
Valoras hasta el fondo lo que tú creías que era tuyo, y ni tan siquiera era así, lo demás, la escritura ajena deja de aparecer como un juicio demasiado severo apoyado en un alejamiento. Y en aquello que pusiste un esfuerzo y una ilusión desde su inicio tampoco era tuyo, entregaste hasta el desarrollo de tu propia vida.
Un viaje que me ha llevado a la auténtica Umbría, a una casa acogedora y única en Marina Velca, a unos abrazos que no necesitan lenguajes, dejan pendiente el temor de que un día ya no haya un después, ni para las páginas que cuento en la red ni para esa especie de útero semántico que son las que están por escribir.
He tenido la oportunidad de pensar estos días cómo escribir el relato más triste de mi vida: tuve entre mis manos la caricia desenfadada pero enfática de unas niñas a las que enseñé a escribir en su teléfono móvil las palabras más tiernas para contar un abrazo: pon tu mano derecha sobre tu hombro izquierdo, de inmediato, tu mano izquierda sobre tu hombro derecho, piensa en el ser que amas y lo sentirás dentro.
Es posible escribir ese relato con el que sueño como un final anticipado de que llegue el final para alargar la sensación de afecto de estos días en que hasta los cuentos de una mujer diseñadora de excepción, en las manos de unas niñas más pequeñas, llevaban además en la dedicatoria el testimonio de tantas palabras que ya he cruzado con su autora hasta dejarme en la despedida humedad en la mirada. Ya me pasa, ya me pasa demasiadas veces.
Y entre los dos hijos que me rodearon estos días hubo templanza y alegría. A una hija que casi nunca veo –seis países en dos días- prudente y silenciosa, le he mandado un corto e-mail: lo mejor de estos días ha sido verte a ti.
Pero he de terminar este escrito con un texto de Kallil Gibran, inconfundible de veracidad. Intercalaré en cada línea su traducción porque no me resisto a la belleza de su idioma italiano original:
I tuo figli non sono figli.
Tus hijos no son tuyos.
Tus hijos no son tuyos.
Sono i figli e le figle de la vita stessa
Son los hijos e hijas de la vida misma.
Tu le metti al mondo, ma non li crei.
Tú los traes al mundo, pero no los creas.
Sono vicinia te, non sono cosa tua.
Están cerca de ti, no son cosa tuya.
Están cerca de ti, no son cosa tuya.
Puoi dar loro tutto il tue amore, non le tue idee.
Puedes darle todo tu amor, no tus ideas.
Perché essi hanno le loro propie idee.
Porque ellos tienen sus propias ideas.
Tu puoi dare dimora al loro corpo, non alla lora anima.
Tú puedes dar cobijo a sus cuerpos, no a sus almas.
Perché la loro anima abita nella casa dell’avvenire.
Porque sus almas viven en la casa del porvenir.
Dove a te non è dato entrare, neppure col sogno.
Donde a ti no te es dado entrar, ni siquiera en sueños.
Puoi cercare si somigliare loro, ma non volere che somiglino a te.
Puedes buscar parecerte a ellos, pero no querer que ellos se parezcan a ti.
Perché la vita no, non ritorna indrietto e non si ferma a irie.
Porque la vida no va hacia atrás y no se para en el ayer.
Porque la vida no va hacia atrás y no se para en el ayer.
Tu sel l’arco lancia i figli verso il domani.
Tú eres el arco que lanza los hijos hacia el mañana.
Tú eres el arco que lanza los hijos hacia el mañana.