sábado, 1 de mayo de 2010

"ESCRIBIMOS CUANDO NO VIVIMOS"


La expresión no es mía, pero la hago propia porque la necesito para explicar lo que hace unos días me decía una amiga desbordada de afecto y además de sabiduría: “Menos mal que te queda la lectura y la escritura y tu gran devoción hacia ellas, que es un privilegio.” Ya en otra ocasión su pensamiento estuvo aquí prendido de forma anónima.



El título de lo que hoy quiero contar –también entrecomilladlo- es de uno de los mejores poetas de lengua castellana, todavía de mi tiempo: Francisco Brines, de la generación de los 50, recién premiado con el Reina Sofía y que ya lo fue de la Crítica en el 67 y de Literatura Española en el 99 entre otros. Sus palabras las he hecho mías, entresacadas de una entrevista en el diario “El País” el pasado 29 de abril. Y las enlazo adrede con las de mi amiga, menos mal que me queda la lectura y la escritura.


En este sitio de escritura, voy a hacer hoy punto y aparte para siempre, y el motivo me lo ha provocado también palabras ajenas comentando mi último post: “con el cariño que mereces”. Me lo quedo y me lo creo porque viene de quien viene, que hace ya muchos años en aquel foro “La torre de Babel” –desaparecido- de ya.com me leía en silencio, sin un solo comentario, sin importarle donde hubiera una respuesta y de quién era. Tenía en cuenta, y sigue teniendo en cuenta, mi palabra, mi intención, mi necesidad, mi consuelo, mi temperamento tan verbal, mi reposo con el olvido que sea necesario en cada momento, la droga de mis libros, parecida a los parches de morfina de mi pecho.


Tengo delante hoy ese libro inolvidable de Paco Brines “Las brasas”, con el que obtuvo el premio Adonais en 1959: “Inclina la cabeza, y en su gesto/nada adivinaría nadie; él/sabe que las tristezas son inútiles/ y que es estéril la alegría. Vive/amando, como un loco que creyera/en la tristeza de hoy, o en la alegría/ de mañana”…


Me he pasado demasiado tiempo, inclinando primero la cabeza y explicando que me pesaba la tristeza aunque fuera inútil –ya lo pude comprobar- aunque fuera capaz, medio loco al menos, que debiera haber escrito para mí solo y jamás haberme entregado, una a una, a las respuestas ajenas; que iba a dar como consecuencia de ellas mucho más de lo que recibiera y aunque jamás supe sacar cuentas, la vejez te obliga como a buscar un sitio de retirada, donde uno se sienta a gusto solo, en que todo con la propia envergadura que tengamos debiéramos hacerlo y deshacerlo sin contarlo.


Llegué a pensar para el amor que puse entre las líneas que de verdad no se las quedó nadie, iba a poder yo solo con todo, hasta con la inutilidad de la tristeza del verso de Brines. Y no fue así, me costó demasiado tiempo darme cuenta pero aquí he venido a explicarlo para siempre.


Así, como está ahora sobre mi mesa, junto al teclado, el libro de poemas de Paco Brines, irán estando los que vengan. No me hará falta palabra ajena alguna, seré únicamente lo que soy: el amante permanente de la literatura; me iré haciendo cada vez más drogadicto, nada más necesitaré, con cada libro que tenga cerca aprenderé a hacerme viejo para merecer el verso de Brines:


…”Es un hombre
cansado de esperar, que tiene viejo
su torpe corazón, y que a los ojos
no le suben las lágrimas que siente.”


Esperaré con mi amante de siempre, con mi “devoción y mi privilegio” y con la más inolvidable respuesta: “con el cariño que mereces”.


Ni un solo sentimiento más, no son necesarios. Es suficiente, el libro de hoy, por ejemplo: “Las brasas” de Francisco Brines”. Premio Adonais de 1959. Colección Adonais. CLXXIII. Ediciones Rialp. Madrid, 1960. 55 páginas. Una pequeña joya de mi amplia biblioteca. Justificación de la tirada: “De esta primera edición, se han hecho mil ejemplares en papel de edición y ciento veinte en papel especial del I al L para los suscriptores de honor.”


Hoy se suelen buscar otros honores. No me suben las lágrimas que siento. No hacen falta porque nadie puede saber lo que ocurre en mi corazón con los ojos cerrados y cerrada también la información para siempre.


Hasta el próximo libro. Os dejo que tengo que irme a leer. Si hay una página en la red que se llama, acercatealoslibros, aquí el único privilegio que me queda es tenerlos más cerca ya.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta traigas al recuerdo a este gran poeta , Francisco Brines. Esta afirmación suya .
"La poesía me ha enseñado a gozar de la vida y también a gozar con fuerza del dolor y de la tristeza".
Deja entre ver ese sentimiento profundo, por todo lo que transmite sensaciones a la vida, de todo ser humano. Nos enseña a reflexionar y meditar profundamente.
Fran,aprendamos a gozar y valorar nuestra intimidad.
Siempre.
Ana

Fran dijo...

Por ese camino de un gran poeta hoy, del escritor que tenga entre mis manos gozaré y valoraré como tú dices, y siempre has sabido hacer, la intimidad.

Dol dijo...

Pues fíjate, Fran ;
que yo creo que escribiendo tambie´n se vive.
Puede ser por recuerdo de lo que se vivió , o por imaginar lo que nunca tuvimos.
Pero se vive.
A mí me quitan las cosas que he leído y aquéllas otras que escribí y me quedo en nada .
O casi .
Besos, Fran.

Anónimo dijo...

En mi corazón había un torrente de palabras para ti, que se han quedado como pajarillas, que no han
aprendido a volar, presas en su nido. Dices no necesitarlas. Entonces, para qué echarlas a volar? Se perderían...
Un beso, Fran.

Fran dijo...

Has dado so razones bien claras, Reyes: recordar lo vivido y soñar con lo que no tuvimos.

Yo me quedo con poca cosa de todas las maneras, Tú tienes más riqueza probablmente.

Un beso

Fran dijo...

Quizá me expresé mal.Las que no necesito son las que no tienen la suficiente entrega. Las poderosas y ciertas me hacen falta siempre.

Un beso

Anónimo dijo...

Siempre aunque el tiempo sea adverso y a veces escaso tendrás mis palabras llenas de ternura.
Aprendí a tu lado a leer más allá de los silencios.
Un cariñosísimo beso,
María

Anónimo dijo...

Siempre aunque el tiempo sea adverso y a veces escaso tendrás mis palabras llenas de ternura.
Aprendí a tu lado a leer más allá de los silencios.

Un cariñosísimo beso,
María

Fran dijo...

Pues la ternura de tus palabras, María, siempre la recibiré con el placer que me proporcionaron desde que te conocí.

Tendrás la mía.

Anónimo dijo...

Escribimos,porq, q seria de nosotros si dejaramos de hacerlo, y si dejaramos de leer? No seria uno mismo, perderiamos la identidad
Un pasado o presente ahi, entre nubes de colores, con sueños incorporados, unidas a las vivencias, parte extraña pero al mismo tiempo imposible de superar sin un libro, una poesia o una historia vivida.
Tienes el rincòn màs hermoso de la vida.. la lectura y el compartirla.
Besos maria dolores.

Fran dijo...

Mejor no se puede decir: "parte extraña pero al mismo tiempo imposible de superar sin un libro, una poesia o una historia vivida."

Y te doy la razón, tengo el rincón más hermoso de la vida.

Un beso

Anónimo dijo...

Despues de todo lo dicho en este post tuyo, no se si de lamento, de tristeza, de añoranza o de desesperación, pero tan triste como me ha sonado al ir leyéndolo, despues de tanto cariño depositado en las palabras de tus fieles comentaristas, yo, pobre Bolboreta, mariposa inútil que solo ha extendido sus alas allí donde le han permitido, me he quedado sin palabras, con esa congoja que da ver la tristeza de quien quieres y a quien ya no eres capaz de reconfortar.

Este post me ha sonado a despedida y si algo hago yo en la vida, es no despedirme nunca...

Hoy me quedé sin palabras, pero no sin sentimientos y sin todo ese cariño que has ido depositanto gota a gota en mi corazón.

Seguiré estando para ti, siempre que me necesites.

Un beso, desde mi humilde y encogido corazón.

Bolboreta

Fran dijo...

Estoy dispuesto a admitirte que mi post es triste porque yo lo estoy; más que lamentarme, siento no haber tenido más cosas de las que tuve cuando jamás hubiera escrito en ese tono, cuando mis palabras eran siempre entrega, casi júbilo, maneras de luchar contra una salud rota de golpe hace 21 años.

Pero no te puedo admitir que a esa mariposa con sus alas extendidas no le dejé posarse más ampliamente. Precisamente, eso es lo que hubiera querido, que lo abarcara todo.

No me despido con aquello que he escrito porque yo tampoco lo hago –ya me despedirá la vida cuando toque-.Jamás me despediré, salvo que mi mente no me lo permita, de leer y escribir; hablo únicamente de cambiar el estilo de mis escritos porque incluso a mí mismo empiezan a fatigarme su tono demasiado repetido.

Pues si tienes sentimientos todavía para mí, estos son los momentos de mi vida en qué más falta me hace simplemente que me quieran. Busca las palabras, rebusca la intención.

Lo espero y lo necesito de todos y todas quienes me contesten. Tú no debes ser menos porque sabes hacerlo y lo has hecho. Hazlo más, con más intensidad si cabe.

Un beso desde mi siempre abierto corazón.