jueves, 17 de junio de 2010

AÑORANZA DE MI PADRE



Por Correveidile


Durante mi niñez y adolescencia, mi padre se hizo más de temer que de querer; después pasó por desentendido, como si con él no fuera la cosa, ausente siempre. El miedo con que me acercaba a la clínica del papá, en el extremo norte de la casa, cuando entraba a pedirle dinero para reponer ropa interior rota. Claro está que hubiese preferido mil veces llevar el calzoncillo a trozos con tal de ahorrarme el mal rato; pero me obligaba a hacerlo mi madre, por joderlo a él también. Con lo que, entre uno y otro, dejaban al pobre crío atrapado entre dos fuegos. Qué te voy a decir cuando había que pasarle a la firma algún suspenso. Todo ello con el olor penetrante de los rayos ultravioleta, que emanaba de la clínica e impregnaba la casa entera y que doy por seguro que sería cancerígeno.
El día que me pegó con furia, esquivando yo los golpes como pude detrás de la máquina de coser, bajo el influjo de ve tú a saber qué hados malignos o conjunción astral que le hizo descargar su cólera sobre mí, me quedó de mi padre la imagen de un ser abominable, más que otra cosa. Lo mismo que me embutió de niño el judaísmo, del Dios padre, justiciero y vengativo, implacable del rayo que no cesa y fulmina con el rechinar de dientes y la perdición eterna. Cuando, bien al contrario, Dios es el bálsamo que te hace llevadera la carga.


El pánico y la peste a rayos ultravioletas han quedado, medio siglo después, fosilizados en mi memoria.
Demonizado por mi madre en el feudo interminable y cruento que fue su vida conyugal, jugó el papel del “malo” en la película. Y, como ocurre siempre, acabé por alistarme en su bando. Y llamo al feudo cruento porque, como es de ley, fuimos nosotros los que pagamos: la prole. Con eso y todo, hoy lo añaro.


“Haz tu casa al solano y vivirás sano”. Y así lo hizo el abuelo paterno, que edificó donde cara al levante en una de las colinas que circundan la ciudad. Después de comer, la fachada de “Villa Zoraida”, el chalet de los veranos de mi infancia, queda en sombra y yo, que era de los que en viendo gente huye, me salía a sentarme en el antepecho de la verja –un poco incómodo a la larga, pero, para un niño, venía sobrando: me salía a disfrutar de lo que no cambiaba entonces por nada: del bien de estar solo. Después de comer, nosotros. Porque, en el tren de las 3, por el fondo de la Plaza de la Concordia, subía pesaroso el papá, que venía de pasar consulta en la ciudad, enchaquetado, anudada la corbata, bajo el sol cegador del ferragosto y de la plaza sin un solo arbolillo. Y le veía venir cansino y disminuido, sinque ni una sola vez me levantara a acostarle la distancia, a aligerarle la carga de los años y el desengaño con un beso.
Le vuelvo a ver, en las raras noches de crudo invierno, ponerse una casaca militar para andar por casa, de lana azul y trabilla trenzada de pasamanería negro, más propio de remero del Volga que de un médico que hizo la guerra de África y volvió tan trastornao que, al llegar la lucha hasta las puertas de casa, salió huido y buscó asilo en un Convento.


Son cosas, todas ellas, que te vienen a la memoria, una y otra vez, a lo largo de los años, igual que cuesta quitarse de encima un trapo mojao y mugriento, que afloran cuando ya nada tiene remedio y ves que te has equivocado en todo, que te apenan como un lujo burgués añadido para más inri –que poder encerrarse en una habitación a llorar, ya no es sufrimiento.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi Fran: Luego de tanto tiempo de no escribirte, lo hago hoy, y me abrazo a ti y a esa memoria del padre, que a veces nos duele tanto.
No diré más nada, sólo que ellos se van perdiendo en el tiempo, con sus batallas sin glorias, con todo aquello que jamas supieron darnos y que hoy añoramos y lloramos en solitario, porque nadie podrá llenar ese vacío, ni borrar la pena que se nos ha quedado atrapada en algún sitio secreto del alma.

Te beso, Fran

Fran dijo...

Haré llegar a "Correveidile", el autor de este escrito, tus cariñosas líneas.

Un beso

Anónimo dijo...

Me ha encantado la lectura de "Correveidile" He llorado porque mi padre fue el ser mas bueno y bondadoso que he podido conocer. Es hoy y todos los sábados imploro por su alma ,creo esta en el Cielo como lo esta dentro de mi.
Un abrazo Fran.
Ana

Fran dijo...

Ana, sabrá Correveile de tus palabras. Ten presente que esas añoranzas pueden como en tu caso, ser igualmente mías.

Un beso

Anónimo dijo...

Uno guarda de su niñez buenos y malos momentos, pero cuando se añora la figura paterna es porque todavía esos momentos siguen compensando los menos buenos. Educaban de igual modo que les educaban a ellos, con rigidez, pensando que no podían ser inflexibles para que sus hijos fueran personas de bien. En mucha de esa educación hay errores, al igual que la "benevolencia excesiva" de la que gozan ahora nuetros menores, pero lo que no cabe duda es que el hogar de uno y las figuras paternas siempre están presentes para el resto de nuestros dias.

Como se quien ha escrito ese texto, te mando un beso para ti, Fran y otro para que se lo entregues a Correveidile, que tiene en ti a alguien que le quiere y le acompaña.

Desde mi rincón y aunque haya llegado tarde...

Bolboreta

Fran dijo...

Sé el enorme valor que tienen tus palabras porque al igual que tú conoces la procedencia de quién las ha escrito, yo sé tu cariño y tu esfuerzo al ecrbírselas a "Correveidile".

No te quepa duda que la sabiduría que hay en ellas pronto la tendrá.

Gracias y un beso con el máximo valor que te mereces.

Anónimo dijo...

Es triste recordar esas vivencias, no para mi, puesto q no las he sufrido, si una sola cosa, la idea de q las mujeres en casa tenian q estar y no nos dio opciòn a estudiar, pero se puedo subsanar, hay vida y huecos para dedicarle horas, siempre hace màs el q quiere q el q puede...por lo tanto se llega a alcanzar los sueños de asistir a unas aulas aunq seas adulto.. la juventud aporta una alegria q llegas a casa como nueva, a seguir las obligaciones q en su dia se contrajo con el matrimonio. hay tiempo para todo y se vive con la ilusiòn q nos queda mucho camino por recorrer.El pasado se quedo atras.Dando la libertad a quienes te rodean.
Lo se puede juzgar, porq los momentos son criticos .
Besos maria dolores.

Fran dijo...

Hay tanta seguridad en tus ideas que no dudes, María Dolores, quea Correveidile, le haré llegar tus palabras.

Fran dijo...

RESPUESSTAS DE CORREVEIDILE:

Anónimo: Es estimulante haber comunicado contigo.

A Ana: Take a bow ó Chapeau, ó Hay que descubrirse al leer lo que dices de tu padre. Quiero que sepas que cuando se lo leí a Fran para su visto bueno, también a mí se me quebró la voz.

A Bolboreta: Bolboreta, muy emotivo y certero tu juicio.

A María Dolores: Gracias, María Dolores, por dedicarme tu atención y tú tiempo.

Anónimo dijo...

Il semble que vous soyez un expert dans ce domaine, vos remarques sont tres interessantes, merci.

- Daniel