jueves, 8 de septiembre de 2011

LLEVAS EL CUENTO PUESTO, CRISTINA GRANDE




Me da lo mismo que sea como “tejidos y novedades” porque en todos hay certezas y despedidas que vienen a ser lo que sabemos de la vida y maneras de decirle adiós. No se te escapa notar “cualquier situación –como dices- por nimia e intrascendente que parezca”. Hay siempre un cuento a la mano para ti.
Me tiembla leyéndote la sencillez con que narras lo que pasa, los antecedentes, la historia que venía antes y aquella que luego vendrá delante. Cuando cuentas que tienes un amante, ya lo adviertes, no puedes perder ni un minuto en tonterías. Tus cuentos visten y desvisten la vida de las personas aunque expliques que “la ambición puede ser el último refugio del fracaso.” Da lo mismo la desnudez con que la busquemos.
Yo te preguntaría, y si no tengo ambición, por qué mi triunfo con las letras se me ha quedado atrás. Son demasiados años leyendo las historias ajenas y quizá por eso no he tenido tiempo, no he sabido, escribir las mías. O me dio miedo, Cristina, que pudieran ser verdad, tan mías que me hicieran aún más daño que guardármelas dentro.
No me atreví a decir las verdades sin tapujos, cogí la frase ajena, la estampé con cuño propio desde el Acces hasta el Mac. Y esas palabras también se juntan por no contarlo todo, y como tú misma dices en “Volanderas” acabaron por no tener importancia. Ya no vale lo que pueda contar sino es mi amor por las palabras que tienen los demás.
Sin embargo para mí tienen valor precisamente por habérmelas callado al menos algo. No como haces tú Cristina donde las desnudas porque sientes la necesidad de hacer un cuento cada vez. En ellos hay en muchas ocasiones el descaro que provoca el dolor, la fuerza de la intimidad, la manera de esforzarse porque sin esfuerzo no hay nada que merezca la pena en la vida.
Cuando he terminado tu libro, me ha faltado un cuento. Lástima que no hayas cumplido más que cuarenta y ocho años, así tus “Tejidos y novedades” hubieran tenido uno más. Uno más como en el viejo cuerpo que siempre pueden tener los humanos, con sus sensaciones.
Ya no sé cuántas veces, Cristina, he leído lo que escribes de tu amante: Sin perder un minuto le convences  que el placer físico te aburre si no es el suyo. Eso pasa casi siempre que te sientes dentro de alguien. No puede uno despegarse para conseguir follar en lugar de hacer el amor.
Lo que he dicho, lo que ahora me escuece, leyéndote Cristina, es por qué me habré callado tantas veces. O no supe escribirlo o a lo peor no me atreví a hacerlo. Ahora tengo una madurez innecesaria y apenas válida, tiene o el nombre o las maneras de la vejez, puede que ambas cosas. Por eso sólo me sirve leerte, saber de tus tejidos y tus novedades y averiguar si pueden de alguna manera coincidir con las mías. Serás mi alternativa al no poder ya contarlo. Te cedo el papel y el lápiz, sobre todo el lápiz que siempre tengo junto a cualquier libro. Me he comprado uno con una superficie plana para que no haga grueso el libro al tenerlo colgando. Ha sido un buen invento. Todavía está puesto en tu libro, es mi homenaje, la manera más tierna que tengo de quererte.
Por favor sigue cumpliendo años, agrupa la próxima vez en lugar de 48 cuentos, uno más menos, para que pueda dejarle puesto de nuevo el lápiz y escribir sobre ellos los mejores momentos que siento, ya que sólo no supe hacerlo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Repaso a Facundo Cabral... ni de aqui, ni de alla, ni me llames extranjero.Aprediendo camino y jamas me senti extranjera, solo es acomodarse a lo simple de un pais. de una vida llena de riquezas, llena de ternura y color.
Tu a Cristina, yo a Facundo, opuestos, pero con la simpleza de un tejido de puro algodon.
Besos maria dolores.

Fran dijo...

Me ha encantado esa separación de "tejido de puro algodón."

Cada uno con su cuento.

Besos

Anónimo dijo...

Las verdades y los sentimientos, son ,eso,un telar de cintura o de pies,los mas personales, los ponen sus miembros, donde con sus hilos de algodon tejen mucho de sus sufrimientos y alegrias,las lanzaderas van u vienen se entrecruzan. dando ese color y estampado la sensibilidad de la persona y cada una de sus rebozos son distintos, un artista jamas repite, aunq le de un toq q nadie puede atrapar. Q le pasa a tus cuentos? quieres màs y màs, porq nunca son iguales.hay un pequeño detalle, q en cada uno pasa a decir o estampar lo q en esos momentos sentimos.
besos maria dolores.

Fran dijo...

Si, por eso, María Dolores, cada cuento que leo, lo siento más que una novela, porque son momentos que nadie se atreve a juntar como una historia entera.

Me gusta eso del telar de cintura para abajo. Lo de para abajo lo he añadido yo.

Besos

Anónimo dijo...

Andamos, entre telares y lanzaderas, asi es lo q nos queda, aportando esa nota de color y amor.
besos maria dolores.