Así me siento, me vienen recuerdos de este escritorio que empecé hace casi tres años, llamándose primero “inventándose la vida” y que luego los propios tecnicismos me impidieron continuar colgándole más post, más advertencias, más maneras de reaccionar y fue ya en adelante “Mi taller de privilegio”. Recuerdos que también abrigan, no.
O en ocasiones lo contrario porque aquí he andado buscando la paz sin conseguirlo, quizá porque uno es demasiado débil para cargar con todas las certezas.
Ya hace tiempo que lo noto: a la hora de escribir aquí, no encuentro el privilegio, ni es taller, ni es enseñanza propia ni ajena, se me van cerrando los días demasiado de golpe, será por el clima, por el momento. Alguien me dijo que al final del verano a lo mejor me gustaba, y no ha sido así. Sigue sin gustarme.
He releído al azar varias veces en que conté sensaciones y aún me gustan menos, aunque me libera que el miedo a equivocarse es un derecho del poeta. Y son muchas las veces que me siento poeta sin escribir poemas, siempre los he guardado para destruirlos luego.
“Mi talle de privilegio” ha pretendido ser como una sala insonorizada de resacas, que nadie me pretenda quitar el empeño del lenguaje, pero más que aportar como una música propia, quise poder convertirla en la posibilidad de las escuchas.
Ayer lo leía en un periódico que el sexo no es solo una Y. El sexo cuando lo he notado lo he contado en formas y maneras de mujer: empalmando a un hombre en menos de treinta segundos; leyendo a cada hembra como un libro abierto y ella por dentro ardiendo para entrar en danza.
Ayer lo leía, también en un periódico, en el relato de Navellón sobre la caída de Óscar Pérez a más de 6.000 metros de altitud, explicando que “no se siente miedo, no hay tiempo para ello” y que lo último que le dijo, es cuando puedas, súbeme tabaco.
A mí también me hace falta tabaco y no estoy a 6.000 metros de altura, puedo ir a comprarlo en la calle, pero me seguirá faltando tabaco; que alguien me suprima del todo los motivos que me hagan daño, son las cosas que notas cuando no te duermes: fíjate qué raro, la falta de tabaco.
Las cosas las he hecho bien o las he hecho mal, y ya está y he estudiado cómo explicarlas en su momento. Pero una vez contadas las que aquí cuento, lo leí en un post de Carmen, una más de los blogs, “que se sentía a gusto al llegar al sofá y verlos a todos”. Yo me voy quedando, sin embargo, solo. Yo me voy siniendo cada vez más solo. Da lo mismo cerrar esta puerta y abrir luego otra. Pero es muy complicado cambiar de sitio cuando ya tienes el sitio.
Escribir lo necesito, es una ambición de durar, un atrevimiento.
14 comentarios:
Buscando la paz, sin conseguirla,
dices, Fran y tus palabras me
duelen. Hay mucho de tristeza
o de nostalgia, en ellas.
Es cierto, no hay que desandar lo
andado, que ya nos cerró el camino.
Pero "se hace camino al andar" y
tú, que escribes, porque escribir
es tan necesario para ti, como
respirar, continuarás haciéndolo,
no importa por qué, ni para quién.
Además, tu palabra hermosa,seguirá
allí, pugnando por salir.
Es como dices: durar.
Nadie se queda tan solo, como
para no estar consigo mismo.
Es la mejor compañía. No nos
traiciona, ni cuestiona, ni exige... Ríe contigo y también
sabe llorar cuando ya la pena
no nos cabe en el pecho.
Nadie tiene todas las certezas,
ni tampoco las necesita.
El mundo seguirá girando, girando
sin darnos, ni respuestas, ni
certidumbre alguna, sólo hay que girar con él.
Tal vez, cambiar de sitio, sea
darle espacio a la esperanza,
a la vida...
Un beso
Si te duelen a ti mis palabras, BB, más me duelen a mí. Es bella y precisa tu respuesta.
Con mis palabras empujaré, no sé dónde, si en el mismo sitio ya que me lo he ganado sufriendo muchas veces, errando. Pero empujaré.
Seguiré escribiendo sólo con mi propia compañía dentro.
Un beso
Te visito con la ternura de ver mis palabras en tus palabras. Con la misma ternura que te digo que el camino a veces no se ve, y que tenemos que confiar en los ojos de los que de repente aparecen y nos acompañan Porque siempre hay alguien a nuestro lado...
Te deseo lo mejor!
¡Ay, Carmen! gracias por tu ternura, porque como ya dijiste en tu blog, a lo mejor siempre tienes un sofá cerca.
Y llevas razón, y más que nadie debo decirlo por unos ojos, por una mujer, pero tengo la ambición de los generosos para quedarme como dices con lo mejor que me deseas.
Gracias.
Un beso
Fran , no sé qué decirte, es muy lícito sentirse solo , y más cuando de blogs se trata , en los días malos uno puede sentir que no es más que otra cortina de humo con la que nos hacemos la ilusión de ser queridos, y también una posibilidad fácil y eterna de renacer , a través de las palabras .
Pero en los días buenos uno lo puede considerar una parte más de la propia vida , como un dedo , ése sobre el que nos gusta llevar un anillo bonito, o un pie, ése que al final apoyamos con fuerza para seguir andando.
Eso te digo yo, que sigas andando , como siempre con las gracias que te debo dar por tirar de mi mano y sacarme de ciertos charcos en los que seguiré cayendo .
Besos a pares, Fran .
Si tú estás solo yo soy un faro que a nadie ilumina , y como no vamos a seguir lamentándonos , verdad que no ?? , te dejo otro beso.
Y palante .
Como los de Alicante , aunque tú seas de Valencia.
y yo de Sevilla.
Palante siempre.
Engaña, esa es la palabra, esta cortina, lo dices muy bien, engaña siempre hasta en los días buenos lo que ocurre es que entonces notamos una rara felicidad que la vida nuestra no nos la trae y la red puede ser muy poderosa para bien y para mal.
Pero fuiste tú, eres tú, sin que haya gracias que dar cuando las cosas se hacen con generosidad. Eres tú de nuevo con estas palabras.
Pues los pares de besos me los quedo para que tiren de mí y de ti al devolvértelos en forma de uno tierno y hondo. Sera suficiente, Reyes, para iluminarte. Vamos Palante de la tierra que seamos.
solo. Yo me voy sintiendo cada vez más solo. Da lo mismo cerrar esta puerta y abrir luego otra. Pero es muy complicado cambiar de sitio cuando ya tienes el sitio.
No estas solo estoy aqui soy alguien que vino de la luna a contarte que la soledad de estar solo está en tu mente veni a reirte ..reite de vos .de ellos .de mi ........y verás que lentamente la vida va cambiando tratá hoy salí a la calle y sonrei yo lo voy hacer y despues contanos contame
RECOMENZAR:
Entiendes la vida, reirte, una sonrisa de oreja a oreja. la q nos da un color distinto al atardecer, las salidas a medias nocturnas. Yo cuando paseo me gusta mirar a las personas q se sientan en los bancos en la Alameda. un saludo una sonrisa, hasta llega una a pensar , es una conquista, buen sabor de boca para seguir nuestro camino de retorno... Recomenzar en nuestro interior, y creeme vale la pena.
Besos maria dolores.
Fram:+¿sabes q estamos de feria? y en las tardes con traje de luces?.
La debilidad es fruto de una oferta tentadora.
Al final del verano llegan las vacas flacas (Eso decia mi suegro)no busques donde ya paso el estio,Te gusta escuchar, leer respuestas floreadas.Pen sastes q las mereces?.
Un cigarrillo a tiempo en la mesilla de noche, hace recordar q no estamos solos, es el color de la vida.
Si necesitas escribir ¿ quien te lo impide?.
No pongas escusas y sigue en la brecha.
Besos maria dolores.
Sí,Mucha, es cierto que la soledad la tiene uno porque se empeña en ella muchas veces.
Gracias por venir de la luna, naa menos, y por incitar a reirme hasta de mí mismo-
Salí a dar un largo paseo con el mar a escasos metros y allí sonreí y te dedico esa sonrisa.
Y un beso
Pues eso tendré que hacer eso, María Dolores, recomenzar otra vez. Tengo el Paseo de la Alamaeda muy cerca de mi casa, casi desde la terraza lo veo.
Allí inicié muy vida, durante mi niñez, en una maravillosa finca de mi madre, frente al Puente del Mar. Será una buena referencia para recomenzar esa vida que dices.
Un beso de Fran
Que merezca las respuestas floreadas no estoy nada seguro, María Dolores.
Pero a tu otra pregunta sí que sé responder muy rápido: necesito escribir y lo haré.
Un beso de Fran
Entré... recorriendo muchas "sendas" y leyéndote he sentido el "mordisco" del dolor; ése que a veces, algunas veces, nos hace sentirnos vacíos, tanto que resolvemos que no podemos contar nada, que no podemos contarnos nada, desapareció el "alma", la musa, la inspiración que tuvimos por un tiempo y ahora no. Ese período puede resultar más o menos largo y hay que dejarlo pasar... darle tiempo al tiempo, que se dice.
Me percato de que quizá estoy confundida, de que puedo no haberte entendido, en realidad es la primera vez que te veo. Si es así, disculpa la intromisión y, pese a ello, recibe un abrazo de PAQUITA
No te has confundido, Paquita, -como se llamaba mi madre- me mordió el dolor, me ma mordido demasiado y aquí vengo defendiéndome casi tres años. me has entendido muy bien.
Te haré caso, amiga, lo dejaré pasar, a ver qué pasa luego. Ya te cuento.
Un beso
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