martes, 30 de junio de 2009

Mi viaje sin libros a los libros II Parte


Continuamos el día 22 con el mismo sol de la mañana anterior, como si la continuidad sólo la pudiera tener la mañana hasta con una excesiva plenitud en el cuerpo. En esa sesión íbamos a poder escuchar y hablar con Ángeles Mastreta, una gran escritora mexicana que en tiempos insólitos, en su tierra, fue inventándose personajes femeninos que más que reivindicar –creo yo- una feminidad, le devolvió a la mujer su papel lúdico, con el mismo derecho que el hombre, impúdicas si hacía falta, pero con un contenido en sus novelas relevante y tierno.

Llevé conmigo a la sesión porque tenía la idea de intervenir en la mesa redonda con ella unas cuantas citas de su última obra “Maridos” donde el tiempo se desgasta, pero no así la humedad y el vicio. Hay mucho amor en esos personajes, quieren a tiempo y a destiempo, ahí está su poder, su falta de deterioro.

Como muy bien ha señalado la crítica, Mastreta se desnudó, contó su vida, lloró, habló de sus amores, de esas historias que se convierten en vicio, en placer, en delirio para saber en el acto del amor, como dice en "Maridos" dónde tiene cada mujer su clítoris, “nunca en el mismo lugar, muchas lo tienen cada vez en un pliegue distinto.”

Explicó que “Arráncame la vida” y “Mal de amores”, las ha escrito porque necesitaba salir, ser otra persona. Así pienso yo también que está el buen arte de novelar: dejar de ser uno mismo en la escritura, buscar a alguien bien distinto aunque luego en efecto rebote, seamos también nosotros mismos.

No tuve más remedio que plantearle una pregunta sobre la convivencia a raíz de una hermosa cita que pronuncié ante su mirada cálida, entregada: “¿El sexo? –dijo Cristina. Eso, mira se te olvida, haces yoga, te masturbas. Pero la conversación, ¿cómo construyes veinticinco años de conversación? Eso no se suple. Para eso no hay remedio.” Y habría que añadir, Ángeles, y a la vez cómo copular con el silencio, obtener de su lujo y su lujuria las pausas suficientes para lograr que esa conversación, veinticinco, treinta, cuarenta años -¡cual largo me lo fiáis!- pueda sostener y hacer posible así la convivencia entre un hombre y una mujer.
Vivir la historias que no terminan nunca, vivir la vida que hemos construido y mantenido, ese amor eterno, que como bien dice ella, lo mismo dura tres meses, que huele siempre igual, tiene el mismo tiento, el palpar siniestro y obsceno, el cuerpo apaciguado o enardecido.
La Mastreta como sus personajes es una enamorada del ocio y la palabra, por eso defendió la existencia de su blog para escribir lo que quería.

Parece que allí está como empedernida y muy bien lo ha dicho, “todo lo que es empedernido es vicio”. Cuando regresa le dice a su marido, en "Maridos" donde él lamenta no haber dormido una sola noche: “pues me voy a ir más seguido.” Porque en ese más seguido está el vicio, empreñarse con el sueño, buscar hasta la desmemoria de lo que no debe ser memoria.

Oyéndola en “Lecciones y maestros” en la Fundación de Santillana del Mar, casi me sentí joven, me di cuenta que es cierto como ella dice “siempre sorprende que también los demás envejezcan”. Me gustó su emoción y su palabra, hice mío ese diálogo:

“-¿Y puedo ser cliente tuyo?
-Salgo carísima.
-¿Cómo en cuanto?
-Como en gustarme."

Niveles de aceptación en la vida, nortes que nunca debemos perder: gustar y que te gusten, un anhelo permanente viajando por los libros sin libros, para hacerme un hueco en la memoria, en la forma de un viaje, esa intención de nunca clausurar, de tener siempre un romance conmigo mismo.

6 comentarios:

BB dijo...

Fran: Fabuloso tu encuentro con
Angeles Mastreta, una de mis
escritoras contemporáneas preferidas.
Una frase de ella que me encantó:
sólo los besos son más placenteros
que las palabras. La retrata
fielmente.
Es una mujer que entiende a la
mujer y comprende al hombre.
Me gustó tu intervención. Eres
capaz de buscar las respuestas
que esperas.
Hubiera dado cualquier cosa por
estar allí, conocerla, vivirla,
adivinarla.
Y por supuesto, conocerte a tí,
que amas a la mujer y conoces
mucho de ese intríngulis que es
el alma femenina.
Hermosa tu narración, Fran.
Un beso
BB

Fran dijo...

Gracias, BB. Fue emotiva aquella mañana porque ella supo hacernos llegar hasta su mundo, mostró su capacidad de mujer.

Nunca dejaré de intentar amar a la mujer tantas veces superior a los resortes del hombre.

Un beso

Recomenzar dijo...

me has dejado con la boca abierta es por eso que te dejo mis palabras.....................

Da el primer paso con fe, no necesitas ver el final de la escalera, sencillamente ¡Da el primer paso!


Bueno lo escribo.. lo pienso.. me contesto ...los leo ..y asi voy dando pasos a momentos que la vida me va presentando..¿Me cuesta? sí me cuesta... pero yo sigo volando...y si caigo sacudo mis plumas de gorrión con miedos... sigo viviendo escribiendo y pintando con letras mi vida de a diario

Besos van

Anónimo dijo...

No he leído a Mastretta , pero promete , así que la buscaré.
Estoy en una edad y un momento vital de aburrimiento extremo en el que necesito beber de fuentes así , tal como se ve después de lo que cuentas y lo bien que lo cuentas tú.
Ya sabíamos por aquí de tu elegancia en la palabra, talento y acierto vital.
Normal que intervinieras con éxito.
Te mando enhorabuenas y abrazos.

Fran dijo...

Gracias, por las tuyas, Mucha de la Torre.

El primer paso lo doy cada mañana, seguro creible, pero la escalera, de verdad, ya la veo larga.

¡Qué difícil es la vida y qué bien cuentas tu posible caída!

La Mastreta ya dijo que escribía un blog porque era una escritura que nadie le mandaba, ni un libro, ni un artículo solicitado.

Leela, vale la pena a veces cómo desentraña, aspectos de la mujer.

Un beso

Fran dijo...

Reyes, puede gustarte la Mastreta. Yo conozco su obra amplia en su totalidad, y su blog si que lo leo a diario. Allí en Santillana sacó todo su encanto y me atreví a cruzar su mirada y su palabra, como sabes.

Gracias por calificarla tú tan favorablemente. No te creas que por mi espíritu dan muchos cuartos ahora.

Te devuelvo el abrazo.