“¿Para qué
vivir?
-Para leer, para
enterarse.”
Pablo Gutiérrez
“Los libros
repentinos”
Esos libros
repentinos que caen en manos de una anciana mujer, ignorante y bondadosa,
la convierten por error, ya que la
destinataria no era ella, en una lectora empedernida. ¿Para qué? Para vivir, para enterarse.
No te enteras de
la vida que pasa por tu lado, ni entiendes la que tú mismo has construido sino
lees lo que cuentan los demás de la suyas o de las que fabrica su imaginación junto a la tuya.
Bolaño, ya lo advirtió, “uno nunca termina de leer”. A mí no se me termina
jamás. Ha sido toda una vida, cada libro como una espera permanente de su turno.
Tengo todavía que enterarme, que descifrar su porqué. Ellos me ayudarán.
Leyendo voy
adquiriendo como una reválida de madurez, de conocimientos, una permanente
voluntad, casi un destino. ¡Ya lo sé! Fue un acuerdo al nacer, un alba súbita
de inesperadas palabras que me vienen cada vez, cada página apretada con su
olor inesperado. Me explicaré: tengo un ritual de lectura propio, una nueva
tentación, diferente a quien pueda estar leyendo a mi lado.
Leo despacio,
como si terminar un libro fuera perder un sentimiento que cae de mis manos como
una falda desabrochada de mujer. Leo con placer, sin miedo a las palabras, me
merecen la pena siempre, me asombra la asombrosa textura de la piel de cada
página. Leo noblemente, hasta encontrar la conmovedora nobleza que
supone leer.
Despacio como
si quisiera que nada del libro se me fuera a escapar, a terminar antes de
tiempo. Cada página en blanco al final tiene las citas que le he arrancada a
cada libro, el número de las sucesivas páginas donde el encanto y la precisión
de las palabras se han convertido enseguida en propias. Como un tradicional
acuerdo entre su autor y yo, como labios ajenos que extienden su lenguaje a mi
deseo de aprendizaje, a mis ganas de enterarme.
Recuerdo cada
libro poco tiempo, poco rato, no sea que no le deje sitio al que viene después.
Con los recuerdos no existe la obligación de revivirlos, con los libros tampoco,
tengo que aprender, que enterarme lo que enseña el siguiente. Hay luego de la
última lectura un sentimiento parecido al que tiene la vejez.
Es curioso, los libros
mezclados en una estantería, los identifico de inmediato, casi cuándo y por qué
los he leído. Y a su lado, impaciente, ese último por leer. Último y reciente
porque ellos desprenden una poderosa tentación de lo inmediato . Ya me lo dijo
Josefina Aldecoa, tendrás en tu poder muchos más libros que puedas leer en toda
tu vida. No te esfuerces, no lo intentes. Cada uno tiene su verdad en la
espera, su razón por ocupar el sitio provisional, pendiente, donde aguarda su
momento. Pero surge ese desorden de novedad e inmediatez, causa y motivo de esa
inabarcable acumulación, que me enriquece, que me hace feliz.
A pesar de la
cantidad, cada libro que compré, que estuvo o estará entre mis manos, no cometo
errores en la elección. La belleza y la calidad de lo que cuentan los demás,
siempre sé elegirla. Casi no existe en mis hábitos de lectura, el rechazo antes
de su término
Todo para
enterarme, para que me lo cuenten, qué consiste eso del para qué vivir.
2 comentarios:
De la vida
Vocabulario
Adiós: Es cuando un corazón que se va
deja la mitad con quien se queda.
Amigo: Es alguien que se queda para ayudar cuando todos los demás se alejan.
Amor al próximo: Es cuando un extraño pasa a ser el amigo que todavía no abrazamos.
Caridad: Es cuando una persona tiene hambre y compartimos con ella la única galleta que tenemos.
Celos: Es cuando el corazón se retuerce porque no confia en sí mismo.
Cariño: Es cuando no encontramos ninguna palabra para expresar lo que sentimos
y hablamos con las manos, colocando una caricia en cada dedo.
Evangelio: Es un libro que sólo se lee bien con el corazón.
Adoctrinamiento: Es cuando una persona conversa con el Espíritu colocando el corazón en cada palabra.
Cordialidad: Es cuando amamos mucho a una persona y tratamos a todos los demás como a ella.
Evolución: Es cuando avanzamos y sentimos
el deseo de buscar a los que van quedando atrás.
Hijos: Es cuando Dios pone una joya en nuestras manos y nos recomienda cuidarla.
Fe: Es cuando una persona dice que va a escalar el Everest y
su corazón ya lo considera un hecho.
Ternura: Es cuando alguien nos mira
y sus ojos brillan como dos estrellas.
Comprensión: Es cuando un anciano camina lentamente delante de nosotros y, aunque tenemos prisa, no lo apuramos .
Envidia: Es cuando una persona todavía no descubrió que puede ser mejor que otra.
Lealtad: Es cuando una persona prefiere morir a traicionar a quien ama.
Enemistad: Es cuando una persona empuja bien lejos la línea del afecto.
Lágrima: Es cuando un corazón triste
pide a los ojos que hablen por él.
Luto: Es una espina en el corazón que tarda en desaparecer.
Maldad: Es cuando arrancamos las alas al ángel que deberíamos ser.
Perfume: Es cuando reconocemos a quienes nos agradan, aun con los ojos cerrados.
Muerte: Es una separación com aroma de eternidad.
Nietos: Es cuando Dios envía ángeles para alegrar
a los abuelos.
Orgullo: Es cuando una persona se siente hormiga y quiere convencer a los demás de que es un elefante.
Odio: Es cuando plantamos trigo todo el año, esperando que madure, y una persona lo quema todo en un día.
Perdón: Es liberar al corazón del peso de una enorme piedra
Pesimismo: Es cuando una persona pierde la capacidad de ver la vida en colores.
Paz: Es el premio de quien cumple honestamente
con su deber.
Rabia: Es cuando colocamos una muralla en el camino de la paz.
Simplicidad: Es el comportamiento de quien comienza a ser sabio.
Pereza: Es cuando un virus entra en la voluntad y la enferma.
Nostalgia: Es cuando, estando lejos de algo querido, sentimos deseos de volar para reencontrarlo.
Sexo: Es cuando una persona ama tanto a otra que desea vivir dentro de ella.
Soledad: Es cuando estamos rodeados de gente, pero nuestro corazón no ve a nadie alrededor.
Superfluo: Es cuando nuestra sed neceita una gota de agua y pedimos un río entero.
Sinceridad: Es cuando nos expresamos como si la persona a quien nos dirigimos estuviera al otro lado del espejo.
Un saludo.
Ana
Buenas tardes Fran
Ana
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