miércoles, 10 de febrero de 2010

Menos posibilidades de sentirme solo


Todo sigue su curso y, poco podemos hacer para poder cambiarlo, escribo para que sepan los demás cómo soy yo. Escribo para no estarme quieto, como un sudoku mal hecho, un testimonio inquietante de líneas de cocaina vacilantes. Quiero aferrarme a algo, si a uno se le acaba la persona, pues los ritos, el silencio, las costumbres enseñantes: el María Moliner desde la A hasta la Z puede ser un sendero, una belleza como a una mujer a la que no se le caen los pechos.



He dicho que la A es la primera letra del alfabeto. “Se pronuncia con los labios muy abiertos y los dientes separados aproximadamente 1 cm y se emplea fundamentalmente para formar el complemento indirecto”. Lo de la Z es otra cosa, la Z da miedo, tienes que coger el otro tomo, llegar hasta allí como si nada hubiera pasado, como si efectivamente cada letra te hubiera valido para estar menos solo escribiendo.


Hoy me han impuesto más obligaciones, simplemente porque he dicho que del libro de Berta Marsé “Fantasías animadas” que estoy leyendo, ya no me acordaba cómo eran sus fantasías; no cuáles (sí de algunas), sino del calificativo que la hija de Juan Marsé le había puesto en el título a su hermosa colección de cuentos. Pues vete a casa, me han dicho, andando, de vez en cuando, por el camino, te preguntas cómo se llaman las fantasías sin mirar la tapa del libro que llevas en la mano junto con el periódico que acabas de comprar. Me ha ido bien dos o tres veces –debe ser que tenía las manos húmedas del cansancio y de la soledad de no tener a nadie cerca- pero al dejar el libro en la mesilla de noche,  ya se me había quedado en solo fantasías.


Luego , lo que he hecho otras veces sencillamente, cambiar unos botones de mi página web para darle efectos especiales, yo que sé, que no sean tan rectos, que no tengan tanto empaque, como si quisiera renovarlos a ver si así renuevo mis deseos, ese zarpazo de que habla Paniker que “remite a lo que no se tiene, pero la sentencia es incompleta: el deseo también remite a lo que ya se tiene sin tenerlo”. No he podido, no he sabido, no me dejaba el programa interpretar el texto de dentro de los botones. Debía de ser lo de Paniker, que lo he tenido –el saberlo hacer- pero ya no lo tengo.


Y a veces, lo aseguro, desesperarse es solamente eso, una oscuridad como helada, una intolerable soledad, andar sobrado de posibilidades de sentirte solo simplemente porque no te sale una cosa que sabes hacer; porque estabas siempre bien (hasta cuando caminaba con unas muletas) y ya no te acuerdas de lo que es estar bien, como cualquier enamorado que pregunta a un amigo, dime qué coño es el desamor. Pues eso, le responde el amigo, debe ser como si uno siente un día un desajuste, que demasiadas cosas tuvieron su época, y eso es mala cosa, la temporalidad, que existió alguna vez, el ajuste. Saber que se va a terminar, que el baño tibio de las palabras de dentro termina siendo frio, acaba no sirviendo tampoco.


Tendré que seguir con el diccionario, irme ya a la B, más perfecta que la A, con las medidas de un beso abierto dejado sin terminar. La B como si me fuera a llegar un nuevo día –y nadie me lo va a traer sino que me lo he de buscar yo mismo- como una vocación para las manos, un destino a plazo fijo en los labios- “un fonema bilabial oclusivo y sonoro” que crea a veces pausa. Pues yo quiero, yo necesito la pausa a todo esto: acordarme de seguido de las de las fantasías “animadas” de Berta Marsé; caminar cada mañana tanto rato hasta darme cuenta que me cansa la mañana con el cariño que le tengo; levantarme por la tarde de esta butaca donde estoy escribiendo, recorrer un pasillo lleno de libros, sin que ellos se den cuenta, acariciarlos un poquito; dejar estar lo de los botones para cualquier otro rato.


Y eso sí, seguir escribiendo para desnudarme lentamente y tener menos posibilidades de sentirme solo. Las dudas las seguiré teniendo dentro, pero me tomaré la molestia de dudar. En todo caso, para eso tengo el diccionario.







13 comentarios:

Dol dijo...

Solo no te sientas porque no lo estás.
Enhorabuena por este diccionario que nos has regalado con tu especialísima visión de las cosas, que nos enreda inevitablemente hasta que la entrada ...pum..se acaba .
Un beso.

Fran dijo...

Gracias por la primera línea, son de las que no se borran jamás.

Lo aprendí de José Luis Sampedro, Reyes, que hay que leer todos los días un rato el diccionario como si fuera una novela. Tú que eres más escritora que yo te serviría.

Gracias por dejarte enredar. Valgo ya para pocas cosas más.

Un beso

Anónimo dijo...

Quizá la soledad que sentimos los humanos es, una decisión que, se despierta como impronta dentro de cada uno .Querer estar solos es hacer respetar nuestras decisiones porque sabemos que nos harán feliz .Al fin, se termina cediendo en todo aunque no te guste.Fran valoras cada cosa que te rodea y te haces grande en sentimientos.
Un abrazo.
Ana

Fran dijo...

Tu comentario, Ana, me ha hecho pensar que llevas mucha razón: en esa soeledad elegida y con derecho está nuestra felicidad y luego, ya lo ves, voy cediendo, voy cediendo.

Bueno, siempre he sido un hombre obediente, creo que ideal para cualquier mujer.

Un beso

Anónimo dijo...

Estar solos es aprender a conocernos, aceptarnos y, por fin, estar a gusto con nosotros mismos.
Y hoy, yo, que siente tu soledad como propia, se cuela en ella y te abraza, sin que te percates de ello, pero con un abrazo que no conoce de distancias, no sabe de lejanías... Un abrazo fuerte y a la vez, tan tierno como es tierno el abrazo de un niño...
Un beso.

Fran dijo...

Pues debe ser así, em pezar a conocerse y admitirse, sentirse como cuando niños porque lo seguimos siendo.

Y el abrazo me llega y lo devuelvo.

Anónimo dijo...

Comencemos hoy como cualquier otro día Fran querido, a enmarcar los sentimientos que definirán nuevas posibilidades de compartir soledades para que sean menos solas.
Es un honor leerte, sentirte, y abrazarte.

María

Anónimo dijo...

Si, Fran, seguir siendo niños y mirando la vida con asombro, como si se nos ofreciera recién estrenada.
Con mi abrazo, que ya recibiste, te envío ahora mi beso húmedo de mar.

Fran dijo...

Gracias por ese beso del cual noto su esencia, su humedad.

Anónimo dijo...

Yo cuando llegan las 12,00, me digo cierro el tajo, se acabo, mañana màs, y disfruto de lo q queda de la mañana, en verdad las horas màs calentitas, las q tienen el don de sentirte viva, acompañada a veces por el saludo de alguien q pasa en su coche, y me pregunto quien era, pero correspondo al saludo con mi mano y una sonrisa, he llegado a sentir como alguien me observa desde el banco de una alameda y al sentir la mirada penetrante le he devuelto la mia con una sonrisa, mira Fram es la sensaciòn de q aun hay ojos q quieren desnudar a la persona para saber su edad, locura, pero es asì,solo q a veces te dices, valio la pena, y creeme q sì, un rato de complicidad, y una respuesta, nos vemos el lunes? porq no se el porq los fines de semana siempre hay algo pendiente q no puedes eludir,vistar una plaza, admirar unas pinturas sin olvidar la visita a San Juditas, el abogado de los imposibles, en esos ratos de recogimiento , a la salida llegas y ves al q en rato estuvo a tu lado esperandote, acompañandote a cruzar el semaforo, lo malo es q lo dejas ahi, una se cierra a veces a esos encuentros furtivos.sintiendose la necesidad de entrar en el hueco de nuestra intimidad,
Con los libros bajo el brazo y las noticias q al final apagas la tv, son las mismas, pocas novedades y muchas otras cosas sin solucionar.
Asi es nuestra vida, salir, esperar , y leer, con la gran satisfacciòn de exponer loq nos llega en ese momento. Jamas solo.

Besos maria dolores.

Anónimo dijo...

Siempre que escribas habrá alguien cerca de ti, no lo dudes.
Si no escribieses y leyeses, no serías tu.
mil besos
rouxx

Fran dijo...

He leído con detenimiento tu programa diario, María Dolores. ¡Qué bella y afortunada mujer!, que desde un coche, desde un banco alguien te mira y respondes con una sonrisa.

Qué bien haces en dejar para el lunes "esas" cosas que nombras pendientes por hacer. Yo en el fondo no me quejo de la soledad, la quiero también, tiene su ternura, su talante. La utilizo, a lo mejor, para sentirme más acompañado.

¿Quedamos para el lunes?

Mientras, un beso

Fran dijo...

¡Cuánto tiempo, rouxx, sin saber de ti? ¿Tendré que volverte a mandar un sms conduciendo?

Mientras seguiré leyendo y escribiendo.

Un beso