viernes, 26 de junio de 2009

Mi viaje sin libros a los libros


I Jornada

Siempre viajo con libros porque no hacerlo sería salir de mi reposo cotidiano desamparado, sin ropa ni motivos. Pero estos días pasados, del 21 al 23 de Junio, lo he hecho hacia su propio mundo por la ruta que me marcaba la gramática mayor: el lenguaje. Conseguí ser becario por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander y poder acudir así a la III Cita Internacional de Literatura en español que viene convocando cada año la Fundación Santillana en su sede, “Torre Don Borja” en Santillana del Mar.

Y digo que lo conseguí porque dificultades hubieron para ello, pero ando desde antiguo acostumbrado en esos menesteres ya que la realidad me ha demostrado que la vida no da ni quita nada: lo que obtienes es fruto siempre de trabajo y esfuerzo, lo que pierdes, por negligencia o descuido. Sólo salvo las deficiencias y limitaciones a veces de nuestro propio físico que llegan sin avisar, traídas además de la mano del dolor, pero tampoco importa demasiado porque el dolor siempre acaba por hacer más elocuentes a los hombres.

Al curso “Lecciones y maestros” acudieron este año Luis Mateo Diez, Ángeles Mastreta y Antonio Muñoz Molina, tres ejemplos básicos de literatura de alto nivel española y mexicana. He vivido con ellos personalmente y a través de su voz lo que he tenido y tengo tantas veces entre las manos, en mi pensamiento, en mi afán de curiosidad y aprendizaje, sus libros, su palaba, el lujo de la gramática mayor: su lenguaje.

La primera jornada me permitió conocer de primera mano, tras una prodigiosa exposición la evolución y el porqué de la obra de Luis Mateo Diez, uno de los más importantes novelistas españoles del último cuarto de siglo. Luis Mateo Diez supo explicar admirablemente cómo ha sido capaz en sus novelas de descubrir lo ajeno porque “lo propio hay que inventárselo”; cómo contar el cuento de la vida; cómo ir a parar siempre a los callejones de los personajes tirados y extraer de ellos su esencia y su vértigo.

Con la palabra escrita -el segundo oficio más viejo del mundo- ha sabido este gran novelista llevarnos a la vida cada vez, cada página, cada momento porque “nadie quiere morirse, quiere quedarse otro rato”.
Pues algo así cada mañana me pasaba a mí en aquellos claustros de la Fundación rodeado de escritores, catedráticos de lengua, periodistas y críticos de literatura. Era mi viaje sin libros, a los libros, una especie de reposo en donde siempre reposó mi vida, una gratitud a ese mundo al que tanto le di pero más recibí. Cada mañana, “lecciones y maestros”, a cada momento me regalaba enseñanzas de maestros, como si así me fueran descubriendo dónde estaba el prodigio de la letra impresa. Ellos me la pensaron, ellos la contaron, yo me la ido creyendo para seguir subsistiendo. He podido ir descubriendo estos días la vida más cercana, más íntima, con mis ojos ya cargados de mirada cansada pero limpia todavía de deseo de aprendizaje; he manchado a media mañana las palabras y el café; rompí las soledades que siempre nos preceden y me quedaba otra vez viajando con el lujo del lenguaje ajeno.

Me daba más gusto que nunca despertarme porque me iba a llegar al instante hasta como a una fiesta de la piel que ofrecían enseñantes y escritores, pero que la hacía mía cada día como una propiedad particular sin más deber ni derecho que mi vida leyendo abarcando el mundo entero.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Aquí me quedo esperando la siguiente jornada , para beberme tus palabras.
Besos, Fran.

Fran dijo...

En esta primera entrega ya hay material para saber un poco en qué consistieron estas jornadas literarias.

Besos

Anónimo dijo...

Entonces no me dejas crear un poco de expectación ????

Fran dijo...

Naturalmente, pero ya sabes que yo siempre tengo las mismas ideas y hasta casi palabras, incluso cuando hablo de las de los demás como ahora.

Un beso

BB dijo...

Me ha encantado saber de ese viaje
tuyo "sin libros a los libros".
En días pasados mencionaste algo
sobre los maestros que se iban
a dar cita allá en Santander,
propiamente, en Santillana del Mar.
Un lujo los nombres que mencionas
y el placer y el honor de escucharlos.
Me imagino la emoción vivida por
ti en el ambiente que amas y
para el que estas hecho.
Estoy feliz por tí.
Un abrazo
BB

Fran dijo...

Muchas gracias, por tu comentario BB. Efectivamente fue un lujo y un exquisito placer, el marco, las formas, las personas, su lenguaje.

Un beso