miércoles, 17 de diciembre de 2008

He elegido el ocio de las palabras y el cariño

Quiero salvar aunque sea en vano el tiempo que se ha ido y no perder el que me queda y para eso no queda más recurso que enriquecerse con el ocio porque ya estamos en la madurez, lo adulto, lo consumado. A lo mejor eso ni existe, llevábamos el mañana dentro y eso ha sido el tiempo que ha avanzado. Pues en ese tiempo de luego que solo retiene los restos del recuerdo, me he plantado entre medio –erguido, me aconsejaron para vencer mi forma de caminar- y elegí entre tanta confusión: las palabras y el cariño. Siempre insisto: para no llegar a verles nunca su final.

El cariño es fácil: una mujer puede ser a la vez la verdad y la belleza. La verdad porque puede decirme lo que necesito escuchar, ya me encargaré yo de darle tinte verdadero porque proviene siempre de la intención; la belleza en esa vida más alta que todos buscamos. En cuanto a las palabras, estaremos de paso con ellas, duermen, hasta que alguien quiere, las despierta, les da sentido, las necesita.

Se me van cerrando carpetas, sitios que podía llegar y ahora no llego y lucho porque se me abran huecos nuevos. Todo tendrá sentido si con ayuda del cariño que pongo al decirlo, acaban siendo formas nuevas de mantenerse en la vida, el ocio elegido con esfuerzo y empeño. Que no me robe nadie tiempo porque me falta tiempo, elegiré las maneras de darle mejor sentido, riqueza y atractivo. Así voy haciendo el camino para el rito del cariño porque ganadores son sólo los queridos hasta la empuñadura, vamos haciendo sueños, palabras hasta desbaratarnos, siendo capaces de alimentar un escritorio público descarado y tierno.

No puedo pasar ningún amanecer quieto sin pensar en que alguien me esté queriendo, cierro a veces el libro y eso es lo que creo para que cada palabra tenga su sustento verdadero, la que estoy leyendo, la que voy a escribir luego. Así me voy imaginando el propio cuerpo ya, con el que después le pide sitio, la excitación que necesita seguir siendo excitación.

Necesito inventarme para cultivar ese ocio algún disparate, lo que diga la razón que no debe ser cierto, donde falle el cálculo, la prudencia, hasta el miedo. No, nadie nace terminado y yo estoy así de esa manera en eso, en ir terminándome pero con la mejor resistencia a que se acabe.

Agotaré siempre que pueda ese fácil sistema de no pensar más. Haré lo contrario, pensaré en lo que viene porque me lo habré fabricado, me lo estoy haciendo a ratos: el libro siempre abierto, la apagada música como si viniera de lejos que me pongo cada mañana en compañía persistente.

Quiero el aprendizaje de quedarme, de aquí no me tira nadie: os lo dije de la mujer verdadera y bella, el ruido de los besos y la risa que viene luego; las debilidades de uno y otro que juntas ya van siendo menos debilidades; el problema y placer de contarlo luego. Por eso, para que me basten las palabras para poder penetrar en cualquier otra vida, preparando –ya que estoy en el ocio- el abrazo libre y promiscuo.

Más o menos todas las vidas acaban en derrota, se anticipa el físico y lo otro viene luego cuando se sabe de verdad quién eras. Pues yo quiero que la mía no se acabe, que se entretenga: con la lectura, ese vicio impune que decía Larbau, con el silencio de una madurez que se resiste a que la llamen peor; la piel que puede ser necesaria para la lealtad con otra piel.

Siempre termino en el mismo desvergonzado camino, como en ciclos sucesivos de obscenidad y ternura. Podría ser una forma de titulación a todas las palabras: la obscenidad del empeño, diciendo, escribiendo; la ternura de la penúltimo caricia porque nunca se me acabará el cariño.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Que nunca, nunca, nunca se te acabe el cariño. Que cada amanecer despiertes rodeado de palabras aguardando tus manos.

Feliz Navidad, Fran.

Un beso,
J.María

Fran dijo...

Es que lo he elegido como ocio, como pausa entre cualquier actividad a la que ya no llego. LO NECESITO. Y con él entre mis manos, a las palabras que duermen, les daré mi vida.

Sé feliz con los tuyos estos días de Navidad, J.María.

Y no olvides mis besos.

Anónimo dijo...

Querido amigo, ha escogido la afición más adecuada para detenerse en ese tramo del camino, con los conocimientos de las letras y del camino, es justo que lo comparta pero también es justo que le paguen con lo que merece, todo el cariño del mundo, además, pedido así, quién te no negaría?
Espero darle el suficiente sentido a las palabras, cultivarla al máximo, o lo que pueda, por que nunca es lo que queremos, si no lo que quieren de nosotros, vos encuentra en la mujer lo que yo no puedo ver, eso lo ha de ver las personas que nos rodean pero siempre es lindo que alguien lo vea de nosotras.
Procuraremos no pedirle tiempo, ya dejó usted muy claro que le falta, eso va con una sonrisa, espero vaya usted conociéndome un poquito, mis letras no son tan claras como las de usted pero el buen entendedor con pocas palabras bata, le nacerán huecos como flores en primavera y se convertirán en sueños, por que nunca faltó camino a los luchadores y sus letras confiesan que es un guerrero, de los que nunca se rinden.
Encuentra usted, en las letras, las palabras, en las palabras el amor y la necesidad, esa necesidad de ser amado, de que alguien reconozca su esfuerzo, es ahí la lucha consigo mismo, la búsqueda de cariño, la inconformidad.
Usted no se terminará, eso le pasa a una cerveza pero a usted lo devolverán, cuando llame a la puerta del descanso, aquí, iría una gran sonrisa y un besote, cuando la hubiese asimilado.
Que bello, poder leer con la música suave de fondo, que lujo, así es fácil fabricarse sus días y sus noches, luchar contra la realidad para seguir caminando.
Ese abrazo lo seguirá compartiendo aquí, es aquí y ahora en lo que debe pensar, lo demás no nos interesa, siempre llega sin avisar, para qué pensar en el mañana, con lo bello que es el hoy.
Su vida no acabará así, tiene sus letras de apoyo, un ejercito a su favor y la mirada de esa mujer, esa de la plata, esa de las axilas, la de su sueños, esa que cada mañana, le empuja para que abra ese libro donde pone un te quiero.
Por fin he llegado a mi fragmento favorito, ese final donde deja usted claro que a pesar de la mezcla de realidad y fantasía, sabe usted perfectamente separar las dos, para llevarse ese aprobado con sobresaliente y el beso con permiso, claro.
Ley.

Anónimo dijo...

Fran querido, mi felicitación en estás fechas tan significativas por tus palabras, dedicación, atención, por acompañarme desde tu palabra y tu gesto tierno, ¡Ten muy buena Navidad!

Un beso con toda el cariño puesto,

María

Fran dijo...

Es tan bella tu respuesta, Ley, que no sé por dónde empezar. Invertiré el orden o al menos lo alteraré. Ya entiendes muy bien que una mujer con unas axilas perfectas para mis sueños, ya tiene lo que tú dices que no ves en la mujer.
En ti está la calidad de tu bondad, de tu saber ofrecer cariño por la simple lectura, de hasta tu esfuerzo por que tus palabras puedan juntarse a las mías porque en las palabras no hay cultura, hay intención.
Y el abrazo lo tienes, y lo tendrás siempre porque ya lo has visto todos mi ocio es decir que lo necesito.
Y además del abrazo una respuesta bellísima como la tuya.
Beso siempre permitido.

Fran dijo...

A ti en lugar de felicitarte, te abrazo. Te siento, te recuerdo, estás en este escritorio por derecho propio.

Disfruta con los tuyos y mis besos

Anónimo dijo...

Es un placer despertar rodeado de bellas palabras y cariño organizándo la juventud habida sin añorar ni un peldaño superado, ni un escalón más avanzado, sin pócimas ni fórmulas secretas, simplemente descubriendo que lo que uno busca siempre nos aguarda en nuestro interior, allí es y será, donde encontraremos las verdaderas claves para alcanzar todo propósito.Todo es algo así como la FELICIDAD,como el ocio que gestan las palabras para darle vida, es algo como una simple frase, un espacio perfecto, un rincón silencioso, un pensamiento solitario, para degustar lo que queda de la juventud de antaño. Maravillosa intensidad que sigue avanzando peldaños haciéndo que el envejecer sea seguir surcando lo más bello que se puede haber soñado y con ello, hasta la eternidad embriagandose de placer.
Feliz Navidad para todos.
Ana

Fran dijo...

No, Ana querida, no hay fórmulas secretas: seguir buscando en nuestro interior -y tú sabes muy bien lo que es eso- por la estética y la ternura que siempre pusiste aquí al hablarme, porque me estás hablando muy de cerca.

Mi ocio y mi goce juntos en este espacio donde siempre tienes un sitio. Nadie aquí se puede hacer ni mayor, ni mucho menos viejo. Sólo tendrás placer y cariño.

Fran

Lila dijo...

Ajá, el cariño está muy bien para llenar esa necesidad, ¿Pero la locura del embriagador amor verdadero?

Cierto es, no hay que perder el tiempo, ni un segundo, hay que llenarlo todo, pero de amor...

Escribes de miedo ¡Que peligro!

Fran dijo...

Ya me gustaría, Esperanza, tener ese amor que llamas embriagador. ¿Cómo es?

Cuando tengas un rato, me lo explicas. Aprendo pronto, y entonces podemos correr juntos cualquier "peligro".

Lila dijo...

Eso no se aprende te sorprende,invade,motiva, como entrar sin darte cuenta en una burbuja que lo empapa todo.

En fin, algunos dicen que dura tres años, yo creo que puede ir evolucionando y perfeccionadose.

Un Besito Fran, que tengas un domingo tan nubladito y relajante como el mio.

Fran dijo...

"Empapado" pasaré el domingo por esa burbuja.