viernes, 22 de mayo de 2015

PARA ENTERARSE



“¿Para qué vivir?
-Para leer, para enterarse.”

Pablo Gutiérrez
“Los libros repentinos”

Esos libros repentinos que caen en manos de una anciana mujer, ignorante y bondadosa, la  convierten por error, ya que la destinataria no era ella, en una lectora empedernida.  ¿Para qué? Para vivir, para enterarse.

No te enteras de la vida que pasa por tu lado, ni entiendes la que tú mismo has construido sino lees lo que cuentan los demás de la suyas o de las que fabrica su imaginación junto a la tuya. Bolaño, ya lo advirtió, “uno nunca termina de leer”. A mí no se me termina jamás. Ha sido toda una vida, cada libro como una espera permanente de su turno. Tengo todavía que enterarme, que descifrar su porqué. Ellos me ayudarán.

Leyendo voy adquiriendo como una reválida de madurez, de conocimientos, una permanente voluntad, casi un destino. ¡Ya lo sé! Fue un acuerdo al nacer, un alba súbita de inesperadas palabras que me vienen cada vez, cada página apretada con su olor inesperado. Me explicaré: tengo un ritual de lectura propio, una nueva tentación, diferente a quien pueda estar leyendo a mi lado.

Leo despacio, como si terminar un libro fuera perder un sentimiento que cae de mis manos como una falda desabrochada de mujer. Leo con placer, sin miedo a las palabras, me merecen la pena siempre, me asombra la asombrosa textura de la piel de cada página. Leo noblemente, hasta encontrar la conmovedora nobleza que supone leer.

Despacio como si quisiera que nada del libro se me fuera a escapar, a terminar antes de tiempo. Cada página en blanco al final tiene las citas que le he arrancada a cada libro, el número de las sucesivas páginas donde el encanto y la precisión de las palabras se han convertido enseguida en propias. Como un tradicional acuerdo entre su autor y yo, como labios ajenos que extienden su lenguaje a mi deseo de aprendizaje, a mis ganas de enterarme.

Recuerdo cada libro poco tiempo, poco rato, no sea que no le deje sitio al que viene después. Con los recuerdos no existe la obligación de revivirlos, con los libros tampoco, tengo que aprender, que enterarme lo que enseña el siguiente. Hay luego de la última lectura un sentimiento parecido al que tiene la vejez.

Es curioso, los libros mezclados en una estantería, los identifico de inmediato, casi cuándo y por qué los he leído. Y a su lado, impaciente, ese último por leer. Último y reciente porque ellos desprenden una poderosa tentación de lo inmediato . Ya me lo dijo Josefina Aldecoa, tendrás en tu poder muchos más libros que puedas leer en toda tu vida. No te esfuerces, no lo intentes. Cada uno tiene su verdad en la espera, su razón por ocupar el sitio provisional, pendiente, donde aguarda su momento. Pero surge ese desorden de novedad e inmediatez, causa y motivo de esa inabarcable acumulación, que me enriquece, que me hace feliz.

A pesar de la cantidad, cada libro que compré, que estuvo o estará entre mis manos, no cometo errores en la elección. La belleza y la calidad de lo que cuentan los demás, siempre sé elegirla. Casi no existe en mis hábitos de lectura, el rechazo antes de su término

Todo para enterarme, para que me lo cuenten, qué consiste eso del para qué vivir.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

De la vida



Vocabulario

Adiós: Es cuando un corazón que se va

deja la mitad con quien se queda.

Amigo: Es alguien que se queda para ayudar cuando todos los demás se alejan.

Amor al próximo: Es cuando un extraño pasa a ser el amigo que todavía no abrazamos.

Caridad: Es cuando una persona tiene hambre y compartimos con ella la única galleta que tenemos.

Celos: Es cuando el corazón se retuerce porque no confia en sí mismo.

Cariño: Es cuando no encontramos ninguna palabra para expresar lo que sentimos

y hablamos con las manos, colocando una caricia en cada dedo.

Evangelio: Es un libro que sólo se lee bien con el corazón.

Adoctrinamiento: Es cuando una persona conversa con el Espíritu colocando el corazón en cada palabra.

Cordialidad: Es cuando amamos mucho a una persona y tratamos a todos los demás como a ella.

Evolución: Es cuando avanzamos y sentimos

el deseo de buscar a los que van quedando atrás.

Hijos: Es cuando Dios pone una joya en nuestras manos y nos recomienda cuidarla.

Fe: Es cuando una persona dice que va a escalar el Everest y

su corazón ya lo considera un hecho.

Ternura: Es cuando alguien nos mira

y sus ojos brillan como dos estrellas.

Comprensión: Es cuando un anciano camina lentamente delante de nosotros y, aunque tenemos prisa, no lo apuramos .

Envidia: Es cuando una persona todavía no descubrió que puede ser mejor que otra.

Lealtad: Es cuando una persona prefiere morir a traicionar a quien ama.

Enemistad: Es cuando una persona empuja bien lejos la línea del afecto.

Lágrima: Es cuando un corazón triste

pide a los ojos que hablen por él.

Luto: Es una espina en el corazón que tarda en desaparecer.

Maldad: Es cuando arrancamos las alas al ángel que deberíamos ser.

Perfume: Es cuando reconocemos a quienes nos agradan, aun con los ojos cerrados.

Muerte: Es una separación com aroma de eternidad.

Nietos: Es cuando Dios envía ángeles para alegrar

a los abuelos.

Orgullo: Es cuando una persona se siente hormiga y quiere convencer a los demás de que es un elefante.

Odio: Es cuando plantamos trigo todo el año, esperando que madure, y una persona lo quema todo en un día.

Perdón: Es liberar al corazón del peso de una enorme piedra

Pesimismo: Es cuando una persona pierde la capacidad de ver la vida en colores.

Paz: Es el premio de quien cumple honestamente

con su deber.

Rabia: Es cuando colocamos una muralla en el camino de la paz.

Simplicidad: Es el comportamiento de quien comienza a ser sabio.

Pereza: Es cuando un virus entra en la voluntad y la enferma.

Nostalgia: Es cuando, estando lejos de algo querido, sentimos deseos de volar para reencontrarlo.

Sexo: Es cuando una persona ama tanto a otra que desea vivir dentro de ella.

Soledad: Es cuando estamos rodeados de gente, pero nuestro corazón no ve a nadie alrededor.

Superfluo: Es cuando nuestra sed neceita una gota de agua y pedimos un río entero.

Sinceridad: Es cuando nos expresamos como si la persona a quien nos dirigimos estuviera al otro lado del espejo.
Un saludo.
Ana

Anónimo dijo...

Buenas tardes Fran
Ana