercido tanto tiempo, sería muy lindo que compartiese con todos nosotros, algunas de sus vivencias, seguro que no tienen desperdicios.
Un besote y todo mi cariño.
Ley
Pd/ estoy segura que es un gran abogado