miércoles, 16 de marzo de 2011

EN BURDEOS HAN PLANTADO UN ÁRBOL EN MI NOMBRE


Lo ha plantado una chica que tiene exactamente veinte años, que siempre tendrá tan sólo veinte años. Hoy me ha escrito: “Esta tarde he ido a comprar un arbolito que me gusta mucho - árbol de Judea - y lo voy a plantar en el jardín en nombre tuyo, seguro me dará flores esta primavera!”. Seguro que lo hará, Mariate, las que aún me queden para por poder escribirte porque ya sabes que a mí me gusta vivir con las palabras. Pídele a tu árbol que viva muchos años para que así siempre me recuerdes pues ya sabes que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.

No me olvides jamás ya que tengo tu cariño, que es uno de esos cariños extra que el hombre necesita, esos con los que sin ellos no se puede vivir. ¿No crees?
Ambos lo hemos rescatado de las manos de un hombre que tenía bien desarrollada su capacidad de sentimiento, de curar de los demás no sólo las enfermedades, sino eliminar sus momentos de sufrimiento. Y tú teniendo tan solo veinte años haces lo mismo que él, plantando en tu jardín de Burdeos ese árbol de Judea para que te dé ya flores esta primavera.

Yo, mientras, a estas alturas de mi vida, sólo puedo ofrecerte lo que tienen mis palabras dentro, para como dice Marsé “poderle ser fiel a alguien más allá de la muerte.” Así, me acerco de vez en cuando aquí a esta pizarra pública de mis sentimientos para explicar cómo me siento cada momento. Estos días he estado descansando del teclado, hasta he tenido momentos en que teniendo un libro cerca, he dejado pasar inútilmente las horas sin leerlo. Y eran unos cuentos muy bellos de Sergi Pámies, un escritor catalán, nacido en Paris, que Anagrama publica siempre.

Me ha pesado el tiempo, con los virus que siempre andan por ahí sueltos; también en silencio como dice Pámies “porque hay silencios que de entrada coaccionan, pero a medio plazo liberan.” Y yo ya estoy en el momento en que busco cómo hacer para liberarme de casi todas las cosas.

Han sido muchos momentos de descanso con la lentitud que tienen las horas de la tarde, la misma que necesitamos para recorrer un museo o un parque, o estar sólo en la mesa de un bar para llevarse al menos a casa el sabor y la alegría que tiene la cerveza. He tenido muchos ratos, más aún que leyendo, acordándome de eso, de los cuentos de Pàmies, de la última y memorable novela de Juan Marsé, “Caligrafía de los sueños” donde "siempre pasa lo que ha de pasar, ni más ni menos, y ya está, punto." Pues ya está y punto, para ayudarme a pasar las pausas de estos días, una chica que sólo tiene veinte años y una sonrisa eterna y una manera de preocuparse, como tenía su padre, me ha contado el árbol que ha plantado en su jardín en Burdeos en mi nombre.

Ella tuvo junto a su inteligencia todas las becas del universo y de todas las Universidades, por eso de su estancia en Estados Unidos junto a su correo me ha enviado un maravilloso virtual paseo por Central Park. También pude conocer su grandeza, su inmensa belleza hace poco más de un año, más grande que las dos naciones más pequeñas del mundo –dos veces más que Mónaco y ocho más que la ciudad del Vaticano-. He tenido con el correo de esa chica, la noticia del árbol que ha plantado con mi nombre y el hermoso recuerdo del inolvidable Central Park.

Tendré, pues, que volver a quedarme como en esas áreas de descanso que tiene la vida a esperar a que algún cariño extra pueda regalarme la manera de hacerme más llevaderos esos descansos, a sentirme incluso más humilde entre los libros para poder llevármelos un día todos dentro, para aprender a dar las gracias a esa chica tan joven con la sonrisa siempre puesta de la única manera que sé hacerlo: con fidelidad a las palabras como si con ellas pudiera llegar hasta todas las personas que me quieren, escribirles o llamarles aunque fuera a horas intempestivas o con algún correo suelto o un post en la pizarra para que lo lea todo el mundo y me lleguen las respuestas que tengan que llegarme.



Es mejor, todo este tiempo, esperar a ver cómo va creciendo ese árbol de Judea en un jardín de Burdeos, que me cuente esa chica a la que le he escrito para darle las gracias como si lo hiciera con mi hermano para poder decirle te quiero. Qué nuevos cariños de familia que tenía esperándome me han venido: quien se va a quedar para toda su vida los miles y miles de registros con las citas de libros que ido leyendo; quien me abraza de una forma que no puedo resistirlo y me escribe antes para que me vaya preparando, “amante de mi locura” y quién me acabo de enterar que a su amor a los parques ha hecho que en el suyo haya un árbol que ha plantado en mi nombre.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Ufff, Fran querido qué emocionante son tus palabras a la chica del árbol. La reseña de que solo el olvido es la muerte, es de una intensidad arrolladora.
Es tan delicioso leerte.

No puedo regalarte ningún árbol, pero desde aquí te mando un inmenso cielo de abrazos

María

Fran dijo...

Uff María y yo nunca olvidaré tus palabras tantas y tantas veces, las veces que han lenado estos comentarios de cariño y hasta la vez que te tuve delante.

No te hace falta darme ya nada más. Tengo bastante con tu cielo de abrazos. Ya son de los dos.

Anónimo dijo...

Qué regalo mas lleno de amor y de ternura. Tener un árbol dedicado a ti es como tratar de inmortalizar la esencia de un ser querido y eso es lo que ha hecho ese encanto de mujer de 20 años en un arrebato único que la distinguen como mujer y persona.

Me ha emocionado leer que ya tienes tu propio árbol.

Allí donde has pisado dejas huella, Fran, y todavía quedan personas que saben como devolverte lo que en su día les has dado.

Un sinfín de besos, dese mi rincón verde.

Bolboreta

Anónimo dijo...

Con ello veras q hay muchos q te quieren , aunq no sea frente a frente.las plantas son amor.y dan flores cuando menos lo esperamos, yo sè de quien en su dia regalò un cactu y florecio junto con su recuperaciòn de ..... crecio y crecio, como su lucha por ser persona y llegan sus flores en verano.ahi està en mi jardin y creo viva màs q yo.
Besos maria dolores.

Fran dijo...

Yo no sé, Bolboreta, qué tienen tus respuestas -porque no son simples comentarios, son respuestas- que parecen lo mismo que si fueran regalos, como el del árbol que me han hecho.

Es muy bonito, sabes, que lo tengan ya plantado y esperen flores esta primavera, es tan bonito como tus palabras que a mí también me han emocionado de nuevo.

Yo no sé cómo es mi huella, pero te prometo que la tuya, desde tu rincón verde, desde tu tierra inolvidable, me ha enseñado a aprender la autoridad que tiene siempre la vida.

Te beso y sé que te tengo.

Fran dijo...

Es verdad, María Dolores, que lo más hermoso es sentir que uno tiene gente que le quieren y que un cactus en tu jardín recupere y prolonge su vida.

Que hagas tú lo mismo y alargues igual tu vida, rodeada de flores.

Besos

Anónimo dijo...

Las platas son hermosa, y me parece imposible q en un hogar no haya flores.
Una casa sin amor es como un jardin sin flores.

Color y vida juntas,

Besos maria dolores.

Fran dijo...

Buena necesidad junta, María Dolores, amor y flores que como dices dan a un hogar "color y vida."

Besos

Anónimo dijo...

Querido Fran, como usted bien sabe me mantengo en la sombra pero este árbol me hizo salir al sol, seguro que florecerá esta primavera, la que viene y otras muchas, seguro que esta historia será interminable, como inagotable es su fuerza, su talento.
Mis felicitaciones y mi cariño, siempre. Ley.

Fran dijo...

Sabes de sobra, querida Ley, que jamás siento en la sombra a todo quien que me aportado primaveras con sus palabras en mi blog.

Tú estuviste y estarás siempre presente, es mi manera, lo que llamas talento que no es otra cosa que formas de querer a la gente. Eso también me aporta la fuerza necesaria.

Gracias por estar aquí y por tu cariño siempre hermoso y fiel.