jueves, 2 de abril de 2009

Tengo los años incompletos


Nunca tuve bastante, ni lo tengo ahora, igual que el otro día decía que si en algún momento me sentía dueño del lenguaje y multiplicaba por mil las sensaciones que puede uno contar, soy consciente que no he hecho lo suficiente, que quiero más. Por eso mucha gente se extrañaba que me gustara tanto el trabajo, que ahora lo reclame, me lo invente, no pare. No quiero ser un número primo sólo divisible por uno o por sí mismo, rechazo su soledad, la que estos días le leía a Paolo Giordano, un chaval de 28 años, turinés licenciado en Física Teórica, no quiero sus números “sospechosos y solitarios”. Quiero ser un número normal y corriente, más todavía, un número con la ilusión de 20 años, que va a ver lo que le falta por hacer, por conocer, por entusiasmarse.

Es como si tuviera dentro de mí una especie de promiscuidad para con la vida, un permanente desafío, una provocación, una rebeldía meditada y consciente. No quiero tomar lo que la vida me ofrezca, quiero más, como una inmensa propiedad particular alargando el dibujo mal trazado de mi caminata diaria. Tengo prisa, ahora que me lo podría tomar con cautela y prudencia, tengo demasiados pedazos incompletos, no quiero un corto presente impersonal e higiénico, necesito todavía un futuro obsceno con una neurótica necesidad de ser querido en exclusiva como si no quedaran más hombres en la tierra.

Yo pongo todo de mi parte, cada vez, cada mañana entera, cada tarde aunque se me termine ya a pedazos, las caderas sean como una sustitución del recuerdo, arrasaré con mi palabra entre los libros ajenos o ante quién sepa aguantarme en sus ojos la mirada de hombre, incompleto, buscando la manera de completarse. Procuraré cada día hacer cosas diferentes, la reiteración de las mismas pierde efecto, buscaré cada ocasión en que tenga la calle delante con su sabiduría, el lujo en sus esquinas como un smoking que no alquila nadie, cada ocasión lo saco del armario de ropa que aún tiene pendiente horario y vida.

Yo le he hecho y lo seguiré haciendo: escribiendo sentimientos, a veces compartiéndolos sin límite, esa pista ancha de las palabras puestas entre los labios para otros labios. Lo he hecho y lo seguiré haciendo porque sino ya no me quedaría sitio ni para el intento. Me urge todo esto en cada momento como en la misma sala de urgencias, los mismos boxes donde dejaba la ropa, el móvil, el dinero, casi la seguridad y la confianza. Es un paso previo a que tengan cuarto para que por unos días reposes de tu insistencia y tu empeño.

Pero cuando he vuelto a salir, me acuerdo inmediatamente de las ganas que tengo de todo, de los años incompletos, de quién puede todavía estar esperándome debajo de la última línea, de la postrera confesión, de la urgencia de volver a sentir el sexo, de cada amor –como un invento nuevo- de cada seducción inacabada, de cada libro abierto, porque esos no se atrevían a quitármelos en los boxes.

Tengo con mi coraje una mezcla de ternura mal servida, una mano que siempre está esperándome porque lo estuvo antes y lo estará ahora; tengo otra vez pendientes los comienzos porque cada vez que los suspendo, que los dejo abiertos, los tomo cuando vuelvo de nuevo; tengo la misma soledad disimulada, la obstinación de acabar de nuevo en las cosas que me perjudican; los sueños pendientes de cruzármelos con alguien en lugar que los crucen por otra parte.

Pero, sobre todo, soy el dueño, de una suntuosidad profunda, la que me regala ganar cada batalla; una casta en tono alto a la que no llega conmigo casi nadie. Me permito este orgullo, de haber aguantado los años como un tiempo cansado, difícil, pero que me ha enseñado que hay que vivir fuera del tiempo, que la intensidad está precisamente en el presente.

Y como me quedan años incompletos, voy a hacerlos presente. No tendré en cuenta ni el cuerpo porque demasiado pronto me regaló su deterioro, aunque cada mañana ni me acuerdo de ello. Grito a voces la vida, ese resplandor, ese espacio inventado, un vicio que no quiero quitarme.

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17 comentarios:

Lila dijo...

Precioso, a medida que lo iba leyendo se me ocurrían muchas cosas por comentar, pero al final me he quedado sin nada que valga para elogiar tu texto.

Cualquier palabra mía sobraría Fran, te dejo mis besos como todas las vendrán luego a dejártelos.

Fran dijo...

Me alegro que te guste el texto, Esperanza. Cualquier comentario tuyo me valdría y lo necesitaré siempre que quieras dármelo.

En cuanto a los besos que me lleguen, desde hace más de 15 años que estoy en la red, siempre devuelvo cualquier signo de cariño con la misma moneda. Lo he dicho siempre, forma parte de mi modo de ser, no sé si bueno o malo, pero el mío.

Algo distinto son mis sueños.

Un beso

Anónimo dijo...

No te quites no te quites , tú eres un vicioso de lujo.
Me refiero, del vicio de estar vivo.
Horario y vida en los armarios, años incompletos...
me gusta ese lenguaje , y te deseo que al abrir una puerta te caiga encima un montón de sexo, de amor, de horas compartidas, confidencias, sonrisas y vida´, más vida , mucha vida , toda la que tú quieras.
Así será.
Un beso penitente .

Anónimo dijo...

Un poema musical para el escritor. Y para el hombre, pagaría porque nos bañemos juntos.


Más que amor, lo que siento por ti.
Es el mal del animal, no la terquedad del jabalí, ni la furia del chacal...
Es el alma que se encela con instinto criminal, es amar, hasta que duela,
Como un golpe de puñal... ay, amor, ay, dolor...
Yo te quiero con alevosía...
Necesito confundir tu piel con el frío del metal,
O tal vez con el destello cruel de un fragmento de cristal...
Quiero que tus sentimientos sean puro mineral,
Polvo de cometa al viento del espacio sideral... ay, amor, ay, dolor...
Yo te quiero con alevosía.

Nada envidio a la voracidad de tu amante más letal,
Ella espera tu fatalidad, yo pretendo lo inmortal,
El espíritu que habita tu belleza más carnal,
Esa luz que resucita el pecado original... ay, amor, ay, dolor.

Es de Aute.

Fran dijo...

No, no me quitaré, Reyes, porque me gusta el vicio aunque esté mal pagado.

Y tengo ese riesgo que cuentas y que siempre ofrezco: amor, una forma de tener confidencias que un día tendré que explicarla. Se trata de coger bien la mano, no soltar los ojos de los otros ojos, poner bien las caderas y estar dispuesto a amar desaforadamente. Toda la vida, toda la vida, Reyes.

¡Ay qué ganas tengo a todas horas!

Tu beso estará siempre pendiente, para que si un día, por ejemplo, te beso por cualquier calle de Sevilla, no lo olvidemos nunca.
Por ejemplo en aquel callejón de Dos Hermanos en las Casas de la Judería. (Tiene todo la pinta de una cita)

Anónimo dijo...

Fran, es exquisito este texto, una cadencia de realidades lograda, torneadas con sensualidad, con intensidad, con el alma y el cuerpo.
Desde ya disiento con tu concepto de años "incompletos" , creo que tu sensibilidad viene de otras vidas, creo que tú eres en tí mismo un completo enjambre de números carnales, eres un abecedario de metáforas y por suerte eres real.
Creo que pude identificarme con esas ganas de tragar el sol y masticar la vida , de a pedazos, de tirarnos encima todas las medias tintas que derramamos en nuestra cobardía, de empaparnos de mundo hasta que las espinas duelan en el alma.
Creo que eres completo y mereces
otro ser completo en este camino, y hacía mucho que no lograba identificar mi presente con algo escrito por otra persona.
Parece que me estuviseras viendo desde un espejo blanco, ya despierto.
Te dejo mil sensaciones aún aletargadas para que me despiertes.

Fran dijo...

Jamás nadie me contestó así. Tiene tu poema musical como rumba pendiente de bailar.

Porque pareces un animal, porque amarte a ti, afotunadamente, debe doler siempre; porque yo que sé un poco de leyes, eso es alevosía, pura alevosía. Sólo así quiero que me amen.

Y tu conclusión final me lo dice todo: la fatalidad, lo más carnal que tiene la carne juntos.

Si me juntara a ti así, ya no sabría jamás lo que es separarse.

Fran dijo...

Paola es mi texto, ha sido siempre mi manera de andar por la vida, soy sensual y amo el alma y el cuerpo todo junto.

Pero insisto tengo años incompletos aún, traigo una vida muy llena y acertaste porque sin que se me escapen dos o tres metáforas, no sé escribir.

Pero también te equivocas, soy muy incompleto, lo que quiero es que me quede tiempo para completarme, pero me satisface como aquel que deja una palabra suelta que te identifiques en mi escrito y dejes en tu respuesta sensaciones pendientes, todos las tenemos pendientes de despertar.

Anónimo dijo...

Hermosa apología a la sensualidad.
al esplendor del ese sentimiento
tan necesario como el agua, como
el aire que respiramos...
Pero, el amor, en qué recodo se
nos quedó olvidado?

Fran dijo...

Nunca olvido el amor, para él necesito las fuerzas y las ganas de vivir, es su testimonio, su lugar.

Cómo conducirlo, ya entra en la privacidad del sentimiento.

Anónimo dijo...

Fran queridísimo mío, encontrar en cada palabra una frase inagotable de valentía, de lucha, de buen hacer, un torrente de sensibilidad es encontrarte a ti. Celebérrimo

Por encima del tiempo y la distancia al otro lado siempre,

María

Fran dijo...

Y yo contigo porque te conozco el suficiente tiempo para saber de lo que tú eres capaz también.

Al otro lado, pero abrazados.

Anónimo dijo...

La pasión, que no tiene forma
de describirse, que envuelve,
obnubila, trastorna, a veces,
desaparece, sin avisar, o muere
en la cuna. El amor, que nada
pide, nada exige, todo lo da,
puede durar toda una vida.
Yo lo sé.

Anónimo dijo...

La satiscacciòn es parte de un no se q, q a veces nos ataca como virus sin tratamiento farmaceutico. Queriendo recuperar esas lagunas , q no siempre es posible por mucho empeño, amanescamos con la ilusiòn de llegar a nadar en sus aguas sin pensar a veces q son lagunas de sal........ y solo me queda admirarlas, ya q todos esos huecos en su momento fueron los adecuados, el presente nos desafia y con bastòn o sin el sobrevivimos.
¿No te parece suficiente desafiarlo con las letras? tù sabes comparir y nos das un tiempo para pensar.
Yo soy partidaria de no retroceder en nada, solo seguir caminando " sin andar no se hace camino" cruzando sueños un vacio lleno de dichas.
Besos maria dolores.

Fran dijo...

Me ha gustado, María Dolores, lo del virus farmaceútico. Y evidentemente sólo siguiendo la marcha al máximo que te permiten las posibilidades puedes llegar a un pequeño mundo de dichas.

Gracias por tu respuesta y un beso

Bambú Blanco dijo...

Me gusta la idea de lo incompleto porque ofrece la posibilidad... incluso de la belleza.

Un saludo.

Fran dijo...

Sí, ambas ideas son bonitas, Bambú, no haber llegado y querer llegar a más.

Un beso