domingo, 18 de abril de 2010

GLORIAS EFÍMERAS


Porque no hubo nada en páginas que de verdad nunca tuvieran destinatario por mucho que parecía haberlo a veces. Fueron glorias tan efímeras como el pintalabios de una mujer. Ese que tan bien cuenta Mercedes Castro de su Teresa de “Mantis”: “el anaranjado Charismatic en pie de guerra o el Speak louder de un fuerte rosa claro” que parece asegurar la gloria. Han sido muy precisas dos mujeres para retratarme esto, a quién cito de la novela o quién me contestaba a la indecisión de mi postura de hace bien poco, que las cosas caen por su propio peso.



De aquí se me cayeron ya todas estas cosas, me quedé con el rigor que tuve siempre, sobrio, inusual, existente como ya dije entre cuatro paredes muy bien hechas, construidas a conciencia con el tiempo y las resistencias para lo propio, pero además he necesitado la mirada ajena desde fuera, que de alguna manera se han ido quedando grabadas, me han proporcionado una rica utilidad, espontánea, nunca pensada, me han pillado leyendo o escribiendo o soñando. Para eso sirvieron.


La mujer tiene como un vestido como para dormir de noche, que sabe quitarse en ocasiones despacio y ponérselo luego. A mí me parece ahora no haber dejado nada aquí sino un paso efímero, que hasta un día supe que ni era ya mi sólo privilegio porque no tuve nunca ni la seguridad suficiente como pasa con el amor y la vida, al revés del dolor que traje, fueron cosas muy poco exactas o yo no supe hacer antes las preguntas.


Me comí la desgana muchas veces, me la estoy comiendo ahora antes de escribir veinte o treinta palabras cada vez más finales, quizá por eso se escapan más seguidas. Puse mucha energía, nunca dejé caer los párpados cuando me miraban para estar de alguna manera conmigo y cuidado que traía con los años hasta demasiadas buenas maneras. Con ese cariño que siempre pongo en las palabras tentaba y provocaba las acciones al menos en la misma escala, esperaba acontecimientos de esos que pasan y una vez pronunciados no puedes retirarlos.


Pero mi alimento va a ser pues mi propio sentido y conocimiento. Reconozco que siempre he tenido un apetito voraz y eterno por aquello que tiene el parecido de pecado, por llamarlo de alguna manera ya que nace de la propia boca, de un bocado y jamás le negué sitio al propio, no al ajeno, con su color, con el apagado tono que tiene el aspecto de la duda. Como anda por todas partes, igual que la piel de una mujer, puede ser seda y pecado; o las mejores imágenes que tengo, el lenguaje que he desparramado tantas veces, las ganas con que estoy escribiendo. 


He vivido y vivo siempre muerto de esas ganas de todo porque si no, me lo estaría callando y no escribiendo, diciéndolo. Más bien hasta mirando, en la línea de las cejas tengo la de los adultos que ansían algo. He traído secretos y abierto secretos entre unos y otros para ayudarnos; lo he explicado que la vida sólo respeta a los fuertes y que el amor en cambio nos vuelve vulnerables y previsibles, como dijo un día Martín Gazo. Pues yo siempre he sido vida hasta en cada poema que estaba leyendo aunque fuera de las últimas caricias que a todos siempre nos quedan en las manos.


Vida para ir alimentándome, porque todos los alimentos diarios, creo que absolutamente a nadie le pueden ser suficientes en determinados momentos. Crecer es una lucha permanente y yo he ido creciendo en cada página, cada vez que he pegado un post y he contestado. Luego ya a medida me han ido pasando los años de la vida y los que he estado sentado aquí delante, destruyen, obligan a desprenderte de lo que habías conseguido. Es muy duro, pero es cierto.


Mi inocente memoria me lo viene diciendo por eso me lo advierte, como en otra ocasión bien reciente, borra las tres o cuatro palabras que has puesto como título, déjate la piel si te hace falta en los recuerdos, pero aliméntate tú mismo, haz la historia con tu historia, aunque te notes como a media cuarta todavía de llegar al final, tú solo te has de completar la cara, tu extraño y particular silencio de media tarde, tu posibilidad de creértelo todo leyendo, por la poca utilidad de una capacidad de percepción insatisfecha.


He explicado lo que es coger la mano o lo que supone pedirla no importa si está lejos o cerca, las palabras nunca tienen distancia. Muchas veces la he cogido y me la he llevado a la boca en ese largo ardor interno que tienen las esperas o las renuncias de algo. Siento por las ocasiones que lo hice esa rica nostalgia que se puede producir como si se tratara de un cuento bonito que no llegara a novela. Una nostalgia que cuenta, que duele, que aleja ya hasta de alimentarse.


Hay unas maneras propias en que notas que te ha marcado más la vida. Entonces hay un solo remedio, ser como hacen los poetas todo el día, no necesitan a nadie, ni alimento alguno que no sea su propio verso, la palabra que envuelve, que enamora, con la que he seducido a veces, para alimentarse.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Se es vida, en el momento q pretendemos traspasar la barrera del silencio y con letras se alcanza. Confesamos intimidades, q solo uno puede descifrar¿ abrirà la pagina?" Duro pero cierto". La vida se convierte en una novela con personajes ineditos, creados solo por una fantasia y el amor, con la duda de quien merece esas letras o la renuncia al amor, q con nostalgia queremos seàn escuchadas o al menos interpretadas , la comedia de una vida q aprendemos , sin sentirla nuestra.
No alcanzo a ningun grado.Pero me alimento mucho de las letras , aunq despues se arrinconen en el cajòn de los trastos viejos,el q queremos sea del olvido, solo q en el momento de hacerlo me calma la ansiedad de ser comprendida y deja paso a una vida llena de color , como las rosas en primavera. Asi es la vida del q quiere plasmar lo q en su alma lleva, con el corazòn luchando por traspasar la barrera de la incompresiòn.
Besos maria dolores.

Fran dijo...

Sí, María Dolores, con las letras se alcanza casi todo y bien que me entiendes como has visto que digo. Intento escribir cada vez sino más duro, más claro, al menos para mí.

¿Quién merece esas letras? Eso ya es difícil. Si importa que sean escuchadas, sí, sí que importa sino uno no las escribiría, ni las colgaría.

Mi cajón de trastos viejos es lo mejor que tengo. Y frente a la incomprensión seguiré luchando.

Un beso

Anónimo dijo...

Las letras llevan consigo todo un mundo interno que avoca en los párrafos dichos o escritos, pero que no serían nada sin la emoción, sin el sentimiento, sin ese destinatario al que a veces obviamos, pero que está ahí, al otro lado, esperando leer o escuchar lo que sabe que para sí ha sido escrito.

Uno se acompaña de palabras, y las palabras llevan consigo una maleta de emociones encerradas que son las que dan sentido a esa vida que nos forjamos en torno a lo que llevamos dentro.

Hoy no se si mi texto está claro, sin embargo se que tú me has entendido.

Un beso para ti, dado con la palabra pero saliendo del baúl de mi emoción.

Bolboreta

Anónimo dijo...

He perdido parte de mi vida "Mi Madre " Con ella se ha ido la sonrisa de mis labios.Siento muchas cosas, algunas de ellas nuevas, extrañas, angustiosas y muy dolorosas. tengo tanta , confusión, inquietud, oleadas de angustia aguda, pensamientos que se repiten constantemente y que no logro quitar de la cabeza, boca seca, sin palabras, llanto, temblor. Ayer ,abismada en un único pensamiento -poder abrazarla- perdí el conocimiento y caí por la escalera .Poco me ha pasado ,una fisura en la espalda, muy dolorosa que me tiene en reposo, pero es mas grande el dolor que siento en el alma.Lloro tanto que los brazos se abren para abrazar el pasado y presente.
Mi silencio se prolonga porque la muerte ....es slencio en el alma.
Abrazo para todos.
Ana

Fran dijo...

Claro que te he entendido, Bolboreta, porque tú antes me entendiste a mí.

Y cargo mis palabras de emociones y las extiendo porque se me escapan adrede, de esa vida que -como dices- nos forjamos en torno a lo que llevamos dentro. Mejor que nada, ahora las tuyas.

Junto muy necesitado la emoción la palabras, tuyas y mías.

Fran dijo...

Un abrazo lleno del mayor cariño, Ana, por tan dolorosa pérdida para ti. Con lo que te conozco sé de sobra que sera mucho mayor el dolor de tu alma que el de tu cuerpo por la caída.

Sólo puedo hacer una cosa, estar de alguna junto a ti en estos momentos.