domingo, 15 de mayo de 2011

NO VOY A CERRAR EN VACÍO


No voy a cerrar en vacío porque he dejado muchas cosas aquí dentro. Al igual que intento con un maldito acceso en mi cuerpo que prolonga su final y con el que lo único que intento en cada cura, junto con las noticias que me trae el día, es no cerrarlo cuándo dónde no debe cerrarse. Pues lo mismo haré en esta especie red propia e individual, construida con generosidad, que siga teniendo cancha abierta para hablar, por ejemplo, de las soledades iguales que las mías que tienen a veces los escritores.

No tengo mejor arma ni recurso que los que siempre fueron propios para considerarme mejor. No sé si mis palabras podrán ser elixir para sacar conclusiones, lo que sé es que son mi propia vida, mis abrazos guardados tanto tiempo, mi empeño en pedir ayuda, para que alguna amiga me indique la dirección prioritaria. De mi voluntad y mi resolución siento ya muchas veces las lógicas debilidades y ante las contrariedades sólo me sirve la generosidad que tiene el cariño gratis.

Pues seguirá esta puerta abierta contando lo de siempre, sin cerrar en vacío como he dicho porque no debo hacerlo. Al contrario: he cerrado muchas veces los labios escribiendo sobre carne totalmente desprevenida, colocándome exactamente en un sitio propio para de alguna manera ser siempre reincidente. No sé de quién me viene este miedo a hacerme tan mayor, a caerme, a luchar contra eso. Pero la única manera de vencerlo es leyendo y escribiendo y queriendo a quienes precisamente han estado leyéndome.

Eso es permanecer abierto, es estar dispuesto como lo vengo haciendo, igual que cuando uno entra en una mujer para saber sus propios límites y darte cuenta que son ese camino propio que te permitieron vivir todo este tiempo. Permanecer abierto a cada proyecto: es curioso, a veces lo extraigo de un poema, de unos versos; de quién te cuenta que hace demasiado tiempo que lleva sin verte; del espacio cotidiano pero hermoso que me regalan las mañanas; de una respuesta a tiempo, es decir pronto, de alguien entendiendo lo que siento dentro.

No tengo más remedio porque escondiendo lo que estoy escribiendo no acabo por creérmelo, se queda en forma de remanente, anónimo y vacío cuando mi propia cultura me fuerza a ir contándolo. Lo hago de dos maneras, con los libros que estoy leyendo y los ratos que no duermo. No sé, cuando estoy pensando, o cuando desde lejos me avisa alguien antes que venga, cualquier domingo: “--te quiero, te adoro, te abrazo con uno de esos con que nos abrazamos, (lo que hacemos las pocas veces que nos vemos) y luego me pregunta siempre, ¿te he hago daño? -No, le contesto, tú nunca me haces daño, precisamente esto es lo que ando necesitando.” Cariño familiar pero que además hago público y propio al que siempre los dos tendremos derecho. Al mismo tiempo, ese tono propio de hombre y mujer.

Por si, le queda vía libre a alguien para el abrazo, me queda a mí también para los besos aunque haya tenido una vez que quitarlos. Y pido perdón por ello. Tengo sitio para todo y sé respetarlo: el abrazo que ya supe contarlo y quedó con sitio permanente en estas páginas, o para quienes como si fuera una línea paralela que siempre he necesitado, están todavía allí en la esquina con la distancia mínima para darme cuenta que pueden ser siempre un motivo posible de expectación para saber qué me dicen, qué quieren.

Esa es indudablemente la regla de un acceso abierto al que no hay que dejar cerrar en vacío y las palabras que siento. Creo que ya tienen un tinte conocido, a veces un abismo, una explicación para lo que queremos que la tenga, un final siempre abierto como he dicho para sacudir los deseos, el gesto de las felicidades transitorias que son eso, cosa de un rato. Me quedan todavía frases que se me desploman de las manos y no sé a quién decírselas, así sin que se sepa que las estoy dedicando.

Se trata de un equilibrio que siempre tuve escribiendo entre lo que siento y lo que quiero, una pregunta abierta que tengo a mano, una manera de superar momentos malos. Detrás me quedan muchas veces insuficiencia en los gestos, pues los tengo con una brillantez que vengo aprendiendo, esperando, teniendo siempre presente que eso envejece.

Frente a ello la parte más hermosa de nuestra existencia, una bella hendidura para andar caminando: el cariño que siempre dejo con la última metáfora que he encontrado. Y todavía más, me he inventado un paseo cotidiano, seguir aprendiendo aunque tenga los huesos quebradizos, las comisuras de los labios ya vencidas madurando. Puedo más que mis propios deterioros. Se trata simplemente de mi obstinación por la vida.

12 comentarios:

Dol dijo...

Desde el zulo de mi alma , a veces estoy así, me toca pero después salgo, como sabes, te mando un abrazo virtual que ojalá sientas como físico.
Sin puertas , como el campo.
Cuídate mucho.
Besos.

Fran dijo...

Estés como estés saldrás a la mejor capa que tenga la vida: la de los mejores.

A la verdad no se le puede poner puertas: tu abrazo lo siento físico, profundo, verdadero, igual que te lo devuelvo.

Anónimo dijo...

El amor , no tiene limites y menos edad, las puertas siempre abiertas, y las limitaciones acompañandolas, pero como dejar ese camino? hay tantos q zanjar aùn, aunq queramos olvidarnos de q los hay, tan solo q nos falta la fuerza para abordar lo q quizas nos llenaria el corazòn y el alma, el alma, duele a veces tanto q nos queremos pararnos a la realidad , la vida es un transito,con subidas y bajadas, como el camino de santiago, q este año lo tengo pendiente,ya se paso mi mes, pero llegarà septiembre, con el animo de abanzar,caminar pensado q algo hay tras ese muro, o portico, ahora cerrado a los peregrinos... soño me queda besar su columna desde fuera, con la idea fija q ya no volverè a verla abierta. pero el amor es igual..siempre permanece ahi detras del muro o delante en nuestra sonrisa y tus letras.Yo las espero.
besos maria dolores.

Anónimo dijo...

El futuro lo hilamos con cada decisión, con cada paso que damos en nuestras vidas, por eso lo mas importante es EL AQUI Y AHORA porque eso es lo que nos hace estar vivos, lo que en este momento nos este sucediendo es la historia que día a día escribimos.
Estoy como tu fran,un acceso me esta atormentando desde hace un mes,las curas se hacen cada vez mas agresivas pero, voy con decisión a las curas, para sentirme mejor.
Un abrazo Fran.
ana

Fran dijo...

Me basta, María Dolores, que esperes mis letras, eso es vida para mí, ese es el muro dónde apoyarme.

Besos

Fran dijo...

Lamento que tanbién formes parte, Ana, de la familia de los que tenemos accesos. Pûeden tener variados motivos. Pero hazle frente, dure lo que dure, es tu hoy, tu aquí, tu ahoa.

Besos

Anónimo dijo...

Aunque tardíamente, aunque con retraso, porque yo soy como esos viejos trenes de larga distancia que siempre se retrasan en llegar al andén donde le esperan, aunque mis palabras o mis abrazos te lleguen a deshora, aunque pienses que me olvido de esa puerta que siempre tienes abierta, no es asi... Siempre mis pasos me guiarán hasta este umbral donde te recibe ese trozode esterilla que nos da la bienvenida.


Siempre vendré a tocar a tu puerta para que salgas y me digas : "llegas tarde pero entra, te estaba esperando.

Un beso, tardío pero con efecto retroactivo.

Bolboreta

Fran dijo...

LLegues cuando llegues, Bolboreta de mis vuelos íntimos, te estaré esperando. Cada día que pase me preguntaré, ¿no ha venido ella? Mi puerta estará abierta siempre, siempre esperando tu llegada.

Porque no lo olvides, la mitad de este blog es tuyo, aunque siempre escribo en primera persona, tú estás al lado, de la mano. Nunca dejes de venir.

Tus besos son siempre hermosos, se contagian de los tuyos, los míos

Anónimo dijo...

Te quiero Fran querido.

María

Anónimo dijo...

Y yo a ti, María, no lo dudes. te necesito aqui.

Mis besos

Fran
(Insertado como anónimo por fallo en Blogger, inoportuno)

BB dijo...

Qué podría decirte, que no te hayan dicho ya todas las personas que te aman, pero aquí estoy para brindarte mi abrazo, lejano, pero siempre cálido, ávido de cercanías.
No cerrarás este espacio, porque es la forma de poder adivinarte, de tocarte a través de tu bella palabra, emotiva y perturbadora.
Sabes cómo conmover el alma de la mujer. La conoces...
Y mientras haya quien se emocione con lo que dices, nunca estarás solo, nunca. Alguien aguarda...

Recibe mi abrazo, húmedo de mar y del cariño de siempre.
Un beso, Fran.
BB

Fran dijo...

¡Qué bella respuesta BB!
Es que mi vida se alimenta de abrazos bellos y lejanos como el tuyo, húmedo como tu mar con tu figura inolvidable detrás como una metáfora que aún me queda por estrenar.

Sólo me perdería y sin tu abrazo más. Te lo devuelvo como la mejor compañía para tu impresionante mujer conmovida.