domingo, 23 de mayo de 2010

GALICIA, DESTELLOS VERDES, RAZÓN DE ASIENTO


Galicia es un país al que si no puedes derrotarlo, debes rendirte a él como un amante crepuscular que vas a tener siempre. Parece que no va a anochecer nunca, para los relojes, toma asiento y se convierte en tu espera, en la más hermosa hecatombe a tu sistema de persona.


La visité hace muchos años ya con motivos de trabajo y de ocio compartido. El trabajo me tuvo sobre todo en A Coruña, nunca fueron mías sus gentes, en los negocios que iba a hacer con ellos, prefirieron una y otra vez preguntarme en lugar de darme la respuesta para que volviera poco tiempo después de nuevo. Ya recuerdo mal tan bella ciudad porque los años, a pesar de mi empeño en detenerlos hacen daño, dejan a destiempo los recuerdos aunque fueran brillantes en su momento.


Ahora ha sido un recorrido por sus Rias Baixas. Mis motivos han sido diferentes. He vuelto a Galicia a explicarle que no me he hecho viejo, que si en un viaje de grupo con todos sus miembros sin fecha de caducidad, una guía me otorga sus explicaciones con su mano en la bruma, la misma mano para hacerme más fácil la subida o bajada al vehículo de salida, iba destruyendo hacia atrás y hacia delante los espacios, me hacía comprender la razón de mi esfuerzo para caminar luego, igual que si fuera un peregrino del Camino de Santiago.


Galicia fue razón de asiento cuando estuve, ahora ha sido motivo como de planicie y belleza en cada Ría para comunicar los sitios, así lo hace la playa de La Lanzada entre Sanxenxo y El Grove, cuya importancia radica en la fertilidad de las Noches de San Juan: esa mujer que la mojan nueve olas en busca de su fertilidad como una búsqueda pienso yo –ignorante de cualquier historia que no sea el lenguaje- de la lujuria propia. Esas aguas pueden ser o un devorador de hímenes o un amante crepuscular, razón de sexo de asiento.


Acudí con miedo, os lo confieso, voy sintiendo cada vez más cerca limites que nunca quise yo, pero me los llevé conmigo, a nadie se los podía ocultar, son ya testimonio, como un rasgo o un tono de piel. A pie por ciudades como Vigo o Pontevedra, frente al bellísimo Parador del Conde de Gondomar en Baiona, que trajo mi recuerdo aquella inolvidable estancia en sus instalaciones hace años; a pie –digo- hacía imposible negaciones que ya tengo.


Se me van terminando los arreos, pero me fue devuelto al contemplar este increíble paisaje que puede hacerlo posible todo, ancho, agradable como el acomodo carnal de un hogar; en Galicia practiqué de nuevo la audacia de desabrocharme los hábitos; había tan hermosa agua en aquellas rías que eran por sí solas casi emoción: me explicaban aquella tierra y sus gentes, cómo seguir de nuevo. No me arrepiento, le volví a mentir a mi cuerpo, le dije si has estado, lo recorrerás despacio y te quedarás otra vez con su misterio.


Así fue, no quise aquí contaros ni lugares ni espacios con detalle porque me llevo yo dentro los detalles. Cuando caminas fuera de tu entorno, te conviertes en ser ajeno, ya no eres propio. Me bastó estos días la señal de la mano de la guía, y me fuera contando la vida y las historias de los demás por donde pasábamos, para que yo la siguiera, para que no me perdiera.


Y todo lo que vi me lo llevo conmigo, lo que traía en mi retina de antes y lo que he añadido ahora junto a la cosecha de mi esfuerzo, al intento de no quedarme fuera ya antes de tiempo. Me quedan sitios por ver, lugares por recordar, pozos de mi asiento en mitades pequeñas de recorrido.


En Galicia estuve muchas veces quieto, ante mi había un mapa que te mete dentro, que te enseña mucho más de aquello a lo que puedes aspirar. En tu propio entorno, con lo tuyo, con el breve recorrido diario, practicas una convivencia que suscita el descuido. Tienes que asomarte fuera, a la belleza en ocasiones tan imposible como ajena. He querido copular estos días con una necesidad más amplia, eliminar mis asperezas, los tonos equivocados de mi cuerpo.


Me he ido de excursiones, he salido como un rato prolongado de unos días donde estaba siempre; he roto hábitos, he cambiado horarios, he viajado estampando la madrugada sobre mis ojos bien guiado por un chofer y una guía, reflejados en la imagen de estas tierras.Lo que hice, lo hice nuevo para ver si es posible en alguna medida volverme yo más nuevo, como el amante que busca el estímulo inventado del cuerpo nuevo al que todavía le quedara todo por decidir.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermosísimas vistas las que te traes en la retina y en tus carnes, vivencias de esfuerzo, solitario y a veces compartido en ese viaje por mis amadas tierras gallegas. Tendría que suscribir muchas de tus frases, como la de ser engullido por ese paisaje ajeno que a la vez te envuelte y te hace suyo, su "amante sumiso" (¿recuerdas?).
Sé que has vivido, que has puesto toda la intensidad de tu alma inquieta, de la curiosidad de un niño redescubriendo juguetes que ya tenía olvidados, de ilusión de ese amante que espera encontrarse con un nuevo cuerpo, sabiendo que éste le dará sensaciones que aunque ya conocidas, esta vez serán diferentes.

Es tanto lo que cuentas, y pones tanta emoción en ello, que mis ganas frustradas de poder acercarme a ti en uno de esos trayectos programadas, se han visto más que recompensadas por tu admiración, tu respeto y esa forma, casi lujuriosa, de tus palabras a la hora de describir esta tierra que me es propia y en la que te has sentido acogido.

Gracias, tienes alma, melancolía y "morriña" de gallegos.

Un beso de una celta gallega.

Bolboreta

Fran dijo...

Se me estampó tu tierra en mi retina y mirando desde las aguas de las rías al cielo de mis sueños, vi volar una bolboreta, discreta y señorial sobre mí. Todo eso me traje, de eso me siento el amante más sumiso de esa tierra gallega, como siempre que hizo falta que lo fuera, como siempre.

Mis recuerdos –dices bien- fueron juguetes porque ya conoces mi alma de niño. Recuerdos de cuando estuve en esa admirable tierra tuya, para esta edad mía de ahora que me permite vivir de los recuerdos ahorrados, añorando paraísos de lo que fue mi vida.

Mi emoción y mi lujuria es porque nunca quiero, Bolboreta, dejar de estar loco de amor para que el deseo no remita sino al contrario, que se note que ahí está, que ahí queda.

Gracias a ti por dejar que esa lujuria mía sea “alma, melancolía y morriña de gallegos”.

Mi mejor beso a la celta gallega.

Anónimo dijo...

Amigo Fram: cuanto te contaria del caminar por esa tierra hermosa, llena de amor, q sin querer te atrae y cada año haces la promesa de volver al Camino de Santiago, nunca me siento jarta(como dicen en Càdiz)de su verdor de su amor a todo el q pasamos con el saludo, buen camino peregrino,por tres veces he pasado por sus caminos, cada uno distinto y al llegar a Santigo, he sentido la pena de verlo en parte acabado, me pregunto y no se la respuesta exacta cual de ello es màs bello, si te afirmo q cada año me parece distinto y la sensaciòn de sentirse protegida, aun caminando sola,hay en los albergues gente(por decirlo asi)q te muestran un amor y se preocupan del retraso q puedas tener en llegar al encuentro,es tanto lo q se comparte, tanto lo q me aportan,q amo cada tramo, cada vieira q me indica seguir sin perder el rumbo, ya como bièn dices cansado, pero con la misma pregunta, porq quedarse aletargado cuando hay cosas tan hermosas.
Yo me siento renacer cuando a duras penas ya, tiro de la mochila con la certeza q se llega, q me esperan, solo q cada vez es màs ligera,ya se convierte en la mochila de un niño de guarderia... pero no impide el llevar lo necesario y como me digo, no voy al desierto, si necesito algo se compra.
Te contaria mil anecdota sobre todo del 2004 Camino Frances , alli si q sueles compartir, caminar juntos y vivir toda clase de peripecias, q ocurre, en plural, a los peregrinos.
He hecho otros màs cortos, màs sola, pero siempre en la compañia de alguien q le pides ayuda para seguir y el del pasado año 2009 desde Oporto,Camino Portugues largo, y si te cuento q 13 dias tan llenos de sorpresas, con la certeza q ha sido el màs hermoso.. ya este año imposible por ser Xacobeo, pero el 2011 no faltarè ya tengo el camino elegido y con las ansias de q pase el tiempo rapido.Algùn dia quizas te cuente y te animes hacerlo. Tu amor, alla por donde vayas està junto a tì.
Besos maria dolores.

Fran dijo...

No sabía, María Dolores, que habías vivido tan hermosa experiencia y entiendo que todo lo que digas es poco.

Es muy cierto que la gente de allí tiene un encanto casi similar a su paisaje, a su verdor, a su empeño de gustarte.

Yo he estado en malas condiciones, pero he estado y me he sentido allí feliz, como un hermano, mejor como un niño que está aprendiendo destino y belleza.

Gracias por tu lección, por tu exposición como yendo a tu lado.

Un beso

Dol dijo...

Galicia es una tierra mágica , aunque suene a tópico.
Sólo te puedo pedir perdón por no ir contigo , aunque seguramente en alma sí que fui un poco .
Muchos besos y cuídate.

Fran dijo...

Llevas razón, Reyes, hay magia en esa tierra. Debiste venir, hubieras disfrutado, si que estabas y estás perdonadísima.

Me he de cuidar, no tengo más remedio, pero no en exceso,sabes. Mi padre que fue un gran médico y un gran hombre a quién lo quiso la humanidad entera, decía que los enfermos sabían más de sus dolencias que los médicos.

Un beso sano