martes, 8 de septiembre de 2009

No he sabido hacerme viejo


Supe ser niño y hasta tuve que entender lo que padres adultos mezclaban con una indudable e impecable enseñanza, modos de convivencia nada recomendables. Cuando un hombre y una mujer unidos con el porqué maravilloso del amor, lo rompen a pedazos, nada lo justifica, todos sabemos lo que tenemos que saber de los demás antes y en cualquier ruptura las partes son muy por mitades. Junto a ello aprendí algo esencial y permanente: unos criterios claros y éticos a lo que es muy difícil no saber responder, las mismas pautas de conducta que pasaremos de página luego con nuestros propios hijos. Fui buen niño y hasta entendí para siempre esa insalvable distancia hasta nuestros padres, como una sensación intacta que si un día la perdemos –tenga uno la edad que tenga- ahí se termina una posible y alargada juventud, una madurez bien trabajada hasta que el cuerpo lo permita. Cuando no se tiene ese respeto en la vida para con los demás, eso que debieron enseñarnos a todos le falta a uno lo mejor, lo más valioso que tiene el ser humano.

Quizá eso me ha pasado. Tuve la juventud de la educación, nada menos que de la educación, exquisita, tierna, correcta, bondadosa como un traje con corbata de diario o la ropa más informal para seguir siendo elegante. La llevaba encima gratis allá dónde entraba, la ropa de la cultura propia, inevitable, de no dejar nunca de ser lo que era. Aporté a la vez, por allí por dónde pasé las ganas del trabajo que sólo da el propio trabajo. El mío tuvo cifras, objetivos –a la vez maneras de estar entre mi gente- y sacaba bien las cuentas, siempre con saldo positivo para que al día siguiente me pidieran un poco más y lo diera.


Se terminaron las autoalabanzas porque vine aquí hoy a escribir que a ser viejo no he aprendido a serlo nada bien. Quizá la lentitud de mis posturas provocó el impulso repentino, la palabra sugestiva, la esperada respuesta costara lo que costara. Si encima tenía el dolor de estarme quieto, debí hacerlo, porque el dolor no es para compartir, se aguanta y ya está. Los impulsos pueden estropear la vida, impedir vivir la vida que había aprendido. La quería como un medio para llegar al orgasmo simultáneo de sentirme escuchado fueran cuales fueran mis palabras. Sin embargo estarme quieto, no esperar ya nada, ni bueno ni malo, eso que es precisamente la vejez, no me lo quise creer.


Cada beso humano es también una respuesta y he buscado los besos y muchas cosas que dependían de las palabras, casi todas. Sin saber hacerme viejo, sin querer hacerme viejo, tengo en cambio la turbiedad inevitable de dentro de los ojos, la equivocación del pensamiento, la sospecha que me ha llegado la tristeza antes de tiempo. Me basta solamente con sobrevivir, ir tirando, eso ya me parece que ocupa mi vida.


Pues si tanto me he equivocado con este cuerpo mal llevado y viejo, ¿qué busco? Pues salir de aquí, de voz y pensamiento, abrir una ventana y asomarme; busco saber qué busco que no lo acabo de saber. Me está doliendo el tiempo sin consuelo, tengo miedo del momento, no soporto ni la excitación de mi propio grito, no encuentro –pienso que para siempre- lo cálido de unos primeros momentos, mostrar una persona que ni yo mismo era, soportar la incertidumbre de la noche dejando que pase entera sin que yo la intente interrumpir voluntariamente o alargarla más de lo debido.

Que me vuelvan a gustar las mismas cosas de antes, atreverme, inventar, imaginarme, soñar. Que me interese otra vez la pura y hermosa prosa de no haberme hecho tan mayor, como una vocación de pensar. Recobrar mi pensamiento limpio, desnudo o con una lencería blanca sobre una piel manchada con vocación de ceniza; la alegre protesta de la vida –como una mujer con pechos bien llevados- volviendo a esos criterios claros y éticos que aprendí de niño.

Ir otra vez a la reclamación del presente, que existe, que me quiere, como una llamada urgente de la vida que si se demora, si no le hacemos caso, ya es otra cosa.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Admirado Fran, Mientras seas caricia y guante, mientras tus palabras tallen el horizonte, Mientras tu amor, y tu sonrisa no de tregua nacerás día a día.

Te abrazo,

María

Fran dijo...

Pues, María, amiga de toda mi vida, fui guante, fui caricia, pero necesito recuperar la sonrisa, ya con prisa, ya con prisa.

Me quedo con tu abrazo, hermoso y sincero como siempre.

Fran

Recomenzar dijo...

Que me vuelvan a gustar las mismas cosas de antes, atreverme, inventar, imaginarme, soñar. Que me interese otra vez la pura y hermosa prosa de no haberme hecho tan mayor...
¿como se hace?
no lo se

yo quiero que me gusten las cosas de ahora la computadora lo nuevo lo autentico del hoy
El pasado ya no existe FRAN el pasado ya no sos vos... Vos sos el HOY ...que te envuelve el hoy que escribe con letras maravillosas la filosofia de tu Hoy...
Besos van desde mi desde mi hoy

Fran dijo...

Quiero mi hoy, Mucha, pero construirlo con la ilusión que siempre tuve, no porque sea el pasado, sino porque ha sido siempre mi pauta, mi forma de actuar y la he estado perdiendo. de eso me lamento, eso me entristece.

Necesito la poderosa ayuda para hacer brillar el hoy; sólo me tiembla todavía todo un poco, hasta esta computadora.

Recojo tu beso de hoy y lo devolveré en de siempre

Anónimo dijo...

La noche no la interrumpo, de hacerlo me encontraria con ideas y pensamientos q nunca se llegaron a cumplir, me aterra el pensar q serà mañana , a veces me ocupo de cosas medianamente pasables, un entretenimiento, un querer pasar las horas entretenida, para no volver a la pregunta insistente, cuanto tiempo me queda, podre ver a quienes desearia hacerlo, con la gran sonrisa entre los labios, yo me doy cuenta de quien sabe aprovechar los momentos y ante las dudas vuela a donde sea, con tal de encontrar lo q en sus momentos fue aliento para su soledad,los medios no siempre estan a nuestro alcance, y la casa (no el hogar) nos exige una permanencia, si no queremos dejar de encontrar nuestras vivencias, el hogar, paso esa historia, al dejar de convivir con los hijos, aunq compartas a ratos esas conversaciones de mayor a mayor.Siempre me pregunto, ¿donde acabarè mis dias, donde podre conciliar lo q dejo de ser amor? amor es todo lo q nos rodea, pero la soledad te hace volver atras y ver q a veces ni vale la pena hacerte ilusiones, porq la vida se deshilacha y todo se vuelven flecos.con preguntas sin hayar respuesta adecuada.solo hay una cosa q parece me persigue la mentira.
¿q hacemos? seguir en la brecha y mantener aunq sea firme las ideas.porq como bien dices el cuerpo cada vez se resiste.
Besos maria dolores.

Fran dijo...

Te noto triste, María Dolores, y me has puesto a mí. Ante las dudas de la noche, piensa que estás viva, que a estas, ahora, entre las palabras tuyas y las mías, lo estás conmigo.

Lo que deja de ser amor es amor, no lo dudes, no recules, no vuelvas atrás porque te sentirás peor y habrás perdido posiciones.

Y por supuesto, aquí tienes a Fran para seguir en la breccha.

Un beso de Fran

Anónimo dijo...

No reculo en un pasado, si , un porvenir incierto,lleno de dudas, porq? Me gusta compartir alegria , aun escondiendo el dolor interno, no suele haber dos sin tres.
De q me sirve,sigue adelante, si cada uno tiene su mundo ,igual q yo el mio, con las dudas y los tropiezos. ¿Crees q donde hubo amor, perpetua los sentimientos? me cuesta creerlo.
Yo doy amor, pero no siempre es bien entendido.
Besos maria dolores.

Fran dijo...

Cualquier porvenir está lleno de dudas, María Dolores, ese es su riesgo y su atractivo al mismo tiempo y tú lo sabes.

Me cuentas una historia que sé: no, no perpetúan los sentimientos y siempre habrá uno que de amor, que de mucho y luego tenga el mal pago del desengaño durante y al final.

Es así.

Un beso verdadero