lunes, 4 de mayo de 2009

Huyendo hacia adelante


Porque no encuentro otra manera de huir que no me destruya. Se trata, a lo mejor, de engañarse, de pensar uno, qué bien lo hiciste y cuando esto termine, ya vendrá una lujuriosa mezcla de insultos y de admiraciones. Me voy a armar, antes de seguir esta andadura hacia delante, con todas esas cosas que uno se cree a solas sin que nadie te obligue ni nadie te acompañe. Podría ser como una forma de deseo. La novela de David Trueba ”Saber perder” –particular en mis manos hoy- comienza así: “El deseo trabaja como el viento, sin esfuerzo aparente.” Pues voy a ver si yo hago como el deseo, sin que los demás se den ni cuenta, ni lo noten mis huesos, hacia delante en la búsqueda de ese deseo, con las palabras que me aprendo y las que me enseñan las miradas ajenas, cuando sin tener por qué hacen que me acerque.

Y entiendo esas llamadas de los demás como una segunda piel que tengo, se lo explicaba a alguien esta mañana como desde aquí, desde dentro. Porque he de substituir con mi segunda piel, las arrugas de la primera, inventarme la forma de superar esa difícil derrota de la vejez, cómo te vas dando cuenta de ella, tú mismo, mientras los demás la ven igual pero callan por respeto, por estima, por una antigua tolerancia entre las gentes de bien, esa interminable clase media donde me incluyeron, que nos injuriamos sin que el ultrajado se entere.

Me vienen las llamadas, me las trae la cultura que no es saberse –ya es colmo de la sabiduría elemental- perfectamente, los tiempos de los verbos. (Eso me dicen por aquí, por casa) Es entrar en los sitios, es saber esperar y que te llamen enseguida, es decirle a una dependienta de poca confianza, “te has cambiado de pelo, te queda fenómeno.” Es haberse dado cuenta, es necesitar a los demás con las manos limpias, el decoro que tiene la ropa aunque sea del año pasado. Ya está hecho, sin que tengas las más mínimas posibilidades de sentirte como un galán protagonista de cine antiguo.

Son los pasos que das, estudiados, adrede, es tu manera de ser, el recurso de huir hacia adelante. Donde estoy termino, no puedo ni intentar con las palabras la perfección de soñarlas unidas a los cuerpos, el mío y el de alguien. He de seguir y huir sólo aunque me basta a veces la compañía inconmensurable de un hermoso correo con dos palabras cortas al final y al principio, la fluidez que sientes y sienten porque a veces es una forma de deseo, -que alcanza tintes de sentimiento- ése que decía Trueba que trabaja como el viento, sin esfuerzo aparente. Es así porque vive siempre en el cerebro más profundo, allí donde no existe el tiempo y todos los espacios son territorios breves. Y me he fijado, tiene señal de circulación obligatoria hacia delante. Lo que no dice es si se trata de una huida o una forma defensa casi obligatoria.

Antes de escribir estas líneas, por una especial razón que antes apunté, he repasado notas del libro de Trueba, y le he de dar la razón cuando habla de derrotas propias, de esas que todos tenemos y que él dice que llevamos bien adentro, es cierto, para evitar miradas ajenas. No tengo más medio para no hundirme con ellas que huir hacia adelante porque si me quedo en mi sitio, me sentiré sin duda el ser más vulnerable de la tierra con razón.

Ya sabéis, ya me conocéis, huiré hacia adelante porque hacia atrás ni puedo ni quiero. Me sobran, no obstante las caricias, saber dónde destinarlas. He hecho mi cultura con el verbo y el beso y busco siempre una boca amada donde dejarlo quieto, húmedo, con la humedad que tiene alguna noche que sientes más necesidad de darlo. También me urgen las miradas obscenas –una forma de religión más cercana- y el placer de perturbarlas. Yo soy siempre las ganas, igual que pasa con los pezones de una hembra enamorada y la molestia de la ropa todavía puesta.

Le diría a David Trueba o a quien tenga ese libro quizá entre sus manos que yo desabrocho el deseo, mi elegante y exquisita manera de huir hacia delante, me lo enseñó la cultura del libro abierto. Sin tener que estudiarlo, sino leerlo, entregarlo, vivirlo.

22 comentarios:

Josué Ramón Ascencio dijo...

Yo tiendo a refujiarme en el pasado, sin avansar en mi precente y como hace daño eso. creo que tomare tu ejemplo, tambien huire hacua adelante...

Anónimo dijo...

Quien no se acuesta, solo con el deseo de ver q me espera mañana? " un abanzar hacia delante sin esfuerzo", sin escuchar el compas de nuestras limitaciones, no hay q observarse! sì dar un gran salto al deseo de volver a renacer, cuando aparentemente ni conoces quien te mira, pero con insistencia quieres averiguar q hay dentro de ella, q posee q te incita al verbo, conjugando su placer, en la boca, en su cuerpo... soñando el nuevo amanecer.
Paso adelante sin intentar volverse q puede cambiar el semaforo.
Besos maria dolores.

Anónimo dijo...

Sueño con tener ese libro entre las manos.
Y desde luego que me apunto a lo de huir hacia adelante, a ser posible cabalgando , anque sea con una pica en la espalda , las heridas, los pellejos, las arrugas , lo que sea.
Decían en el libro de Genji , "Qué ridículo resulta una vieja enamorada " .
No es cruel ?
Es muy cruel , pero mira cómo la gente se ríe de la duquesa de Alba , en este mundo tan "civilizado" :
parece que hacernos viejos significa doblar la cerviz , apasionarse por la calceta o la tele, y yo creo que no , yo creo que nunca seré así .
Aunque también te digo, querido Fran, que no me queda mucho fuelle , también quiero que mi corazón descanse.
Debe haber unos años para ello .
No sé cuáles .
Un besito, Fran.

Juanita dijo...

"Huir hacia adelante", eso sería lo mejor pero, cómo desconectas aquello que alguna vez te hizo feliz y ahora ya no está? Hola, soy mexicana y te hago una atenta invitación a conocer mi espacio; llegué a tí por enlace del blog de Lila, espero ver pronto algún comentario tuyo. Un beso y hasta luego.

Lila dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Fran dijo...

Jamás, Josué Ramón, jamás lo hagas por brillante que haya sido, refugiarte en el pasado. Sólo importa el día que estás viviendo y el que te venga mañana.

Hazme caso.

Gracias por tus comentarios

Fran dijo...

Eso pretendo, María Dolores, hacia delante sin que nada me limite por lo menos en mi marcha, en mi arranque.

A ver si consigo que esa aventura hacia delante me permita poner todo mi deseo donde quepa.

Fran dijo...

El libro es tuyo ya, justo en el instante en que ayer incluso sobre sus notas del día de lectura, le añadí algún post-it, entrañable, preciso.

No puede ser ridículo, una vieja enamorada, sea una duquesa o un viejo ocupa bajo un puente, con sus noches de frio y su sueños calientes.

Ya lo ves, querida Reyes, que no practico el sustituto de la calceta y bien poco miro la tele, las más de las veces por una consideración de compañía. Tu vejez cuando te llegue será viva y rica, una devolución y un regalo a la vida.

Pero discrepo en que te quede poco fuelle. Mira, a mi corazón es a lo único a lo que no le permito el descanso, pues anda que el tuyo, ya me lo imagino…hacia delante siempre.

Un beso de los delante

Fran dijo...

Janys, gracias por venir a ver mi blog de mano de tan nueba referencia, la querida Lila. Miraré el tuyo, cómo no.

Todos dejamos algo detrás alguna vez o algo se nos queda atrás, que es diferente. Pero si persiste el enlace, está, no lo hemos olvidado.

Un beso y hasta luego

Fran dijo...

Lila querida, la huída a la que me refería es de la propia vida pura y dura. Promiscuo, es el que (según el diccionario) mantiene relaciones sexuales con varias mujeres, nunca fue ni será mi caso. Y lo dije la primera vez que entré en la red sin que nadie me preguntara ni por mi presente ni por mi pasado.

En mis caricias puedo ser, de otra forma, (también término de diccionario) “equivalente”. Y sin diccionario en la mano con una devoción siempre a punto: cuando las recibo, jamás las niego. También lo dije siempre.

No te hace falta el libro para poner algo de valor sobre tu pecho.

Besos

Lila dijo...

Ayyy Mijito era en sentido figurado por Dios...

Fran dijo...

Entiendo tu intención, Lila, pero emplea entonces palabras más suaves, más comunes para poder darles el sentido figurado.

Un beso

Camon dijo...

Qué leo, ¿fracaso de la vejez? Tu no eres mi Francisco, me lo han cambiado. Éxito y a celebrarlo.
Un abrazo.
Antonio

Fran dijo...

Querido Aantonio, tu comentario merece una respuesta aparte que la tendrás. Sé que estás conmigo en la lucha.

Un abrazo

Juanita dijo...

"Huir hacia adelante", creeme que en estos momentos es lo que quiero hacer, irme de este sitio, de este instante pues me desgarra las entrañas; me da mucho gusto encontrar personas que les guste la lectura, es lo máximo!! Muchas gracias por visitar mi espacio y dejar tu comentario. Un beso, hasta luego.

Fran dijo...

No huyas janys y apriétate las entrañas. Los libros han sido siempre mi vida y en la red tengo una página web de literatura que renuevo cada mes y medio aproximadamente.

www.acercatealoslibros.com

Un beso

Juanita dijo...

Hola Fran; he tomado el enlace que me dejaste, por supuesto que veré con calma tus recomendaciones; la verdad no he hecho la lista sobre los textos que he leído pero son bastantes; me encanta leer y quiero recomendarte la obra que causó mi adicción a los libros: "Donde habitan los ángeles", autora: Claudia Celis, editorial: Gran Angular. Ojalá lo encuentres en alguna librería, en serio es magnífico. Te mando un beso, hasta luego.

Fran dijo...

Gracias, Janys, la buscaré.
Un beso

Camon dijo...

Te he escrito a gmail
Antonio

Fran dijo...

Antonio, ne me llega, ni tú recibiste por lo visto, uno que te envié. Dame otra vez la dirección.

Bambú Blanco dijo...

Uno huye hacia adelante cuando tiene camino u horizonte hacia el que avanzar. Probablemente prefiera huir a estar atrapada.
El deseo... es la esencia de la libertad.

Fran dijo...

Gracias por tu respuesta Bambú Blanco, además muy precisa. Siente hay que buscar ese camino antes de quedarse atrapado y el deseo puede ser uno de ellos.

Un beso